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 Prólogo

Formar parte del entramado que conforman las fiestas de Moros y Cristianos de Villena es, cuanto menos, apasionante. Y es que las fiestas, nuestras fiestas, son mucho más que ponerse un traje, antiquísimo y precioso, y salir ufano a la calle a desfilar durante el corto espacio de tiempo de cinco días al año. Añado, no que es que sea mucho más, es que esto es tan sólo una ínfima parte. No está mal recordar que nuestras fiestas son sobre todo tradición y eso significa cultura, religión, raíces, esencia… las fiestas forman parte de nuestro comportamiento como miembros de una sociedad, se convirtieron, hace ya más de diecisiete décadas , en un aspecto incluso biológico, son en definitiva, y como seguramente diría un psicólogo, antropología.

Formar parte del entramado que conforman las fiestas de Moros y Cristianos de Villena significó para nuestros antepasados, allá por la mitad del siglo XIX, una manifestación de júbilo y espontaneidad con la que unían lazos con el pasado y la historia de esta tierra, que ahora es la nuestra, además de una manera de entender el paso por la vida. Meritoria y digna de elogio fue aquella valentía y disposición pero no menos significativa y elogiable ha sido la actitud que desde entonces, generación tras generación, ha ido aportando imaginación, trabajo y esfuerzo demostrando que por innumerables y grandísimos obstáculos que pudieran haberse presentado ninguno era insuperable.

Ahora, los que formamos parte de este entramado tenemos la suerte de contar con un camino maravilloso hecho y una respetable sapiencia sobre él, pero la dificultad de saber respetarlo adaptándolo a las circunstancias sin que merme su significado y esencia para volver a impulsar todas y cada una de nuestras tradiciones a un futuro cercano, y si es posible, lejano.

Todo lo que comento no es en vano ya que en esta ocasión, y en esta Revista Especial “Día 4 que fuera” de 2010, una publicación que desde 1984 ha sido y es capaz de reflejar la vida festera de nuestra ciudad fiel y ejemplarmente, considero oportuno dar luz sobre un acto interno que los Moros Nuevos llevamos a cabo más de un siglo. Y es que todas y cada una de las Comparsas villeneras somos piezas del mismo puzzle. Todas tenemos una forma determinada, un color concreto y un sitio inequívoco e irremplazable. Unidas y colocadas en nuestro lugar conformamos una estampa preciosa. Poro esto no es una dificultad, ni mucho menos, para que cada una de nosotras tengamos identidad propia. No en vano lucimos prendas distintas, celebramos aniversarios en fechas diferentes y tenemos idiosincrasias, en ocasiones, muy opuestas. Los actos internos de cada Comparsa así lo corroboran y los del raso amarillo en esta particularidad no desmerecemos para nada sino todo lo contrario. Actos internos de los Moros Nuevos son: (a lo largo del año) la Romería al Santuario de la Virgen de las Virtudes, el concurso de Dibujo Infantil, el Brindis Fin de Año, el Ecuador Infantil, el consolidado y cada vez con más participación concurso de Pintura Festera y Fiestas Populares, el almuerzo del Huevo Frito, la Donación de Sangre, el Reencuentro con La Cábila, la Gala de Bailes de Salón y este año como novedad han sido el Campeonato de Pinball Moros Nuevos y la Party “Juegos en Red”; (Durante las días de fiestas) la Entradica, la Cena Homenaje a la Mujer –creada en 1969-, la Cena de la Hamburguesa en la noche del Día 5, la Misa del Cementerio a los Difuntos en la mañana del Día 6, la Rueda tras el desfile de nuevos Cargos Festeros en la Plaza de Santiago, el Fin de Fiestas, y ahora Despedida de los Cargos del Día 9 y, me lo dejo expresamente para el final, el concierto y visita al Asilo de los ancianos en la tarde del día 6 coincidiendo en el tiempo con la Embajada en el Castillo de la Atalaya. Un acto que por lo histórico y por el enorme cariño que, los que nos denominamos en otro tiempo Moros Musulmanes, le tenemos, merece dedicarle la atención que se merece.

Algo de historia

El lugar donde se celebra este acto que, como digo, es uno de los más emotivos, la Visita del Día 6 al Asilo de los Ancianos en la tarde del tercer día de fiestas (contando el Día 4, por supuesto) es, además de una residencia, una verdadera joya tanto por su historia, su construcción como por el escudo que luce. Merece la pena recordar que es un edificio de finales del siglo XVII o principios del XVIII y que fue la casa solariega de la familia Mergelina. El noble linaje de éstos, originario, al parecer, de Tudela (Navarra) se extendió, desde nuestra localidad por todo el reino de Murcia. En 1476, los Reyes Católicos, tras la intervención de don Fernando de Mergelina, bachiller, contra el Marqués de Villena, don Diego López Pacheco, le hicieron entrega de una propiedad en el campo.

El escudo de este palacete, el cual se ve en la Plaza de las Malvas, está relacionado, según D. José María Soler, con D. Cristóbal de Mergelina Muñoz y Mota, caballero de la orden de Santiago y Alférez Mayor Perpetuo de la Ciudad. Este blasón campea entre los dos últimos balcones. Es un escudo partido, con las tres lises y el león de los Mergelina en el primer cuartel, y quinas, barras, cruz de calatrava, brazo armado con espada, bandera y cinco bueyes en la segunda división, que lleva bordura de armiños y corresponde a las armas de los Muñoz. Va timbrado con corona marquesal y cruz de Santiago. Todo un vestigio, que se mantiene firme y orgulloso, del pasado.

Cuando el palacio pasó a ser Asilo de Ancianos, en 1888, era propiedad de los señores D. Rafael Aynat Cifre, Dña. María Concepción Mergelina Selva y su hija Dña. Dolores Aynat Mergelina y allí, por cierto, reposan sus restos. La caridad de esta familia se ve refrendada de nuevo al saber que Dña. Dolores Aynat fundó el colegio Nuestra Señora de los Dolores, donde están las Hijas de Caridad de San Vicente de Paúl, donando para este menester el edificio.

 

Los inicios

Es, en ocasiones, harto complicado encontrar la fecha, los motivos y el momento justo de aspectos concretos. Así nos ocurre, entre otros, con la Comida del Asilo. Lo importante, de todas maneras, es intentar ser lo más exacto posible y que la información no deforme, ni en la forma ni el contenido, como se ha de intentar en todo momento, la realidad.

D. Alfonso Esquembre García es el socio número 1 de la Comparsa de Moros Nuevos y también socio número 1 de la Junta Central de Fiestas. Él, nieto del primer Presidente de la Comparsa y bisnieto de fundador, siempre ha mostrado un gran interés en el tema que nos atañe y ha investigado mucho al respecto. Confirma categóricamente al respecto que su padre, nacido en 1892, afirmaba que la realización de la Comida del Asilo era “de toda la vida”. La tradición oral, no cabe duda, no es siempre la más oportuna pero cuando viene de fuentes fiables no debe rechazarse de plano.

El que la Comparsa de Moros Nuevos ya realizáramos la Comida en el Asilo a finales del siglo XIX sería posible por las fechas en que este centro se fundó. Sabido es que las Hermanas llegaron el 25 de enero de 1883, bajo los auspicios espirituales de Santa Teresa Jornet y el sacerdote D. Saturnino López Novoa, instalándose en lo que hoy es el Centro de Salud que hace esquina con las calles Trinidad y San Francisco y que se denominaba Santo Hospital. Cinco años después, el 19 de noviembre de 1888, la asistencia y el cuidado específico a los ancianos se consiguió al trasladarse las Hermanas al edificio donde ahora está situado el Asilo -Por estos años la Comparsa estaba afianzada ya que nuestra fundación, ya sea oral o escrita, está documentada para estos años-. Este edificio no tenía, por aquel entonces, el patio ajardinado con el que ahora cuenta sino que eran tierras de huerta con cuadras para las caballerizas y enseres de labranza. Por esto, D. Alfonso Esquembre lo ha explicado en alguna ocasión, la Comida de los Ancianos se celebraba en la fachada de la Plaza de las Malvas pero ante las inclemencias del tiempo, el montaje y la curiosidad se optó por elegir lugares cerrados como vamos a ver a continuación.

La que fuera Superiora de la Casa Local, la Madre Sor Dominga Herrera, repasó en su día las actas de Fundación del Asilo. Ella no encontró en ellas la fecha, el motivo o el momento específico del que hablaba antes, pero sí multitud de referencias a esos moros de pantalón amarillo que desde tiempo inmemorial nos acercamos con tanto gusto hasta el Asilo.

 

Hasta la Guerra Civil

Nuestro libro del 150 Aniversario publicado, como no podía ser de otra manera, en el año 2003, es una fuente magnífica de datos y curiosidades. Éste está redactado con mimo y cronológicamente narra, como si de una novela se tratase, todo y cuanto a lo largo de todo este tiempo ha acaecido en el seno de nuestra Comparsa. Tiene variados e interesantes apartados pero, como digo, su parte principal es prosa que se desgrana año tras año y por eso para recabar particularidades, como la que en este artículo trato, se ha de ir filtrando lo que en cada momento nos abarca. Según nuestro libro es durante la Presidencia del alcoyano Antonio Valor Ripoll, en 1905, cuando se crea la tradicional Comida de los Ancianos, aspecto ya he remarcado anteriormente y que probablemente deberíamos rectificar para próximas publicaciones y Aniversarios. Se tiene constancia de que ese año, 1905, los mismos Moros Nuevos y sus esposas sirvieron el ágape a las puertas del Asilo, amenizando el acto la Banda de Música Primitiva de Alcoy, agrupación que acompañó a nuestra Comparsa muchos años, quizá por darse la circunstancias de que inicialmente estuvimos muy ligados a la Filá de la Llana de esta localidad alicantina y por el Presidente citado. Había nacido y se estaba consolidando fuertemente un acto que nunca ha dejado de celebrarse a pesar de duras circunstancias y de incluso no participar directamente los Moros Nuevos en los festejos, como así sucedió durante la Guerra Civil e incluso algún que otro año por diversos motivos.

Es de destacar que en 1908 siendo Alcalde de Villena D. Salvador Amorós Cerdán y Presidente de la Comparsa el gran cabo D. Pedro Galipienzo Perpiñá “Caratorta” sucedió un caso insólito al darse la consabida Comida junto con la Comparsa de Marruecos. Así figura, además, en el Programa Oficial de ese año. Circunstancia que no se ha vuelto a repetir.

Duros fueron los siguientes años. 1909 debido a la suspensión y posterior celebración, una semana después, de las fiestas bajo la Presidencia de D. Sebastián Lidó Bravo y los años 1910 y 1911. Periodo en el que era Alcalde D. Luis García Catalán y nuestro Presidente D. Antonio Catalán Ballester “El Chato”. Cabe recordar que en 1909 la Guerra de África acarreó grandes disturbios y supuso un enfrentamiento crudo entre la población y los gobernantes de entonces. La perspectiva de todo aquello, cien años después de producirse, es complicada de entender debido a las circunstancias de aquella época que poco tienen que ver, afortunadamente, con las actuales. A pesar de que en los Programas Oficiales no aparece la Comparsa la memoria de quienes allí estuvieron y contaron a sus descendientes, nosotros, nos dice que sí salimos. Recordada fue por nuestros mayores la decisión de última hora, acaecida en 1910, de telegrafiar a la banda de música, preparar los trajes y estar dispuestos. –Lo precipitado del hecho dio como consecuencia que llegaran tarde los músicos y desfilásemos los Moros Nuevos detrás de la Comparsa de Cristianos- . Entre tanta adversidad, anécdotas y vicisitudes la Comida a los Ancianos no dejó de celebrarse bajo ningún concepto y queda refrendado esto tanto por las crónicas de nuestra Comparsa como por la historia del Asilo de Villena.

Por 1913 aparecen los salones del Teatro Artístico como el emplazamiento donde se daba la Comida a los Ancianos. Esto puede significar que ya se venía haciendo en este lugar desde hacía unos años ya que éstos salones existían con anterioridad a dicha fecha. D. Regino Arenas Marín era por entonces el Presidente, cargo que ostentó desde 1912 hasta 1918.

Desde 1919 a 1924, periodo presidido por D. Luis Coloma Jordán, la ubicación de este acto varía. En 1919 tenemos constancia de que se realiza en los salones del Artístico pero en los siguientes tres años, desde 1920 a 1922, es en el mismo Asilo, siendo en el Círculo Agrícola Mercantil en 1923. Año en el que varía el día de celebración al ser ofrecida el día 7 como no es tradicional debido a ser este el año de la Coronación y para este día y hora se llevó a cabo la especial y muchas veces recordada “Procesión de las Antorchas”.

El Día 7 debió de parecer una fecha adecuada en aquellos momentos ya que durante los siguientes años, en 1924, 1925 y 1926 se mantuvo este día y, además, también en el mismo lugar, el Círculo Agrícola Mercantil. Ya en 1927 aunque se mantuvo este emplazamiento no sucedió así con la fecha volviéndose a celebrar, como tradicionalmente se hacía y se hace, el día 6. Este año nuestras fiestas tuvieron un día más y se alargaron hasta el Día 10 ya que se celebró el 4º Aniversario de la Coronación de la Virgen.

A finales de la década de los 20 la Comparsa era muy reducida y pasó por momentos muy duros económicamente. En las Fiestas de 1930, por ejemplo, tan sólo 14 Moros Nuevos desfilaron. A pesar de ello la tradicional Comida no dejó de celebrarse debido a la gran labor de festeros que realizaron un gran esfuerzo recaudando dinero y colaborando en todo cuanto era necesario. Presidentes como D. Antonio Mora Tomás, que lo fue desde 1925 hasta 1929 y en 1934 y 1935, y D. Francisco Hurtado García, desde 1930 hasta 1933, sus Juntas Directivas y los contados Moros Nuevos lograron el milagro del relevo de las tradiciones.

A partir de principios de la década de los años treinta la Comida de los Ancianos pasó a darse en el Teatro Chapí y en el se llevó a cabo hasta mediados de los cuarenta. Por tanto en la época de la Guerra Civil este era el enclave elegido para nuestro más que centenario acto.

Las instalaciones del mismo Asilo, a principios de siglo, los salones del Artístico, durante la segunda década del siglo XX, el Círculo Agrícola Mercantil, a partir de 1923 y el mismísimo Teatro Chapí, en los años treinta y hasta mediados de los cuarenta fueron, como hemos visto, los emplazamientos en la primera mitad del pasado siglo para nuestro emblemático acto. Lugares con mucho arraigo y solera en el ámbito cultural y sentimental de nuestra ciudad que fueron testigos de años duros y a la vez de acontecimientos tan emotivos como el que festeros, a pesar de todo, tuvieron tiempo y ganas que dedicar a los más mayores.

 

Desde la Guerra Civil hasta la actualidad.

La época del Hotel Alcoyano dio comienzo en 1944. Un emplazamiento que, como los anteriores, es todo un referente para la memoria histórica de los villeneros. Muchos de nuestros mayores lo recuerdan todavía.

58 comensales fueron los que dieron cuenta en el citado hotel en 1948 de la tradicional Comida del Día 6. Una cifra más que considerable teniendo en cuenta los apuros y las restricciones de la época. Muchas han sido y son las satisfacciones, los agradecimientos y las miradas de felicidad que han contrarestado al esfuerzo económico, e incluso logístico, que se debía realizar, el cual era dantesco. Mirando las Actas Internas de la Comparsa sabemos que este año la factura del hotel ascendió a 867 pesetas de la época. Así, sucesivamente, y a modo de curiosidad podemos plasmar las cuantías de los siguientes siete años: en 1949, 935 pesetas; en 1950, 1.044 pts.; en 1951, 1.200 Pts. (para 60 comensales); en 1952, 1.220 pts.; en 1953, 1.180 pts.; en 1954 (año del Centenario de la Comparsa), 1.140 pts. Y en 1955, 1.320 pts. (55 personas a 24 pts.)

Siempre que ha sido posible la Banda Oficial de la Comparsa ha estado en el acto del Asilo. A principios del siglo XX hemos hablado, por ejemplo, de la Banda de música Primitiva de Alcoy. Lógico es que esto haya sido así ya que no entendemos las fiestas, y por extensión, ninguna de sus manifestaciones, sin un pasodoble, una marcha mora o una marcha militar de fondo. Éstas melodías son nuestra banda sonora durante los días grandes y no podemos llevar las fiestas, a quienes no la pueden disfrutar como lo hacemos nosotros, si no la llevamos para que la compartan un poquito. Toda la música y más la festera encuadrada en su ambiente –y hasta podría decir que siempre- es capaz de enardecer, de hacer vibrar, de sentir, de rescatar, de aflorar sentimientos… Muchas y grandes Bandas de Música nos han acompañado. En los años 1951 y 1952 fue la Banda de Bocairente y en 1953 la Primitiva de Palomar.

Durante esta década de los 50 el acto se fue afianzando más si cabe ya que el hecho de llevar a un lugar de prestigio a los ancianos les satisfacía gratamente y el hacerlo de esta manera se había convertido en una sólida costumbre. D. Regino Coloma Sebastía, Presidente catorce años y D. Cirilo Azorín Calomardo, que lo fue desde el año del Centenario (1954) hasta 1957, lucharon mucho para que todos los Días 6 se volviera a producir la magia y este precioso binomio de Moros Nuevos y ancianos. Ellos trasmitieron a sus predecesores: D. José García Galbis, D. Pablo Castelo Villaoz, D. Antonio Tomás Conca, D. Pedro Palao Llebrés, D. Francisco Zapater López…(Presidentes hasta la década de los setenta) y a toda la Comparsa la importancia de no dejar de realizarlo con entusiasmo y vehemencia.

La primera vez que se realizó este acto en las mismas dependencias que en la actualidad fue en 1971. Este año entró en funcionamiento el edificio que hoy conocemos y que tiene entrada por la Plaza de las Malvas y también, de vehículos, por la calle Ferriz. El mismo que en su día fue la casa solariega de la familia Mergelina. El confortable y espacioso jardín ha conseguido, desde entonces, que la estancia sea, si cabe, más acogedora y confortable. El tradicional paseo que discurría del brazo de los ancianos por la calle San Francisco y por el Paseo Chapí, hasta llegar al Hotel Alcoyano, se echó de menos después de tantos años a pesar de que, aunque en distancia mucho más reducida, éste jamás se ha perdido ya que del “bracete” de los Moros y, desde 1991, Moras Nuevas, siempre llevan los ancianos hasta su mesa a la hora de cenar. Para los ancianos supone una grata novedad que un festero, ataviado como tal, tenga esa cortesía. Para el Moro Nuevo o la Mora Nueva que tiene el honor de llevar al anciano o anciana supone un regocijo inmenso. La agradable conversación que dispersan y el entusiasmo e interés que muestran son impagables.

En 1977 las Embajadas se trasladaron, con gran acierto, desde la plaza de Santiago al castillo de la Atalaya modificándose, de la misma manera, el horario de las Guerrillas. Esto provocó que no pudiésemos contar con la Banda de Música en esta ocasión pero por la importancia que tiene la música, como decía antes, este problema se solucionó con premura para los siguientes años.

El acto del Asilo del año 1982 es muy recordado debido a que la Banda de Carlet, nuestra Banda Oficial por aquel entonces y galardonada en varias ocasiones, interpretó dos piezas que sorprendieron muy gratamente. Una de ellas fue “Ganando Barlovento”, una marcha militar muy bonita con la que, además, horas más tarde desfilamos en La Cabalgata de ese Día 6. Y la otra fue una composición realizada para nuestra Comparsa en el año del Centenario y que era prácticamente desconocida ya que había pasado, ilógicamente, al olvido. Para la interpretación del pasodoble “Día 4 que fuera”, pieza en cuestión, fueron necesarias las hojas de instrumentalización elaboradas por D. Manuel Carrascosa García. Por suerte esta obra una vez “rescatada” ya no ha pasado al olvido de nuevo. Justo es mentar, como he hecho antes con sus homónimos, a D. Ramón Martínez Payá, D. Rafael Ruiz Martínez, D. Francisco Moya Soler, D. Antonio Valero Costa, D. José Giménez Navarro, D. Vicente Ferri Silvestre, D. Mateo Hernández Llorca, D. Pablo Castelo Pardo y D. José Luis Valero Costa, quienes, como Presidentes, organizaron, junto con sus Juntas Directivas, durante la década de los setenta y mediados de los ochenta el acto del Asilo con acierto.

Hasta 1987 todos los Moros Nuevos nos reuníamos en el mismo Asilo para dar comienzo allí al acto en cuestión. Esto cambió a partir de 1988. Este año y por primera vez, bajo la Presidencia de D. Vicente Rodes Amorós, la Comparsa salió desde nuestra Sede Social, situada entonces en la calle Eduardo Dato. A las órdenes de D. Rafael Valor García las escuadras de raso de oro hicieron este recorrido: Ramón y Cajal, Joaquín María López, Corredera, Gaspar Archent, Trinidad y calle Ferriz. Para los ancianos resultó más emotivo si cabe y para quienes allí estuvimos todavía mucho más. Los de Carlet amenizaron en esta ocasión la tarde, antes de la cena, con fragmentos de variadas zarzuelas.

Un año después, en 1989, el Presidente de la Comparsa, en nombre de su Junta Directiva y de todos los Moros Nuevos, hizo entrega de una placa conmemorativa a la Madre Superiora para dejar constancia de la ilusión con que los socios y amigos acudíamos allí desde hace tantos años y para agradecer, como no, la hospitalidad y alegría que siempre hemos recibido tanto de los ancianos como de las Hermanas.

En la segunda mitad del siglo XX, lo hemos visto, tan sólo ha habido dos ubicaciones para el encuentro con los más mayores del Asilo: el Hotel Alcoyano y las dependencias del mismo Asilo como ahora las conocemos e inauguradas en 1971. A pesar de que en varias décadas el acto no haya contado con ninguna variación cada año es distinto y así han intentado que fuera los Presidentes D. Manuel Estevan Ferriz, D. Antonio Velasco Navarro, D. Rafael Valor García, D. Francisco Abellán Candela y en la actualidad, D. José Hernández Sánchez y su Junta, quienes para ello no escatiman en palabras para animar a asistir siempre y ponen todos los medios a su alcance para que la tarde sea amena tanto para los que allí acudimos como, y sobre todo, para los ancianos. La Agrupación Musical los Rosales de Bolbaite, nuestra Banda Oficial, se prepara para la ocasión y nos hace pasar a todos unas deliciosas horas de música y sosiego.

Epílogo

Hablaba al principio del entramado que conforman las fiestas de Moros y Cristianos de Villena y lo que este significó para los que nos precedieron y lo que supone para nosotros mismos así como de la necesidad de guardar, adaptar y lanzar las tradiciones, sobre todo las que merecen la pena como es el caso de la Comida de los Ancianos. Un acto que, al ser privado, quizás alguna otra asociación lo pueda realizar en algún lugar pero que no tiene reminiscencias en otras localidades cercanas y del que no existen antecedentes, de la manera en la que los Moros Nuevos lo hemos enfocado desde el principio, aunque, eso sí, en muchos lugares, incluida Villena, como no, y cuando son las fiestas mayores se agasaja a los asilados con obsequios y presentes.

De lo que no cabe duda es de lo mucho que nos damos tanto unos como otros y lo poco que cuesta. Nuestra cara de felicidad, la de los ancianos y la de quienes les cuidan lo refleja año tras año –las Hermanas no han dudado, en multitud de ocasiones, en compartir alguna que otra prenda nuestra y en lanzar la gumía al aire-.

En estas ocasiones, en las que de lo que se habla está tan arraigado y es para nuestra sociedad tan importante, me vienen a la cabeza las doctrinas contrapuestas de Heráclito y Parménides, la del primero con su “devenir” y “todo fluye” y la del segundo que se presenta estática e inmóvil. Muchas veces lo hemos dicho y así figuraba escrito nada más entrar en nuestra anterior Casa, la de Eduardo Dato:”Los hombres pasan, la Comparsa permanece”. Ojalá dentro de muchos años sigamos derramando tinta para elogiar actos que van más allá de lo meramente lúdico y festero. Ojalá estos más de cien sean tan sólo el comienzo.

 

 

Amado-Juan Martínez Tomás

 

 

Bibliografía:

-Actas Internas de la Comparsa de Moros Nuevos.

-Esquembre García, Alfonso.

(2003) “La Comida del Asilo: Un acto único”. Programa Interno de la Comparsa de Moros Nuevos 2003.

-Libro del 125 Aniversario de la Comparsa.

-Libro del 150 Aniversario de la Comparsa

-Programa Oficial de Actos de 1908, 1909 y 1910.

-Soler García, José María.

(2002) “La fachada del Asilo y otras cosas del urbanismo local”. Villena. Prehistoria-Historia-Monumentos. Págs. 174-175.

 

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“La poesía es sentir hondo, pensar alto y hablar claro”

Duque de Rivas

“La poesía es un recuerdo de los mejores y más felices momentos de los mejores y más felices ingenios”

Percy B. Shelley

“Bien sé que no hay nada

nuevo debajo del cielo

que antes otros ya pensaron

las cosas que ahora yo pienso”

(Hojas nuevas) Rosalía de Castro

Nuestra Programa Interior – el querido Huevón 2009- ha estado dedicado este año a la poesía como bien sabéis. Las poesías son parte de nuestras vidas, existen y siempre, en algún momento hemos necesitado y necesitaremos de ellas. Y es que son un poco como la vida misma y como las fiestas que año tras año somos capaces de realizar. Comparo a los Moros Nuevos, todos juntos, como una bella poesía, un texto escrito en una forma particular, y cada uno de nuestros bloques como versos, ya que las oraciones se dividen en varios renglones llamados así. Y puedo ir más allá, cada una de nuestras filas es una estrofa, no en vano los versos se agrupan en conjuntos espaciados entre sí. Bien sabemos que entre las estrofas suele haber rima y que esto da musicalidad siendo versos libres cuando esta rima no existe entre los versos ni hay medida predeterminada… Encontráis el paralelismo ¿verdad?

“Y bien, ¿para qué escribo?

Y bien, porque somos así,

relojes que repetimos

eternamente lo mismo”

(Hojas nuevas) Rosalía de Castro

La nuestra, este año, ha sido una poesía perfectamente estructurada y en general con una rima perfecta. No obstante desde las primeras líneas ha sido así. El inicio del verano, la 3ª Gala de Bailes de Salón, que este año se realizó a beneficio de la Asociación de Familiares y amigos de Enfermos de Alzheimer de Villena y Comarca, el día 6 de junio, y, el 14, el Almuerzo del Pincho nos sirvieron para abrir boca.

El estío ha estado plagado de exitosas fiestas en La Cábila e incluso hubo un hueco el 10, 11 y 12 de julio para la Feria de la Cerveza, una recreación de la fiesta popular más grande del mundo, la llamada “Oktoberfest” de Munich. Una tradicional celebración que tiene su origen en la boda del príncipe Luis de Baviera con la princesa Teresa de Sachsen-Hildburghausen. El “zumo de cebada”, los pollos asados y los codillos fueron los protagonistas.

Agosto, para los Moros Nuevos, es mes de Junta del Día 15 –este año al ser sábado, tras la merienda, también hubo cena a la que, por cierto, nos apuntamos muchos- de Pasacalles Festero, de Romería de Nuestra Señora de las Virtudes, este año el día 30, y de Presentaciones.

La Cábila fue, el día 23, un lugar de fantasía, cuentos, príncipes y princesas para nuestros cargos infantiles. Para ellos fue este acto, la Presentación de la Madrina Infantil, un evento repleto de música, baile y encanto. Gloria Bosque y Gloria Úbeda condujeron con gracia y soltura un guión muy bien estructurado inspirado en personajes de la factoría Disney. Desde el estrado pudieron ver una bella Sala de Fiestas repleta de ellos (de personajes) y fueron testigos de cómo Antonio y Roberto, Capitán y Alférez Infantiles eran capaces incluso de poder desincrustar la mismísima espada de Excalibur y como Laura, Madrina Infantil, era investida en su cargo siendo capaz, con su discurso, de reflejar su entusiasmo e ilusión. Después llegó la merienda y, como no, los juegos.

La noche del sábado 29 de agosto tuvo lugar la Presentación de la Madrina Mayor. Ella, Marta, espléndida y radiante, vestida de granate, y acompañada de José Blas y Felipe, su padre y tío, Capitán y Alférez Mayores aparecieron subidos al lomo de un enorme lobo. Una malvada Reina de un País llamado Pasian, envuelta en un frío ambiente, deseaba con anhelo un trono: el de Madrina de los Moros Nuevos. Por ello, no dudó en tomar su carruaje y secuestrar a los cargos que inmediatamente iban a ser presentados, llevándoles hasta su País para convertirlos en niños que no pudieran recordar nada de su pasado –la Madrina Infantil, por esto, también tuvo un importante papel- Una vez allí, pudimos ver cómo tuvieron que superar las distintas trabas con las que se iban encontrando, para finalmente escapar y regresar a la Cábila de la manera que comento. Hubo ballet, pirotecnia, una banda sonora envolvente, un espléndido y distendido guión y una puesta en escena magistral. El blanco e inmaculado escenario, las interrumpidas palabras del Presidente y el emocionante discurso de Marta, entre miles de trabajados detalles más, permanecerán largo tiempo en nuestra memoria.

“Tus ojos me recuerdan

las noches de verano

y tu morena carne,

los trigos requemados,

y el suspirar de fuego

de los maduros campos”

(Inventario galante) Antonio Machado

La séptima Entradica que los Moros Nuevos hemos llevado a cabo, la de este año, tuvo la novedad de que fue en La Cábila y no en La Casa, como había sido hasta ahora. El cambio ha sido beneficioso y todo un éxito. Desde allí “Los Chicuelos”, de Agost, nos hicieron dar un paseo por toda una Villena expectante y ansiosa de fiestas. Este día nos dio paso al ansiado día 4 y a La Cena que en 1969 bautizamos como la del “Homenaje a la Mujer”. Nuestra Sala de Fiestas volvió a ser, gracias, entre otros aspectos, de la orquesta “Primera Plana”, referente de elegancia y distinción.

“Yo no sé muchas cosas, es verdad.

Digo tan sólo lo que he visto”

(Sé todos los cuentos) León Felipe

El día 5 siempre es especial, tiene un brillo único. Nos hace vibrar. Y eso es lo que hicimos cuando tras el joven y fresco Pregón de Gema Barrachina, en la Fiesta del Pasodoble pasaron nuestros Cargos. Ellos, a los sones de “La Jaima”, composición confeccionada y regalada este año por Miguel Ángel Más Mataix -autor de “Efeméride 150 años de Moros Nuevos”-, pisaron fuerte y orgullosos. No en vano eran los primeros moros que lucían nuestros antiquísimos y queridos vistosos colores.

Miles de detalles conforman nuestras fiestas. Miles de preparativos y de decisiones consensuadas y también de contratiempos y de arreglos de última hora. La Entrada fue magnífica y nuestro paso admirado a pesar de haber pequeños cambios, como el que hubo con el boato de los Cargos, y de que el caballo de la Madrina Infantil estuviese un poco “nervioso”. Los cabos estuvieron perfectos, las carrozas impolutas, el Grupo de Dulzainas y Percusión perfectos y nuestras Escuadras Especiales, Escorpiones, Al-Yadidas, Balubas y Zulúes, insuperables. Un desfile éste que contrasta mucho con el de La Cabalgata en nuestra Comparsa por infinidad de aspectos: la hora, la marcha militar, los abanicos, la espontaneidad… cada uno (cada desfile) tiene lo suyo y nuestra Cabalgata en este 2009 tuvo mucho y bueno: bloques compactos, frescura, ritmo…

El día 5 tiene con la Cena de la Hamburguesa un broche muy bonito. Este año ha sido la segunda vez que se ha realizado, en La Cábila, y con una considerable, de nuevo, asistencia de moros.

“…Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros

cantando;

y se quedará mi huerto, con su verde árbol,

y con su pozo blanco.”

(El viaje definitivo) Juan Ramón Jiménez

Cerca de setenta años rendimos los Moros Nuevos un pequeño y emocionado recuerdo a quienes nos precedieron y nos enseñaron a querer, sentir y respetar nuestras señas de identidad. El día 6 volvimos a la Misa del Cementerio y entre cipreses nos acordamos de muchas caras, entre ellas la de Miguel Ángel. Y todavía más antiguo es el acto que coincide con la Embajada y Guerrilla en la tarde del Día 6, la Visita y Concierto en el Asilo. Un acto en el que el esfuerzo de nuestra Banda Oficial, la Agrupación Musical Los Rosales, de Bolbaite y el cariño y expectación de los residentes pesan más que el número de pantalones amarillos que se dejan ver.

“Tonto es el que me mira atrás…

Mientras hay camino alante,

el caso es andar y andar.”

(Soleares) Manuel Machado

Nuestras Dianas se caracterizan por ser ágiles y, desde que existe la posibilidad de la doble uniformidad, algo más nutridas. La Ofrenda es el acto del Día 7 por la mañana. En ella siempre hemos sido generosos y la aportación de nuestra Comparsa es notable y, generalmente, muy callada. Este año estuvimos bastantes aunque siempre se puede mejorar. En La Retreta Ayyubies, La Palmerá y los Alpisteros representaron, con mucho ingenio y humor, una chirigota villenera bajo la denominación de “Las Pitorisas”. En ella había sitio para la situación de la Plaza de Toros, había medidas contra la crisis y palabras para La Golica, peña de los Estudiantes que otorga el premio en este acto.”Telepitonisa, telepitonisa, yo pongo la cara tu pones la visa…”. La Retreta fue completada con un grupo de jóvenes socias bailarinas con música de “La Cenicienta”. La Procesión, el día 8 y tras la Conversión del Moro al Cristianismo, resultó, como debe ser, sobria y emotiva. El detalle de los guantes negros es de una gran plasticidad. El Día 9, por la mañana, Despedimos a La Morenica con la misma sensación de resignación que es inevitable sentir a la altura del paso a nivel y estuvimos en la Cita con la fila Al-Kibla. El Almuerzo consiguió que La Casa se quedará pequeña debido al gran número de socios que dimos cuenta de las típicas viandas. Eso es bueno. Por la tarde José Blas, Felipe, Marta, Roberto, Antonio y Laura hicieron de anfitriones para Luciano, Francisco Javier, Sara, Alejandro, Víctor y Clara, Cargos del 2010, en la Entrada de Nuevos Cargos. Tras el último desfile llegó La Rueda. Es precioso ver cómo tu fez, en el cielo, se confunde con cientos más mientras que en la garganta hay un nudo difícil de digerir.

Desde el año pasado el Fin de Fiestas que desde el 2002 celebramos, con acierto y en La Cábila, alrededor de una cena perfectamente organizada se ha convertido también en la Despedida de los Cargos. Este año además de los discursos de las Madrinas hubo preciosas imágenes de todos ellos a lo largo de las fiestas y de los preparativos a ellas. Los seis antes de bajar del escenario se despojaron de sus bandas- que por cierto, este año, han tenido por primera vez bordadas las letras que, desde 1998, tanto nos identifican- y pudieron comprobar con un cerrado aplauso como su Comparsa les hacía saber que habían sido unos dignísimos representantes y que habían colocado el nombre de los Moros Nuevos alto, muy alto.

Los nuevos Cargos ejercieron como tales un poco más tarde de lo habitual ya que La Comida fue suspendida el día 27 de septiembre debido a las previsiones de lluvia. Fue el 18 de octubre, domingo, cuando los Moros Nuevos pudimos dar cuenta del Almuerzo, de la paella gigante y de hasta hamburguesas para merendar en un día de amistad y Comparsa.

“Juventud, divino tesoro,

¡ya te vas para no volver!”

(Canción de otoño en primavera) Rubén Darío

No ha sido, ni mucho menos, un desliz dejar de comentar, hasta ahora, el Desfile de la Esperanza. Desfile por el cual la Junta Central de Fiestas nos galardonó con un merecidísimo Tercer Premio. Nuestros pequeños se esfuerzan mucho, le ponen corazón y ganas y eso se transmite. Carlos Barceló con su caballo, las excelsas y magistralmente preparadas bailarinas por Marina Navarro, los socios y socias con su inmejorable desfilar, las compactas carrozas y los impecables cargos formaron un equipo con todas las letras.

“Tú no puedes volver atrás

porque la vida ya te empuja

como un aullido interminable”

(Palabras para Julia) José Agustín Goytisolo

En el año en que los Escorpiones han celebrado su 50 Aniversario y que, por cierto, lo han hecho con la elegancia que los caracteriza y con un traje y una puesta en escena inmejorable dos premios más debemos sumar al ya mencionado: el de Mejor Escuadra Especial Femenina del Bando Moro a nuestras Al-Yadidas -una Escuadra Especial que se ha caracterizado por el buen gusto y la sobriedad desde que aparecieron en 1999 por primera vez en nuestras fiestas (este año era su 10º Aniversario), siempre, además, con trajes preciosos y vistosos- y el Premio al Mejor Cabo Femenino del Bando Moro para Pepa Hernández Rubio, el contrapunto perfecto de sus Al-Yadidas. No hace falta más que verla levantar el brazo. Es una cabo de raza, capaz de no dejar indiferente a nadie y de arrancar los más merecidos y meritorios aplausos. A todos ¡Enhorabuena!

Dos años marcan nuestros Estatutos que han de durar las legislaturas y este ha sido el segundo para José Hernández Sánchez y su Junta Directiva. De la dedicación , la entrega y la generosidad de nuestro Presidente y su equipo nunca nadie dudará. La Comparsa de Moros Nuevos somos una familia grande, unida y con altas expectativas y esto es gracias a quienes nos dejaron un precioso testigo y, como no, a quienes son capaces de mantenerlo vivo y fuerte. Considero que es legítimo este reconocimiento.

 

 

Amado-Juan Martínez Tomás

Cronista

 

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Prólogo

Todas y cada una de las Comparsas de nuestra localidad, debido a sus extensas y apasionadas historias particulares, han ido emplazándose y ubicándose a lo largo y ancho de la ciudad. Desde el comienzo de las fiestas y de la aparición de las mismas necesario se ha hecho un lugar que sirva de punto de encuentro y en el que el esparcimiento, los buenos ratos y la camaradería tengan lugar. Todo esto amén de que con el paso del tiempo y el afianzamiento de ellas debía, como así ha sido, haber un espacio donde estuviese la Bandera, los archivos, los recuerdos, los premios, donde tomar decisiones, donde aposentar a las Bandas Oficiales…

La Comparsa de Moros Nuevos, como es de esperar y suponer, hemos cumplido con este ritual. Muchos han sido los caminos tomados y muchas las decisiones que se han ido trazando para que los socios estuviesen unidos y cobijados en una gran cantidad de momentos bajo el mismo techo. Pero eso sí, en nuestro caso, debemos distinguir desde el comienzo entre Sede Social, que es el lugar donde estaban ubicadas las oficinas y por tanto todo el engranaje burocrático, de archivo y administración, y las llamadas Jaimas o cuartelillos que es el lugar donde durante los días de fiestas los socios de la Comparsa se reunían para los necesarios refrigerios, almuerzos, “charraícas”, etc. El punto de unión entre ambas ubicaciones lo encontramos, como veremos a lo largo del trabajo, en 1982 con la compra de la casa de los hermanos Flor en la calle Eduardo Dato. Muchos años, enmarcados entre los que van desde 1957 –fecha de la primera Cábila- hasta 1982 –año de la Casa de los hermanos flor-, nos vimos con tres ubicaciones festeras a la vez. La tarea se hace por ello ardua y complicada pero no imposible ni indescifrable. Son estas definiciones: Sedes Sociales y Jaimas, dos ríos que, al fin y al cabo, van a desembocar a un mismo mar, un inmenso mar de pantalones amarillos que parecen olas que vienen y van.

Sedes Sociales

La Comparsa, en 1925, recibió una inyección de socios con la Peña “El Mosto”, quienes se hicieron cargo de la misma, resaltando las presidencias de Antonio Mora Tomás y de Francisco Hurtado García. Ellos ubicaron la Sede de la Comparsa, hasta el año 1935, en una de las dependencias del Artístico donde se dice que hasta cada socio tenía su percha en las que colgaban sus trajes de Moros Nuevos. Ésta es la primera vez que tenemos constancia de una Sede Social con los requisitos antes mencionados.

De 1935 a 1953, las reuniones se alternaron entre los domicilios situados en la calle Nueva, propiedad de Antonio Mora, y en la calle Mayor número 13, que fue propiedad de Regino Coloma Sebastiá.

Los salones del Círculo Agrícola Mercantil, situados en la parte alta del edificio de la calle Luciano López Ferrer, nos sirvieron de Sede en alguna ocasión. Como para celebrar la preceptiva Junta General de presentación de cuentas en el año 1967.

Ya con La Cábila en pleno funcionamiento y comenzando a cosechar noches de ensueño, en el año 1970 se creó un local social que se ubicó en el entresuelo del número 90 de la avenida de la Constitución. Fue una Sede dotada de grandes comodidades que no perduró ya que tan sólo un año después hubo de liquidarse definitivamente. Destacable es que en este local, exactamente el 7 de junio de 1970, se ofreció un merecido homenaje y el nombramiento de moro ejemplar a D. Regino Coloma Sebastiá.

Las gestiones de desalojo, venta y liquidación de las deudas pendientes se llevaron de acuerdo con el comprador del local que tan poco tiempo utilizamos y con él se acordó la cesión de un piso en el mismo edificio, por periodo de dos años, para situar en él la secretaría de la Comparsa. Del entresuelo pasamos a la novena planta con el mobiliario justo. Allí estuvo hasta 1973, año en que se reubicó en la Plaza de las Malvas, en un pequeño local de Paco Hernández.

La Sede Social en 1975 pasó de la Plaza de las Malvas a la carpintería de Regino Coloma en la calle Nueva número 19. En 1976 la Junta Directiva compaginó sus quehaceres festeros con la rehabilitación de la Sede Social. Ésta se componía de una nave, en la planta baja, con mesas para juegos de partidas y las necesarias “charraicas”. En la parte izquierda la Directiva tenía su sala con un hogar incluido. Al fondo los enseres se guardaban en un almacén. En sus paredes figuraban una galería de Moros Nuevos ilustres que pintó Vicente Rodes y que sirvieron de decoración para Sedes posteriores también. En la primera planta nada mas subir te encontrabas con una oficina y a la derecha las dependencias de los músicos y unos aseos. Esta Sede sirvió para celebrar un vino de honor con la llegada de la “Mahoma” en ese año.

En 1980 seguía estando en la calle Nueva pero su estado comenzaba a ser precario y se comenzó con la tarea de buscar un local apropiado. En cuanto a La Jaima, el Salón Liri, situado en la calle Hernández Villegas nos sirvió para realizar reuniones y a su propietario, con el que se tuvo relación durante estos dos años, 1980 y 1981, le adquirimos los utensilios para la Casa que más tarde compraríamos.

Jaimas

A través de nuestro primer documento gráfico, una fotografía tomada antes de “La Procesión” el 8 de septiembre de 1884 en la posada de “La Macaria”, situada en la Avenida de la Constitución, lo que después fue el almacén de abonos de D. Bartolomé Amorós Belda, se puede apreciar lo nutrida que era la Comparsa, lo que da a entender su antigüedad y consistencia. Se ve cómo vestían traje de lana, pañuelo al cuello, manta al hombro y cómo portaban arcabuz. Esta instantánea tiene un gran valor y es la primera imagen en grupo que tenemos de nuestra Comparsa. Por la definición que hemos hecho de Jaima al principio de este artículo, evidentemente, es la posada de “La Macaria”, la primera como tal de la que tenemos constancia.

A principios de los años treinta el punto de reunión de la Comparsa era la casa del mencionado Antonio Mora y el Horno de Enrique Seguí. Lugares donde era guardada la Bandera y donde las tertulias festeras eran animadas. Años de penurias económicas y en las que era muy menguado el número de socios.

Los Moros Nuevos realizamos por primera vez una verbena festera en el año 1950. Ésta no tuvo denominación concreta - y no es La Cábila-, ya que nuestra Sala de Fiestas celebró su 50 Aniversario en el pasado 2006 siendo la primera la denominada “del Raso”, acontecida en 1957. Este baile se llevó a cabo en la terraza del Cine Imperial debido a que su construcción estaba por entonces suspendida. Su costo, como curiosidad, se elevó a 578’20 pesetas. (3’48 euros).

De Jaima nos sirvió en 1951 la biblioteca del Círculo Agrícola Mercantil ya que en ella, en la noche del Día 9, se celebró una cena de despedida tras la cual y con la correspondiente Banda de Música la Comparsa llegó hasta la Puerta Almansa para asistir, como las demás Comparsas y los villeneros en general, a la quema del conocido Castillo de Embajadas. Un castillo de madera que hasta entonces y durante muchos años fue utilizado.

Con mucho cariño se recuerda la Jaima que a finales de los 50 disfrutamos en la calle Corredera número 13, en el antiguo garaje de Salvador Quiles, lo que es hoy la tienda de Riesma butano. Se pintó una gumía en la entrada cayendo del cielo y varios moros queriendo cogerla.

La Comida de Hermandad, un acto de una arraigada tradición, se volvió a celebrar en 1961 en la finca “El Caracol”. Año en el que el Bar Rosales hizo este menester y cuya ubicación era en la calle José Zapater.

En el año 1962 fueron los antiguos locales de la Caja de Ahorros del sureste de España los que hicieron la utilidad que la Comparsa requería para su Jaima, así como en los años 1963 y 1964 lo hicieron los situados en los locales del Cinema Chapí.

Nuestra Jaima entre los años 1970 y 1971 se ubicó en la plaza de las Malvas, en los locales de la antigua Academia de Las Virtudes y posteriormente Casa-Hogar de Servicios Sociales. En 1972 la casa de Pablo Castelo, en la calle Párroco Azorín, fue su ubicación. La calle Revueltas sirvió entonces para colocar las mesas para los almuerzos. En 1973 estuvo en el horno de Cesáreo, lo que es hoy la Casa de las Medias- muy cerca de la actual-. En la retina de algunos socios se conserva la imagen de la puerta de la cocina decorada con unos cuernos de toro. Cuernos eliminados al conocer el nombre del cocinero: Toribio. En 1974 se instaló en el patio de los “Constantinos”, situada, de nuevo, en la Plaza de las Malvas, junto a la capilla del Asilo. En 1975 estuvo en la carpintería de “Carretas”, en la calle Trinidad, frente al edificio de Correos.

Situamos nuestra Jaima en 1976 en la calle Nueva número 19, en el taller de Regino Coloma, Casa que también hacia funciones de Sede Social y albergaba a los músicos. En 1977 estuvo situada en el antiguo Servicio Social de la Plaza de Las Malvas, la antigua sede de la Academia de las Virtudes, junto a la calle Gaspar Archent. En 1978, año del 125 Aniversario de la Comparsa, la Sede Social continuaba en la calle Nueva, número 19 y la Jaima se instaló en un solar situado en la avenida de la Constitución, en el número 22. Un año después estuvo en unos locales de la calle Luciano López Ferrer, en los antiguos billares de Galipienzo, junto al Cine Avenida y cerca del Bar Negresco.

La Casa de la calle Eduardo Dato

Es en el año 1982 cuando se unen en un mismo lugar Jaima y Sede Social al ponerse en venta la casa de los hermanos José, Miguel, Luis y Josefa Flor Amat situada en la calle Eduardo Dato número 8. En primer lugar ocupamos la casa en alquiler para lo que se hizo necesario llevar a cabo unas obras. En la planta baja se tiró un tabique que había junto a la escalera quedando un amplio salón. En la primera planta se redistribuyeron las habitaciones, de la segunda planta y la terraza se arreglaron algunos desperfectos. La escritura de compraventa se firmó el 17 de marzo de 1983 ante el Notario de Villena D. José María Suárez Sánchez Ventura con el número de protocolo 340.

La primera Junta General que se llevó a cabo en la nueva Casa fue el 15 de octubre de 1982, acudiendo a la cita 120 socios. A lo largo de la noche se votó con 72 votos a favor aportar para la compra de la Casa 10.000 pesetas (60,10 Euros) por socio. También se acordó que la cuota de entrada a la Comparsa para un socio mayor de 18 años fuera de 50.000 pesetas (300,51 Euros). Para los socios menores la aportación se fijó en 5.200 pesetas (31,25 Euros) en concepto de compra de la Casa.

La nueva Sede era toda una realidad. Ésta resultó desde el principio muy acogedora. En la memoria de todos los socios están aquellas “losas de Simón” que estaban en la entrada -unas piedras gris azuladas procedentes de un montículo o cabezo villenense que daban un agradable frescor en verano-, sus paredes de arpillera y la galería de dibujos que representaban a “moros ilustres” como: “Costillares”, “Caratorta”, “Antonio Valor”, “Enrique Seguí” y otros. Así como todavía se recuerda la pequeña barra del fondo, el patio que se acondicionó como cocina, la pequeña despensa y, a la izquierda, los aseos de “canalillo”. Pronto fue un lugar de encuentro para la Comparsa y fue testigo de innumerables reuniones, tertulias y también comuniones, bautizos, etc.

Un par de años después la primera planta fue remodelada para albergar en ella más cómodamente la Sala de Banderas y de Juntas, la secretaría, un aseo y un pequeño cuarto que era archivo y también trastero. Fue en 1987 cuando el turno le tocó a la tercera planta. Se adecuó un salón con cocinas y comedor para los músicos quedando la segunda planta como zona de dormitorios y aseos.

En este emplazamiento se vivieron momentos memorables como cuando el 1 de febrero de 1991 acudieron las socias de la Comparsa a una Asamblea General por derecho propio y nada menos que para votar el boceto que iba a servir de base para la confección de su traje.

El 24 de febrero de 1995 ya se planteó la situación en la que se encontraba nuestra Sede, los problemas e inconvenientes que había y la imperiosa necesidad de una Casa nueva debido al número de socios y a lo costoso que sería una reparación de la misma. A partir de aquí se comenzó a trabajar en un nuevo proyecto que vio sus frutos el 22 de marzo de 1996. Ese día, tras la asamblea anual de presentación de presupuestos se realizó otra de carácter extraordinario. En ella se acordó por 163 votos afirmativos, 10 en contra y 25 abstenciones que se compraran los siguientes locales anexos: La confitería de “La Golosina”, la antigua tintorería Roig, la antigua tienda de Ramón “El Pañero” y la pequeña casa de Ortuño “El Relojero”. Todas ellas daban sus fachadas a la calle Mayor y nos daban un solar de 550 metros cuadrados. El precio fue de 16.000.000 pesetas (96.161,94 Euros).

El 15 de agosto de 1997 se informó a los socios de la reciente compra de las casas colindantes y que ya habían sido firmadas las escrituras ante notario. Era, sin duda, una noticia excelente. Se veía, en un futuro no muy lejano, el sueño de una Casa adecuada a nuestras características y, sobre todo, necesidades. Mirábamos ya a la de Eduardo Dato con cierta nostalgia a pesar de que la ubicación era prácticamente la misma.

Pasadas las fiestas de 1997 y una vez elegido el nuevo Presidente, D. Antonio Velasco Navarro, todo se puso en marcha. Se encargó un proyecto al arquitecto D. José Sirvent y tras unos estudios se llegó a la conclusión de que la Casa ascendería a unos 90.000.000 de las antiguas pesetas -540.910,89 Euros-

El 16 de enero de 1998 es una fecha muy significativa porque fue cuando se celebró una Junta, con carácter extraordinario, en el aula de cultura de la calle Joaquín María López, en la que se presentó el proyecto de la nueva Sede Social. A pesar de que había un sector de la Comparsa reticente, la Directiva no perdió ni la esperanza ni el aliento. Se vieron planos, alzados, la fachada y una proyección virtual de cómo quedaría la Casa por dentro. De esta tarea se encargó una empresa que muy bien realiza estos menesteres y en la cual algunos de sus socios son moros, por lo que el trabajo, además de estar muy bien hecho estuvo, prácticamente, regalado. Posteriormente el Tesorero mostró con gran diligencia el estado de cuentas y cual sería la aportación de todos los socios y socias y durante cuánto tiempo para por fin llegar a la votación, la cual estuvo muy ajustada debido a que de los 322 votos posibles eran necesarios dos terceras partes para que el proyecto fuera aprobado, es decir 214,6 votos. El escrutinio fue el siguiente: 214 votos a favor, 104 en contra y 4 papeletas en blanco. Por no estar contemplados los decimales en los Estatutos, la Junta Directiva y los interventores nombrados al efecto, y también la General, estimaron que la votación debía darse por válida. Comenzaba desde aquí los vertiginosos meses que desembocarían en el día 2 de septiembre de 1998. La fecha elegida para la Inauguración de la nueva Sede de la Comparsa de Moros Nuevos.

Construcción de la nueva Casa

Durante el tiempo que la Casa estuvo en obras la Secretaría de la Comparsa se trasladó a la calle Compositor Maestro Bravo número 1, lugar en el que antes de fiestas de ese año se despachó la documentación a todos los socios y socias.

El derribo comenzó el día 26 de enero de 1998 no sin dificultades como el desvío de las líneas eléctricas, las consecuencias para los comercios colindantes, la estrechez de la calle, etc. y sobre todo la de necesitar un informe del arqueólogo municipal al estar ubicados dentro del casco antiguo. Informe que estuvo realizado el día de San Valentín y a partir del cual se pudo llevar a cabo, el 16, la cimentación. Tres días después se extendió el “planché” de la planta baja a pesar de recibir dos cartas de paralización de la obra, afortunadamente, se pudo evitar. Además de este requisito, se presentó el 27 de enero el proyecto de la Casa en la Dirección de Cultura de Alicante por el cual recibimos la noticia de que al no ir el edificio con el entorno debíamos presentar otro proyecto. Fue un 3 de febrero y a pesar de que el arquitecto era sajeño y estaba en plenas fiestas tuvo, al día siguiente, que ponerse a trabajar en ello. Y menos mal, porque a pesar de una reunión en Alicante del arquitecto, el Presidente, el entonces Alcalde, D. Vicente Rodes Amorós, el concejal de Cultura y el arquitecto municipal, con D. Santiago Valera, responsable de dicha Dirección, el nuevo requisito hubo de ser subsanado sin contemplaciones.

También en febrero, mes corto pero intenso éste, después de la limpieza del solar se descubrió un desnivel de 1,5 metros que obligó a la realización de un forjado sanitario que se llevó a cabo, a pesar de ser más costoso, para evitar futuras humedades.

Mientras el Ecuador Festero se realizaba se encargaron los 60.000 ladrillos, denominados de tejar, que se necesitaron para la fachada y la puerta de la calle junto con la mesa de reuniones para que se fabricaran con las vigas viejas de “movila” de la antigua Casa, con una antigüedad de más de tres siglos. Elegido quedó, también, el boceto con el nombre de “Moros Nuevos” tan acertado y divulgado desde entonces y que la socia Cristina Muñoz Espinosa, por aquel entonces estudiante de Bellas Artes, presentó para el bajo relieve que quedó incrustado en el hormigón de la fachada. Letras que, desde este año, figuran en las bandas de nuestros cargos y que lucen preciosamente bordadas debido al contrapunto de las magníficas manos de Doña Mercedes Tortosa Cebrián. Autora, además, de nuestras Banderas

Abril fue el mes del encofrado -10 encofradores trabajaron llenando pilares y extendiendo el planché de la 1ª planta- y en el que se comenzó la escalera y también el forjado de la 2ª planta para que ya en mayo se vieran los primeros ladrillos de la fachada, las divisiones de las plantas, el marco de la puerta de la calle –el cual era gigantesco- y la bandera como signo de terminación, sin accidentes, de la estructura. A finales del mes de María nos hicimos con las celosías, con el consiguiente desplazamiento hasta Catral, para el artesonado de la primera planta.

Muy intenso se desarrolló junio en el que hubo alegrías como la ventana que, con el consentimiento de un vecino, se pudo tapiar para realizar así un lucernario en el hueco de su escalera y adversidades como la de que viniera el color del aluminio para las puertas y ventanas, así como el del cristal -que es de importación- equivocado. Para entonces la planta baja tenía todas las paredes levantadas, los electricistas y los fontaneros habían colocado los tubos y estaban con los conductos del aire acondicionado. El proveedor de los ladrillos, mientras tanto, informaba de que faltaban 30.000 piezas pero que estarían para fin de mes.

Los 23 trabajadores que acudían todos los días se afanaban para que los “yesaires” pudieran comenzar a enlucir y debieron apañárselas para instalar el armazón metálico de la cúpula seccionándolo en dos partes.

A estas alturas la obra de la Casa era un asunto muy comentado en la localidad. Comenzaba el verano y por tanto la cuenta atrás ¿Nos daría tiempo? ¿Seríamos, los Moros Nuevos, capaces de conseguirlo? Seguramente se albergaban más dudas fuera que en el seno de los miembros de nuestra Comparsa, ya se sabe que las batallas curten mucho. Aún así la Directiva no bajó en ningún momento la guardia y gestionaba compras como la de un lote de sillas, vasos, platos, cucharas y menaje en general. También se adquirió un botellero, una plancha y una cocina. –Importe: 650.000 pts. (3.906,58 Euros)- La Directiva misma desestimó la compra de una lámpara para el hueco de la escalera, con el nombre de los 1.065 socios que éramos en aquel entonces, debido a que ascendía demasiado su costo. El sacrificio económico que todos hicimos fue mucho, y hubiese sido un gesto precioso, pero había de ser realista y práctico.

La colocación del aire acondicionado, la instalación telefónica y la puesta en marcha para las cortinas vinieron de la mano de julio (en minúscula). Así como el llenado de agua, como si de una piscina se tratase, para detectar cualquier posible anomalía en la impermeabilización tras la colocación de la tela asfáltica en la terraza. El día 31 se colocó el último ladrillo de la fachada, algo que preocupaba y no poco. El ritmo era frenético y el pulso cardíaco: de los colocadores de azulejos recibimos un plante –lógicamente, el problema era el dinero- uno de ellos dejó de trabajar para nosotros. ¡Dios mío, 33 días!

Ya en agosto se colocó el mosaico encima de la puerta de acceso de la planta baja al primer piso y, a falta de 19 días, el suelo. En este punto se pintó y se alicataron los aseos y la escalera, los cristaleros terminaron la última planta y la puerta de la calle estaba terminada pero faltaba colocarla.

A diez días de la inauguración se comenzó la escalera, la cocina y la limpieza de la planta segunda y la puerta se colocó el día 27. El 28 llegó el letrero desde la Cerámica “La Bisbal” de Cataluña –la misma procedencia que en su momento el de “La Cábila”- y presto lució encima de la puerta.

Ernesto Navarro talló, ya muy enfermo, el arranque de la barandilla de la escalera que después regaló a su querida Comparsa. El artista le pidió a su médico que retrasara unos días el comienzo del tratamiento para su enfermedad y así poder terminar su obra, la cual es un verdadero legado y deleite desde entonces. Con tantos, tan buenos y generosos soplidos ¿cómo no se iba a producir el vendaval?

La inauguración: el 2 de septiembre de 1998 a las 22:30. Hora de colocación de la placa conmemorativa de la inauguración: 21:30.

La nueva Casa. Epílogo.

Una bella página de nuestra historia tuvo lugar el 2 de septiembre de 1998. Con ganas de fiesta y reunidos en la Plaza de Santiago la Comparsa inició un acto que nos llevó hacia nuestra nueva Casa tras recoger a las Madrinas acompañados por la Banda Oficial, por aquel entonces los de Chella. La Madrina Infantil en aquel momento es este año nuestra Madrina Mayor. Marta Martínez García siendo una niña vivió instantes mágicos ¡ojala, en este, tu 2009, se revivan todavía con más fuerza!. El trayecto hasta la nueva Casa recorrió la Puerta de Almansa, Joaquín Mª López, Corredera, López Tarruella y Plaza de Santiago hasta las nuevas instalaciones. Se cortó la cinta inaugural delante de la fachada principal, accedimos a todas y cada una de las plantas de la Sede, brindamos, saboreamos unos dulces y descubierta quedó la placa conmemorativa. Sin duda, fue una velada de satisfacción para todos y cada uno de los que sentimos y vestimos el raso de oro. El esfuerzo se veía recompensado y el sueño hecho realidad. Ahora tocaba disfrutarla y hacerla nuestra, llenarla de color, de vida y de fiesta. ¡Y así lo hemos hecho!

Desde las fiestas de 1998 los aperitivos y los refrigerios de fiestas han tenido otro aire y sobre todo, más espacio. Los almuerzos los cambiamos de un callejón, “fresquito” eso sí y estrecho, a un amplio salón –remarcando el del día 9-. Es desde entonces, y debido a sus prestaciones y comodidades, además de un lugar estratégico por demás, un ideal punto de encuentro que nos marca las salidas y, más que nada, los finales de los desfiles. A lo largo de estos años ha sido un dignísimo edificio en el que se han mantenido reuniones tanto Generales, Extraordinarias, como de escuadras, de peñas o de cualquier otro tipo, en el que se han sucedido importantes visitas, el cual ha servido para reposo y descanso y no sólo de nuestros músicos sino también para todo aquel que lo ha solicitado. En él y con él, no en vano nació el mismo año, el Concurso de Pintura Festera y Fiestas Populares ha tenido sentido y un albergue –sus paredes no pueden estar mejor decoradas-. Nos sirve para el Brindis fin de año celebrado hasta entonces en “La Cábila”, para el concurso de Dibujo Infantil, para las reuniones Generales tanto Ordinarias como Extraordinarias, para la realización de las partidas de Truque, Dominó y Parchís, para el Ecuador Infantil y para Presentaciones de libros. Sin olvidarnos que es el punto en el que se inicia La Romería, la Comida de Hermandad, se han celebrado noches como la de Nochevieja, Día 4 o San Valentín, proyecciones de películas, retransmisiones deportivas, en la planta baja se lleva a cabo la Cena de La Entradica… Muchos socios y amigos hemos visto en sus instalaciones el lugar adecuado para celebrar cumpleaños, bautizos, bodas y un sin fin de eventos.

Es nuestra Casa y cumple las funciones que desde hace décadas han necesitado nuestras Sedes Sociales y nuestras Jaimas. Cuatro han sido los Presidentes que con sus Juntas Directivas han marcado las directrices de los Moros Nuevos en sus instalaciones. Sus dependencias están perfectamente habilitadas y les permiten a dichos directivos trabajar muy bien. Las pruebas son evidentes. ¿Y qué decir de los músicos? Lejos han quedado los años en los que cada moro se llevaba a un componente de la Banda para que durmiera en su casa. En la segunda planta de nuestra Sede, quienes armonizan cada uno de nuestros actos, se encuentran con unas dependencias en las que no les falta literas, aseos, cocina, comodidad y un lugar estratégico para llegar a tiempo y en perfecto estado de revista a todas sus citas.

Durante el Concierto Festero que la Banda Municipal de Villena, dirigida por el maestro Gregorio Casasempere, ofreció el pasado 7 de marzo, en el Teatro Chapí con motivo del Ecuador Festero, se presentó la Marcha titulada “La Jaima”. Una obra creada por el músico, vecino de Cañada, Miguel Ángel Más Mataix y que está dedicada a nuestra Comparsa, a los Moros Nuevos. Miguel Ángel fue el flamante ganador del concurso que los del raso de oro creamos para conseguir una pieza que nos caracterizase en nuestro 150 Aniversario allá por el 2003 y es, por tanto, el autor de “Efeméride 150 años de Moros Nuevos”, todo un emblema seis años después. “La Jaima” es un generoso regalo que nos ha ofrecido y al que nosotros mismos hemos bautizado. Es una melodía muy bien hecha, que nos viene como anillo al dedo y que ha gustado mucho. Cuando por las calles de Villena le sumemos estas fiestas el contencioso “baile” de nuestros pantalones la combinación será explosiva. Sin duda, hora era de que esta edificación, con tanto arraigo y significado para nosotros, tuviese una composición para rendirle homenaje.

Doce serán las fiestas, en este 2009, en las que nuestra Casa –lo es desde su cimentación hasta la última teja-, nuestra Sede Social –centrada, sobre todo en la primera planta, aunque también lo es, debido al Archivo, la segunda-, nuestra Jaima –la planta baja- esté en pie. Hablaba de funciones dejando, para remarcarla, la de hacer Comparsa. La función por excelencia y que, sin duda, mejor cumple ésta que desde 1998 es un gran motivo de orgullo. Seamos de la fila, la escuadra o la peña que sea sus puertas siempre están abiertas para nosotros, a lo largo de todo el año, en la infinidad de actos que acoge, en los gratificantes almuerzos y aperitivos festeros, después de cada uno de los desfiles, y en miles y miles de ocasiones más.

Amado-Juan Martínez Tomás

Cronista

Bibliografía

 Libro del 125 Aniversario de la Comparsa

Libro del 150 Aniversario de la Comparsa

Programa Interno del año 1998

Actas internas de la Comparsa de Moros Nuevos

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