NUESTROS PREMIOS
Amado-Juan Martínez Tomás
“En la vida no hay premios ni castigos: sólo hay consecuencias”
Robert Green Ingersoll
“Demos, de vez en cuando, un reconocimiento a otros, no por quedar bien o porque sea la costumbre, sino porque nace del corazón”
Luis Gabriel Carrillo Navas
INTRODUCCIÓN
A raíz de haber conseguido el año pasado –en el 2012- los Moros Nuevos el Primer Premio de Comparsas –además, del dulcísimo Primer Premio en el Desfile de la Esperanza, el tercero de nuestra historia- que otorga la Junta Central de Fiestas vivimos, los socios y socias, una noche increíble de satisfacción por un lado y por qué no decirlo, de incredulidad por otro. Una noche en la que tanto quienes lo veíamos a través de una pantalla gigante instalada en el escenario de la Cábila –ya que allí llevamos a cabo, desde las celebraciones previas al 150 Aniversario que realizamos la Comparsa en 2003, el fin de Fiestas con una cena y ahora, también desde el 2008, Despedida de Cargos (además de la de la Banda Oficial de Música hasta el año siguiente)- como quienes fueron testigos de primera mano en la misma plaza de Santiago lo celebramos vehementemente y fue irremediable volver la vista atrás e intentar saber si era ésta la primera vez que nos hacíamos con el galardón o ya había habido otras veces antes.
La falta de experiencia en estas lides, yo creo, nos llevó –a mi el primero por lo que me habían comentado algunos socios veteranos y por ello estaba prácticamente convencido, y así se lo llegué a comentar al Presidente esa misma noche e incluso a escribir días más tarde- al año 1974 pero esto no es así. Ese año tuvimos premios, de hecho es uno en los que más hemos conseguido, pero no el Primer Premio de Comparsas. Y es que éste, del que actualmente somos titulares –junto con la Comparsa de Moros Nazaríes- es el primero que se nos ha concedido por la “Junta Central de Fiestas”. Desde la creación de ésta, a principios de los años 70, no habíamos sido mencionados ni para éste ni lo hemos sido para acreditarnos –hasta ahora- para Segundo Premio ni para el Tercero de Comparsas, pero no se nos debe pasar por alto que los Premios en fiestas son más antiguos que la misma Junta Central y que anteriormente a la creación de ésta existía una “Comisión de Fiestas”, la cual, no nos olvidemos, y a través de personas que los subvencionaban, también concedía distinciones y Premios…
Es por toda esta pequeña difuminación de memoria y controversia interna que he creído necesario seguir nuestros propios pasos en este sentido. Considero –es de dominio público- que la relación que hemos mantenido, e intuyo que más o menos esto sigue así, la Comparsa de Moros Nuevos con los galardones festeros no ha sido, digamos, de “amor pasional”. Imagino que por diferentes circunstancias, pero no cabe duda de que hemos tenido, y éstos han sido muy importantes, por supuesto merecidos y, como no podía ser de otra manera, agradecidos y celebrados.
PRÓLOGO A MODO DE REFLEXIÓN
La concesión de Premios en la noche del Día 9, tras el desfile de “Entrada de Nuevos Cargos Festeros” en la plaza de Santiago, es un hecho que no se nos escapa a nadie de quienes estamos sumergidos dentro del océano festero. Simpatizantes y detractores los hay, evidentemente, al igual que existen, como es natural y obvio, quienes no saben, no contestan y ni piensan hacerlo. Cada cual tiene sus argumentos tanto para elogiar como para infravalorar que tales distinciones existan, pero esto es así y desde hace muchísimo tiempo.
De lo que no cabe duda es de que por el/los motivo/-s que sea/-n la algarabía se escucha, se palpa y en la plaza no cabe ni un alfiler. Contrasta, y es inevitable hacer la comparación, con el Día 5 y sus significativas y notables diferencias: ahora es de noche, la euforia se ha convertido en cansancio y dolor de pies, la expectativa se ha transformado en vivencias retenidas en la mente y parece que ya volvemos a nuestro mundo rutinario y real, empezamos a saber noticias, tenemos ganas de no sólo escuchar pasodobles y marchas moras, hemos decidido establecer horarios, “horicas” de sueño, y no pondremos únicamente la televisión para seguir viendo fiestas –y a ser posible a nosotros mismos desfilando-… ¡qué diferencia con el Día 5! Y eso que estamos en el mismo lugar y en las mismas fiestas que hace sólo horas.
Los sentimientos son distintos, antagónicos, pero la aglomeración es parecida. Somos testigos del paso de bandas entre nuestros Capitanes, Alféreces y Madrinas, conocemos a las nuevas Regidoras y se lee el acta de Premios correspondiente a ese año. Luego desapareceremos todos en un santiamén, las Bandas de Música que tanto jaleo arman ahora se difuminarán en el aire como la melodía de los demás instrumentos musicales, y todo quedará en silencio pero ahora, y como señal inequívoca de que todo esto va a acontecer, se procede a leer el acta de Premios correspondiente.
Circunstancia ésta notablemente diferente entre miembros de unas Comparsas y de otras. A unos, los que viven el momento con, por qué no decirlo, más posibilidades, lo hacen con expectación e, incluso, algo de nervios y para otros, los que intuimos que se nos es complicado se nos advierte, es irremediable, cierta indiferencia. Para los no premiados ha sido una lectura más y para quienes han sido nombrados la culminación a su buen hacer y el justo reconocimiento a los méritos que, interiormente, ya intuían.
Y es que el esfuerzo, esto es absolutamente indudable, que vierte la “Junta Central de Fiestas” en poner los medios, a las personas y la logística para que las puntuaciones sean lo más justas y que reflejen la realidad vivida es innegable a pesar de que existen circunstancias –y lo digo sin querer entrar en discusiones ni polémica- que son “intrínsecamente” impuntuables. Se pueden puntuar una puesta en escena –el número de los componentes-, el colorido de un traje, que me guste o no –a mí- un cabo, que exista distancia entre una escuadra y otra… Pero, inevitablemente, no se puede puntuar la ilusión del primer año de una Escuadra Especial en la que todos y cada uno de sus componentes han participado, las horas de cavilaciones y bricolaje de una Ofrenda, las mismas horas, y sobre todo cariño y esfuerzo, en ensayar una coreografía ligera y candenciosa con niñas, el sentimiento de un cabo que levanta su gumía al cielo y sólo él sabe por qué… Pero esto es así, igual que ese examen que formulado de una manera u otra hace que consigas un sobresaliente o que te las “veas negras” para aprobar. Circunstancias colaterales –y miradas subjetivas- pueden hacer que todo pase a ser un desastre o espectacular o al revés. Y en ello el criterio, idiosincrasia e incluso la espontaneidad que cada Comparsa imprime –o en definitiva tiene- juega un papel decisivo y no sólo a Premios colectivos sino también a individuales como pueden ser, por ejemplo, los que incumben a los cabos.
Es éste un asunto apasionante y complicado en el que, esto es un hecho, mucho se ha avanzado y se trabaja para que tenga la credibilidad, peso y fuerza que merece -Si no fuera así jamás hubiésemos conseguido, una Comparsa numerosa y con nuestro estilo, el Premio del pasado año-. Un asunto vivo y por tanto cambiante al que debemos mimar para que sea un reflejo fiel.
PREMIOS OTORGADOS POR LA “COMISIÓN DE FIESTAS”
En los años 50 y, sobre todo, a principios y a lo largo de los 60 la concesión de Premios por la entonces “Comisión de Fiestas” se popularizó y sirvieron como acicate y motivación en años en los que ser y salir de festero era todo un reto.(Hay que ver cómo los ciclos se repiten). Años en los que, por otra parte, nuestra Comparsa, la de los Moros Nuevos, tiene un gran empujón debido a una inyección de jóvenes socios con muchas ganas de hacer fiestas y de innovar en ellas. Los titánicos esfuerzos de Presidentes tan queridos y recordados como Regino Coloma Sebastiá y Cirilo Azorín Calomardo iban dejando paso –para terminar la década de los 50 y acometer los 60, como digo- a nombres como José García Galbis, Pablo Castelo Villaoz, Antonio Tomás Conca, Pedro Palao Llebrés y Francisco Zapater López. (Todos, desgraciadamente, desaparecidos).
La Escuadra Especial de Escorpiones, nuestro baluarte más querido e identificativo por su solera y trayectoria, inauguró el palmarés en 1959, año de su fundación, con aquel llamado traje “Rallao” y que no cambiaron hasta 1965, año en el que volvieron a conseguir el Primer Premio, al igual que en 1966 y 1967. En 1968 dejaron de salir todos los años para hacerlo alternativamente y es por ello que el siguiente Primer Premio es en 1969. Cinco Primeros, nada más y nada menos, otorgados por la “Comisión de Fiestas” a los que habrá que sumar, posteriormente, cuatro más, de la “Junta Central de Fiestas”.
En estos años de pujanza conseguimos una vez el Tercer Premio, en 1964. Tres veces el segundo Premio, en 1963, 1965 y 1968 (junto con la Comparsa de Marruecos) y una vez, en el año 1967 el Primer Premio de Comparsas. Año recordadísimo por el impactante desfile que la Banda de la XVI Fuerza Aérea de los EEUU, venida desde Torrejón, hizo con nuestra Comparsa en la noche del Día 6. A este Premio, y al mencionado ya Primer Premio de los Escorpiones, se sumó una Mención Honorífica a la Mejor Carroza, la cual -con boceto de Vicente Rodes Amorós- realizó Francisco Moya Soler.
Destacada fue, de la misma manera, por la “Comisión de Fiestas”, una Mención Honorífica por nuestro buen hacer en 1966 –lo que en aquellos años correspondía con el Cuarto puesto-, el Premio Especial “Celia Marco” en 1969 y en ese mismo año el Premio al Mejor Cabo de Escuadra para Francisco Moya Soler.
PREMIOS OTORGADOS POR LA “JUNTA CENTRAL DE FIESTAS”
A lo largo de los más de cuarenta años en los que la “Junta Central de Fiestas” existe lógico es que haya habido años para todo refiriéndome, claro está, en cuanto a los Premios. Alguno, eso es prácticamente inevitable, se me habrá escapado –aunque espero que no ya que revisadas han quedado todas y cada una de las Actas expedidas por la Junta Central de Fiestas- pero los que aquí figuran son el grueso de los concedidos por nuestra máxima entidad representativa en cuanto a fiestas de Moros y Cristianos se refiere. Ha habido años en los que no se nos nombró en el balcón de la plaza de Santiago pero otros, como por ejemplo, en 1974, 1977, 1989, 1995 y 2009 se nos llegó a mentar hasta tres veces y eso es, para nuestra Comparsa, un logro muy importante y significativo.
A pesar de que el Premio a la mejor puesta en escena en La Retreta lo otorga la “Peña La Golica” de la Comparsa de Estudiantes destaco aquí cuándo ha sido algún grupo de los Moros Nuevos el que se lo ha adjudicado ya que es también y como sabemos, en la lectura del Acta de Premios el Día 9 y en el balcón donde se da a conocer el fallo: En 1988 la Peña el “Huevo Frito” convenció con “Nos hemos caído del cartel”; en 1989, 1991, 2000, 2001, 2004 y 2006 fueron los “Escorpiones” –junto con algunos amigos- los que se llevaron el gato al agua con representaciones como “Nómadas de Europa buscan vivienda en Villena”, “El entierro de la Losilla”, “Centenario de la Reina Madre”, “Paso del Ave por Villena”, “El enterramiento de la Retreta” o “La última corrida”; y en 2002 y 2011 “La Palmerá-Ayyubíes” con títulos tan sugerentes como “Karaoke en Santa María” y “Brigada ecológica”.
Ahora ya no existe pero en otro tiempo se concedía el galardón a la Mejor Carroza, y a la ya nombrada vez de la “Mención Honorifica” a la realizada por Paco Moya en 1967, debemos sumar al Primer Premio que consiguieron, en 1984, la Peña de los “Musulmanes” con la que ellos realizaron ese año y que fue concedido por el Grupo Carroza Atalayense, integrado en la Comparsa de Ballesteros.
Verdaderamente importante es contar con una buena Banda de Música Oficial ya que, con ella, la Comparsa acude a cuantos actos se le solicita y el ir bien acompañados y acompasados tiene, sin duda, su gracia. En 1972 la “Unión Musical Albaidense” fue considerada la Mejor Actuación Musical; en 1974 la de “Albalat de la Ribera” –los dos años siguientes, 1975 y 1976 tuvo esta Banda de Música dos Menciones consecutivas por parte de la Junta Central-; dos años consecutivos también, 1980 y 1981 fue nombrada la “Sociedad Musical la Artística de Carlet”; más otra tercera en 1985; en 1995 la “Sociedad Unión Musical Virgen de Gracia de Chella” y en el 2004 la “Grupo Musical Los Rosales de Bolbaite”. Banda que, por cierto, todavía ameniza nuestros desfiles y es nuestra querida “inquilina” en la Casa durante su estancia aquí durante los días de fiestas.
En cuanto a las Especiales debemos comenzar con la Escuadra de Escorpiones. A los cinco Primeros Premios ya mentados y concedidos por la “Comisión de Fiestas” en 1959 y la década de los 60 debemos sumar cuatro más los años 1971 (en el que el Primer Premio fue exequo con la Escuadra Especial “Dragones” de la Comparsa de Moros Viejos), en 1973, 1977 y 1979. Sin olvidarnos, por supuesto, de la Escuadra de Massáis que consiguió tal honor en 1972 -junto con la de Sarracenos de los Moros Realistas-, la Escuadra de Selýúcidas que lo hizo en 1988 y nuestra Escuadra femenina pionera, la de Al-Yadidas que fue nombrada Mejor Escuadra Especial Femenina del Bando Moro en el 2009.
Actualmente, debo comentarlo, contamos con una cantera de socios y socias excelente. Y esto se refleja a la hora, demasiado temprano por cierto para los nuestros, en la que salen a la calle el Día 6 para lucirse en el Desfile de la Esperanza. Todo el esfuerzo que el boato infantil realiza, a lo largo de meses, y las horas de ensayo se ven reflejadas en la actitud y cariño de los niños y niñas. El año pasado, en el 2012, consiguieron de hecho el Primer Premio, hecho que sucedió también en 2007 (compartido con los Contrabandistas) y hubo un Primer Premio en el año 1978 –fecha en la que la Comparsa realizó el 125 Aniversario-. Pero debemos sumar dos 2nds Premios en 1977 y 1997 y las ocho veces que se ha conseguido el 3º en 1974, 1979, 1980, 1981, 1993, 1995, 1999 y 2009 (Compartido en una gran cantidad de ocasiones).
En cuanto a La Ofrenda -un acto instituido, precisamente, por la Comparsa de Moros Nuevos a raíz del Centenario de la Comparsa en 1954- sumamos dos galardones: el Primer Premio en año 1974 debido a la realización, por parte del socio Ernesto Pardo, de las Andas de la Virgen (compartido con Bereberes y Labradores); y el 2º Premio Valor Artístico en 1989 gracias a que la Peña de los Harichíes realizó en metal una imagen de la Morenica con las piezas de nuestro tesoro, “Nuestro mayor tesoro, nuestra Patrona”.
Los Premios individuales afectan, sobre todo, a la persona pero también, de una manera amplia y extensiva, contribuye al nombre y buen hacer de la Comparsa que ha puesto los medios, el escenario y el momento para que ese reconocimiento fuese propicio. Mejor Rodador de Bandera Mayor fue José Javier Blanquer Gregori en 1986 –Premio instituido por la Orden del Portón- de la misma manera que en 1989 –esta vez concedido por la Peña “El Birrete” de la Comparsa de Estudiantes- y también en 2010, Francisco José Poveda Arráez, que dicho año fue nuestro Alférez Mayor, ambos llevaron a un puesto de honor a nuestra Bandera. La “Junta Central de Fiestas” le concedió, de igual forma, una Mención Especial a Carlos Gil Martínez, en 2007, por su buen hacer como Rodador Infantil ese año.
En cuanto a Cabos Masculinos galardonados, además del mencionado Primer Premio a Paco Moya Soler en 1969, debemos añadir otro y esta vez ya en época de la Junta Central de Fiestas: en 1973. Pedro Palao Llebrés alcanzó la máxima puntuación en 1971 y 1977-esta vez junto con Miguel García Pardo, componente de la Comparsa de Piratas-. Merece aquí figurar Francisco Blasco García que fue Premio al Mejor Cabo del Bando Moro en 1976 e, igualmente, José Cortés Dolón que tuvo tal honor en 1984. Tres veces una de nuestras socias ha sido la mejor en la modalidad de Cabos Femeninos: en 1991, y a Pasodoble, Concepción Moreno Valor –Primer año, además, en el que salieron nuestras socias-, en 1994, y a Pasodoble también, Marisa Abellán Candela y en 2009, y esta vez a Marcha Mora, Pepa Hernández Rubio. Y también contamos cuatro premios en cuanto a Cabos Infantiles: tres Masculinos, el de Vicente Constantino Tomás Molina en el año 1983, el de David Solves Férriz en 1995 y el de Antonio Milán Martínez en 2010. Añadiendo otro Femenino, el otorgado a Esther Arenas Alberola, en 1996.
EPÍLOGO Y CONCLUSIÓN
Una vez pasadas las fiestas del pasado año hube de escribir para manifestar el sentir de la Comparsa, las reacciones que tuvimos ante una situación tan lejana, hasta ahora, para nosotros. Expliqué en aquel escrito que lo acontecido fue como de película, aunque me costaría precisar –entre las más antiguas- sí elegiría “Sucedió una noche” (Midnight cowboy -1969-), “De aquí a la eternidad” (From here to eternity -1953-), “La quimera del oro” (The gold rush -1925-) o “Un lugar en el sol” (A place in the sun -1951-). Definitivamente, y sin menospreciar a las demás, destacaba “Orgullo y pasión” (The pride and the passion -1957-). Films todos con muchos años vista y con contenidos que resurgieron en las pasadas fiestas y que nos enlazan con estas películas. Valores que entonces eran –en estas cintas especialmente- muy remarcados: la valentía, el apasionamiento, la decisión, el arrojo, la camaradería…
Y si me costaba elegir un film, en aquel escrito, más declinarme por un adjetivo o titular. Tanto en la Plaza de Santiago como en La Cábila, cuando dijeron que el máximo galardón era tanto para la Comparsa de Moros Nuevos como para la de los Nazaríes, se armó un “contenido” revuelo mezclado con emoción y, por qué no decirlo, de incredulidad. La que da el recordar memorables fiestas y manos vacías, a la que te acostumbra el sistema por desaire y a la resignación de saber que hicimos las cosas bien a pesar de todo. ¿Será cuestión de tiempo? Pensábamos. Ha sido que sí.
En otro escrito posterior apuntaba, de la misma manera, que con el eco de los timbales que sonaron en septiembre no nos queda más que, pasado ya un año entero, hacer acopio de renovadas fuerzas. No en vano ya lo decía el filósofo y escritor español Miguel de Unamuno: “Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado”.
Bibliografía:
-Libro del 150 Aniversario de la Comparsa de Moros Nuevos.
-Actas de Premios de la Junta Central de Fiestas de Villena.
-Actas de Premios de la Comisión de Fiestas de Villena.
Agradecimientos:
Es de justicia agradecer lo mucho que han colaborado y me han ayudado en este artículo a Juan Pedro Navalón Sánchez y Joaquím Sánchez Huesca. Y, sobre todo, a la Secretaría de la Junta Central de Fiestas, Mª Ángeles Soriano Orgiler. Sin su ayuda, disposición, generosidad, interés, tiempo y trabajo no hubiese sido posible este escrito, sin duda.