UNA CRÓNICA ENVUELTA EN CUENTOS: LA DEL 150 ANIVERSARIO
Juan Sin Miedo, Los tres cerditos...
Había una vez una Junta Directiva que, encabezada por su presidente, en su segundo año reglamentario, quiso transmitir, desde el principio del 150 Aniversario, mucha decisión y aplomo. Como “Juan Sin Miedo”, con determinación, y como “Los tres cerditos”, construyendo sobre firmes cimientos, fuimos hilando los actos que más coherentes y lícitos, y del disfrute de los socios, consideramos en tan magna celebración.
Tras meses intensos, el verano para los Moros Nuevos comenzó pronto. La Cábila abrió sus puertas el 14 de junio para el Concierto del 150 Aniversario. Mercedes y yo, conductores del acto, tuvimos el placer de presentar las tres obras finalistas del Concurso de Música Festera, para tal efecto convocado, y que esa noche se escucharon junto con melodías tan nuestras como “Moros Nuevos”, “Día 4 que fuera”, “La Entrada”, “Yeni Zeri” y “La Morenica”. Miguel Ángel Más Mataix se llevó el gato al agua y es el autor de la flamante “EFEMÉRIDE 150 años de Moros Nuevos”.
Nuestro libro comenzó a ver la luz el día 20 en La Casa. Alfredo Rojas, congruente y certero, como siempre, supo ser el presentador perfecto para una obra, como todos habéis podido apreciar, hecha con mucho tesón y con un resultado palpable e impecable. No cabe duda, nuestras bibliotecas son ahora más cotizadas.
Vino de Follos, Valencia, hasta nuestra Sede. Se dio una vuelta por “Villena y sus alrededores” y fue el ganador del Encuentro de Pintura Rápida el 22 de junio. El Sr. Barrachina, junto con otros artistas de distintos lugares, nos dejó su inspiración e improvisación.
El 4 de julio la Fiesta Mora comenzó a avivar los ánimos de las noches calurosas del estío, congregando, como viene siendo habitual, gran cantidad de asistentes.
Un enfoque distinto y original de las fiestas nos llega del lienzo ganador del IV Concurso de Pintura Festera. El 8 de agosto fue considerado primer premio por el jurado Paco Beneyto que suma su nombre al de los artistas cómplices de embellecer nuestra pinacoteca.
Así llegamos a La Junta de La Cábila, la del día 15. La Directiva dimos cuenta de los pormenores de los días grandes y esperados. Esta espera se iniciaba con los platos típicos y el vino de la tierra.
La Princesa Prometida, Alicia en el país de las maravillas, La Cenicienta...
El mismo día 15, pero unas horas después, nuestros cargos recibían a sus homónimos con alegría y hospitalidad en el escenario de La Cábila. Era la doceava Fiesta Homenaje a las Madrinas.
Con una tarde de ensueño finalizó el puente. Patricia y Sara comenzaron una Presentación Infantil entrañable y acrisolada. Jorge, Fernando y Ana Isabel hicieron su entrada en un carruaje de caballos entre las delicias de todos. Más tarde, también fueron presentadores. De nuevo, Ana Isabel, al despedirse nos dejó un buen sabor de boca. ¡Había baile, música, sorpresas! pero faltaban ellos... Felipe, Iván y María, escoltados por un ballet (R. Dance Show) con música mora, hicieron su aparición a la grupa de tres caballos. María, espléndida con su vestido rojo, nos explicó a la perfección sus sentimientos y después... se corrió la cortina y la coral Mare de Deu de Gràcia de Biar le dedicó el “Día 4...”. Un acto lucido que finalizó con la presencia en el escenario de las que han sido nuestras Madrinas Infantiles y con la tradicional merienda, completada por miles de chupa-chups que formaban sobre el impecable escenario, en un principio, un sorprendente y elaborado anagrama del 150 Aniversario.
La noche del 30 de agosto fue la fecha en la que los Moros Nuevos fuimos testigos de estampas que recordaremos mucho tiempo: los presidentes y madrinas de los últimos 25 años recibieron pleitesía entre recuerdos tan vivos como las construcciones de La Casa y La Cábila, la incorporación femenina a la comparsa, palabras de nuestro presidente y recuerdos inolvidables. César y Marisa, junto con José Francisco, Conchi, Paco y Lola configuraron un acto perfectamente entrelazado en el que la Gala del 150 Aniversario daba paso a inevitables despedidas. Natalia, rutilante y segura, se despidió como madrina y, con Juan y Pedro, recordó un año intensísimo antes de desprenderse los tres de sus bandas. Las miradas se desviaron del blanco escenario que, con su orquesta y piano incluido, quedaba dividido debido a una vertiginosa escalinata flanqueada por dos bandas con fechas evidentes: 1854 y 2003. Los ojos nos llevaron a un espectáculo de sonido, luz y magia. Y así, entre el Grupo de Percusión y Dulzainas, fuego, serpentín, la luna, el sol, gigantes y fuegos artificiales, en definitiva, el Teatro Maracaibo de Elche, Juana Mª, radiante de amarillo Moro Nuevo, era conducida con Juan José e Ignacio a su lugar. Sincera y decidida nos envolvió con sus palabras, al igual que el Capitán, quien nos arengó a vivir nuestro presente, éste que mañana hará historia. Nada acabó hasta que sonó “EFEMÉRIDE 150 años de Moros Nuevos” y un grupo de moricos y moricas, con la Banda de Cañada, irrumpieron con paso firme demostrando lo bien que se acopla esta sintonía al raso amarillo.
Los cargos, padrinos de las banderas, costeadas por ellos, fueron testigos excepcionales de la bendición de éstas en el Altar de la Iglesia de Sta. María, oficiada por Ginés Pardo. Banderas perfectamente ideadas, bordadas y acabadas que han sido punto de mira y admiración. Mil Gracias a Cristina Muñoz, Mercedes Tortosa y Paco Micó por el esfuerzo. Un acto que fue el contrapunto ideal para la cena siguiente y la primera Entradica de la comparsa.
El arpa de oro, Los músicos de Bremen..
La Agrupación Musical Los Rosales de Bolbaite, nuestra banda oficial por segundo año, pernoctaba en Villena. Fue un Día 4 que transcurrió oscuro y lluvioso. Por ello tuvieron que ser los pabellones de La Cábila el marco de una cena impecable y bien servida. Temíamos que se rompiera la noche, pero tanto ésta como los selectos detalles de cristal con el anagrama conmemorativo de regalo para las mujeres, formaron parte de una gran noche que despertó con las magistrales ejecuciones de las trompetas de la Orquesta Carrusel.
El vestido de hilo, El soldadito de plomo...
Como cañonazos de luz nos llegan infinitas imágenes. Todas ellas, escenas ya, de la historia. La lluvia temprana dio paso a un nítido sol de Día 5, aliado de nuestros cargos en su lucimiento al ser los primeros en estar vestidos. Y por la tarde... llegamos los Moros Nuevos: el Mural y la Al-Kibla, Juan Carlos y su caballo, los veteranos con Pedro Palao, los Moros Nous de Biar y los Moros Musulmanes de Elda, el bloque mixto iniciado con los estandartes y las banderas de colores, las Moras Nuevas con su inigualable percusión, nuestros representantes en una carroza de ensueño, los Escorpiones, las Al-Yadidas, los Balubas, los Yemeníes y cada uno de los festeros, soldaditos de plomo, que formamos eslabón en la Comparsa fuimos necesarios, no, indispensables, para dejar en las calles un sello, una impronta, un ahí queda eso.
Un inicio de fiestas intenso en el que La Moreníca brilló entre rasos de trigo desde La Paz hasta los Salesianos. Finalmente ocupó su trono como le corresponde en Santiago.
Trepidante Día 6. Acabó La Diana, fluida como viene siendo habitual, y nos dirigimos desde la calle Ferriz hasta el cementerio. La sombra alargada de los cipreses nos recuerdan de forma perentoria el motivo de la visita. Tras la Misa Homenaje a nuestros difuntos, la ofrenda de flores en su memoria, la cual ya tiene, por fin, un lugar específico. La pared que separa el camposanto nuevo del anterior soporta el peso de la lápida conmemorativa que, para tal efecto, se descubrió.
Entre decenas de globos de colores, como en La Entrada, las carrozas de los más pequeños anunciaban su paso en La Esperanza. Naturales, decididos y aplicando lo ensayado, los niños disfrutaron de su acto siendo muy formales.
La tarde, completa. En el castillo, no sé que tenemos pero se nos rinden. Los Rassies nos agasajan y antes, entre mil amores, somos recibidos, ahora por los más mayores y las Hermanas, en el Asilo.
Aunque más tarde de lo normal, debido a la torrencial lluvia, hizo su aparición un paso compacto, el nuestro. A buen ritmo nos fuimos desgranando y esparciendo en un desfile parecido, que no igual, al del día anterior. Una Cabalgata vibrante y luminosa. Una Cabalgata para un 150 Aniversario.
Nítidos son los cañonazos de imágenes, de los que hablaba antes, para el Día 7. Distinguidas son las mujeres de Villena. Prueba de ello son las madrinas de los Moros Nuevos, quienes, vestidas de calle, villeneras o bien de moras, tuvieron la deferencia de sumarse a su comparsa para La Ofrenda del Aniversario. Demostrado queda que sabemos abarcar muchos tipos de actos, y más éste del que somos pioneros. Aparatos de rehabilitación para los Enfermos de Alzheimer fue nuestro granito de arena.
Más tarde de que los Harichíes nos invitaran a un refrigerio, decir que, sin “chorras” ni “churros”, La Retreta fue nuestra. Un derroche de imaginación en el que Talyes, Escorpiones y Ayyubíes desplegaron buen humor y puesta en escena. Españolas recibiendo al presidente, Señores de los tornillos e insuperables burbujitas de Freixenet brindaron por el Aniversario. Por suerte, nuestra comparsa sí ha entendido el acto. Sino fuera así, éste podría algún año durar lo que tardan en pasar catorce bandas de música con una farola.
La Misa Mayor nos recordó que era el Día 8 y el de la Patrona. En la guerrilla el bando cristiano, ¡qué le vamos a hacer!, se salió con la suya. La uniformidad, los guantes negros y abstenerse de fumar unos minutos dan a La Procesión un incomparable empaque, el que diferenció a nuestra comparsa. Esta labor ha de ser de todos.
Ingrato e irremediable es el Día 9. La Virgen enfila su camino emplazándonos , siempre, a una próxima cita. La nueva Regidora recibía la noticia de que había sido elegida: Irene López, mora nueva, enhorabuena a ti y a tus padres. A los sones del “Día 4 que fuera” y del insustituible “EFEMÉRIDE 150 años de Moros Nuevos” nos dirigimos a Santiago para “reventar” la plaza. Irene, Carmen, Jesús, Daniel, Jesús y Hermes reflejaban en sus rostros la continuidad de las fiestas. A los seis, felicidades.
Pasado el trámite de los premios, como el año pasado, nos dirigimos, todos, desde La Casa a La Cábila. Nuestra sala de fiestas, cada vez un poco más acostumbrada a ser albergadora de público (las buenas orquestas son, quizá, artífices de ello) nos recibió con la mesa puesta. Imágenes, recuerdos, satisfacción por haber vivido lo vivido y fuegos iluminando el cielo dieron forma al inicio del 151 Aniversario, capicúa.
El Día de la Recuperación, el 28 de septiembre, amaneció y permaneció despejado. Por esta razón muchos fuimos los que confirmamos el buen sonar de Los Chicuelos de Agost, y los que dimos cuenta del almuerzo y de la paella gigante. Ya no hay vuelta atrás ¡Viva las fiestas de 2004!
20.000 leguas de viaje submarino, La cigarra y la hormiga...
Permitidme, y perdonadme por ello, que, desde esta tribuna, manifieste el orgullo de toda la Junta Directiva por cómo se ha ido desarrollando el año, y el mío propio por haber puesto palabras a este especial cumpleaños, intentando ser objetivo y entusiasta. Este barco, capitaneado por Paco Abellán, incluso con transbordos, continuará su singladura trabajando, como la hormiga, con tesón, pues la ruleta del tiempo nos sitúa en otro comienzo. Muchas son las leguas por recorrer y profundos son los mares por surcar. Por eso no hay colorín, colorado porque muchas y bellas son las páginas por escribir.
Amado-Juan Martínez Tomás