Ingredientes:
La Virgen Morenica
Las calles y el castillo de Villena
1 Comparsa radiante y activa
1 Presidente avalado por su Junta Directiva
1 Banda Oficial (Cabeza de algunas más)
6 cargos ilusionados
1 Sede en un lugar estratégico: “La Jaima”
1 Sala de fiestas apropiada: “La Cábila”
Para la salsa:
Cucharadas soperas de raso amarillo, gratinadas melodías como EFEMÉRIDE, DÍA 4 QUE FUERA, NATIONAL EMBLEM, VARIADAS MARCHAS MORAS..., más de una y salteadas ramas de alábega, un poco de cantueso (no es necesario al baño maría), mucho y sazonado compañerismo, etc.
Preparación
Esta gustosa receta, aunque parezca fácil y sencilla, requiere de un gusto exquisito y de una serie de necesarios pasos anteriores. Como el dado, este año un poco antes en el calendario, el 4 de junio. Este día la obra “Villeneros” fue, entre dieciocho más, la que se alzó con el premio del jurado del V Concurso de Pintura Festera que los Moros Nuevos convocamos. Virtudes Espinosa recogió, emocionada, su premio.
Indispensables, tanto para este manjar como para el verano lúdico en nuestra ciudad, son las fiestas veraniegas en “La Cábila”. El 9 de julio y el 13 de agosto fueron las fechas de la “Fiesta Mora” y el “Homenaje a las Madrinas”. Ganando pulsos sin rivales, estas convocatorias, y este año muchas citas más, han sido multitudinarias y largas...
El 7 de agosto Irene López, en una periodística noche, fue presentada como Regidora de las fiestas de este año. Ella ha sido una representación de nuestras socias verdaderamente genuina. Estos pellizcos de sal dan un toque sabroso.
Para que todo tenga una forma bonita es obligado tornear. Eso precisamente hizo el 15 de agosto la Junta Directiva: exponer y explicar los pormenores de los días grandes, pasando después a refrescar el gaznate, ¡es que los calores...!
Condimentación
A la cocina hay que ponerle mucha imaginación. Sin duda, la que no faltó a los actos de Presentación de nuestras Madrinas. En la tarde del 22 de agosto, escoltados por banderas de colores, Felipe, Iván y María, que nos brindó unas palabras, se despedían de sus cargos. Y todo se hizo magia. Los nuevos representantes de los más pequeños hicieron su entrada en un particular coche oficial, un tren, acompañados de más niños bien surtidos de confeti. Carmen, antes de leer su discurso, fue agasajada con un baile de sus amigas y ayudó, al igual que Daniel y Hermes, al Mago Charly a hacer su papel. Un número divertido, sorprendente y muy mágico, que deleitó no sólo a los infantiles. Un bonito y acogedor escenario cambiable y, como no, la merienda, completaron una entretenida tarde.
Y si el equipo de una presentación ya respiraba, el de la Madrina Mayor ponía el 28 de agosto toda la carne en el asador. Salpiconada y al gusto. Así quedó de bien condimentada la receta esta noche de “Historia Interminable”. En un colosal escenario flanqueado por arcos estilo “Cábila” y una pantalla de cine muy mora nueva, Vicente y Clarise, aunque según ellos, al principio sin guión, hilaron a la perfección un acto sin desperdicio. Revivimos recuerdos de un año excepcional, el pasado, y despedimos a Juan José, Ignacio y Juana María. Ella, de rojo chaleco, supo despedirse con nostalgia y alegría. Pero la historia de la comparsa sigue, y bien claro que se nos quedó. Al final, encontramos a la Madrina, todo sea dicho, muy bien ayudados virtualmente. Llegó envuelta en atención y expectación. El enorme mago que entre sus manos la portó al escenario subía, bajaba, nos maravillaba. El Grupo Maracaibo, por segundo año, consiguió subyugarnos. Jesús Carlos y Jesús, Capitán y Alférez, entre timbales, luz, serpientes, bailarinas... escoltaban a su sobrina y prima. La originalísima puesta en escena de esta presentación de cine puro, bien simulado y bien doblado no acabó hasta que Irene, de verde faja, nos habló a sus moros y el cielo se cubrió de amarillos, verdes, rojos, azules... Un reto sobradamente superado que se endulzó, todavía más, gracias a una noche de luna mora y la Orquesta Cocó.
Aliñamiento
La novedad también es buena entre pucheros. A un acto de tradición como el Pasacalles, se sumó, este año, la variación en el día de la Romería de Nuestra Patrona a Villena. El 29 de agosto, y entre miles de personas, La Morenica llegó a Santiago.
El Día 3 de septiembre volvimos a hacer La Entradica. El acto que fue un contrapunto el año pasado para el de la Bendición de las Banderas, tuvo su continuidad éste. El mal tiempo no fue obstáculo y la Plaza de Santiago fue la meta. El Día 4 llegaba...
¡Vaya que si llegó! Y con viento durante el día y hasta un poco de llovizna. Agua que no impidió una Cena elegante y de altura. Eurotoque se encargó, por cuarta vez, de este cometido gustando y satisfaciendo a quienes nos dimos cita. “La Cábila” es el centro social indiscutible esas horas. Horas en las que la Orquesta La Habana puso música con todas sus letras.
Freidura
El secreto para aprovechar el sabor de los alimentos está en innovar pero, también, en mantener las tradicionales secretos, esos que nos enseñaron nuestros abuelos y a ellos los suyos...
Tras las palabras que el profesor Mateo Marco tan bien pregonó, aparecieron nuestros cargos impecables y garbosos. Fueron los primeros en vestirse y los responsables de un escalofrío que nos atravesó de pleno la espalda.
Bien caliente, hay que empezar a freír cuando el aceite está preparado. Y así estaba el ambiente cuando “Batanero”, a cuerda larga y gracias a la generosidad e incondicionalidad de Juan Carlos, abría el paso de los Moros Nuevos en La Entrada con sus reverencias y su porte de caballo de raza. Moros de sol y fuego seguimos su estela. Conseguimos que el astro solar tuviera envidia de nuestro raso. El calor y el rojo de nuestros chalecos se hizo fuego vivo e incendiamos un desfile que saboreamos con densidad y fuerza. Massais, Selyúcidas, Rassíes y Jenízaros, separaron a socios de socias con trajes estilosos y muy apropiados para cada una de sus idiosincrasias.
Asación
Para que el asado quede gustoso y en su punto es necesario que el horno esté precalentado, como ya lo tenemos, y que nos tomemos nuestro tiempo. Como el Día 6, un jornada cargada de actos que comenzó con el brío de La Diana para continuar con la más que centenaria, posiblemente, Misa del Cementerio. La lápida que el año pasado descubrimos se cubrió de flores en memoria de tantos y tantos moros y amigos que a la memoria, entre alargados cipreses, regresan, una vez más, a nuestra memoria.
El futuro, apuesto firmemente, lo tenemos garantizado con una cantera, como pudimos ver en La Esperanza, entregada al buen desfilar. Tanto las pequeñas como los pequeños, sin olvidar a los pequeñísimos de las tres carrozas, dieron una lección de saber estar. Al horno debemos echarle un ojo de vez en cuando, añadirle, si es necesario, una pizca de sal y alguna que otra especia, que nunca viene mal.
La sal en las fiestas son las Embajadas, y si ganamos, como en la del 6 por la tarde, tanto mejor. Pero en el Asilo, a la misma hora, el sabor que nos dejan los ancianos es mejor que el orégano en la pizza. Para ellos somos agua de mayo, la fiesta en casa. Para nosotros son el complemento que nos llena como Comparsa, satisfacción.
Los Rassíes, en su local, fueron anfitriones en su tradicional piscolabis. Eran cerca de las siete y media de la tarde.
Para que bien rostida quede la receta La Cabalgata es perfecta. Dorados y crujientes aparecemos tras rostirnos a base de bien. Con paso firme las socias, desprendieron sutileza y efervescencia, alternando sus bloques; nosotros, militares y decididos. Destacaron las marchas moras de las Escuadras Especiales entre un EFEMÉRIDE impactante y consolidado.
Sobre las 5 de la madrugada el fuego de los chalecos de los Moros Nuevos dejó hechas cenizas las calles de Villena. Nos sobró calor para, en “La Cábila”, tener calentitos los churros y el chocolate.
Tostamiento
El colorcico adecuado lo conseguimos calentando un poco más. La segunda Diana la hicimos cerca de las ocho de la mañana. Al terminar tuvimos, unos pocos sólo, hay que decirlo, el tiempo justo para preparar el ramo de flores para La Ofrenda. Un acto impulsado por los Moros Nuevos y en el que somos muy generosos de una manera callada. Enfermos de Alzheimer y AFEPVI fueron la consigna.
Los Harichíes demostraron, como tantos años, sus dotes de buenos anfitriones en su local.
Boquiabiertos dejamos al pueblo con La Retreta. Una vez más fuimos quienes entendimos su espíritu. A saber: Ayyubies-La Palmerá promulgaron un singular bando en el que vestidos de “La Revoltosa” nos dijeron ser la alcaldesa de la ciudad, Doña Vicenta Tortosa. Siempre dinámicos y rompedores; Las Talies derrocharon energía con pantalones cortos en un homenaje al “C. D. Villena ¡un tesoro en Regional!”; y los Escorpiones con su “Enterramiento de la Retreta” reverdecieron los laureles del Primer Premio de este acto, con una parodia perfecta. Aquella Corporación Municipal acompañando al féretro fue un espectáculo de caracterización y también de crítica y sentido del humor.
Nuestra receta quedó bien tostadita y sabrosa, y es que ya era el Día de la Patrona cuando después de La Alborada, fuegos artificiales iluminaban La Atalaya.
Reposo
Es el día de La Morenica y necesario “un poco de reposo” para que la receta esté exquisita. Hicimos la tercera Diana y al alcalde de Biar “tuvimos que darle”, en la Embajada, a La Mahoma. Por la tarde, tras la impactante Conversión del Moro al Cristianismo, llegó La Procesión y conseguimos la uniformidad que nos caracteriza en este acto. Los refrigerios de “La Casa” nos vinieron geniales, y es que su ubicación es del todo estratégica. Es un orgullo, al igual que “La Cábila” que contó con buenas orquestas y con gente joven que llenó de alegría nuestro recinto.
Decoración
La terminación es igual de importante que el resto del proceso. La despedida de La Virgen no es tal, es un emplazamiento, un hasta pronto. Antes de emprender el camino para destino: Almuerzo, la escuadra de la Al-kibla nos obsequió, en su local con unas pastas y mistela.
El último desfile trascurrió entre variadas melodías ya conocidas y los magistrales abanicos hasta llegar (¡Oh, no!) a Santiago. Allí rodamos, rodamos, rodamos... se mezclaron los colores, nos batimos a punto de nieve... Es inevitable que los ojos se aneguen tirando al aire el fez. Y más si el “Día 4” está interpretado por La Agrupación Musical Los Rosales de Bolbaite, Banda que era nombrada poco después la mejor entre las oficiales de todas las Comparsas, un merecidísimo premio.
El adorno de nata lo pusimos tras los actos oficiales. Todos enfilamos, un año más y ya son tres, en dirección a “La Cábila”. Una acertada decisión es celebrar así el fin de fiestas. Allí el fuego, el mismo que irradiamos en las fiestas se convertía en la Gran Parrillada de la que dimos cuenta. Poco a poco se fue saciando el hambre y quedaron sólo las cenizas de una noche bien exprimida.
Antes de dar por terminada este complicada receta hay que hablar del 26 de septiembre, Día de la Recuperación, en el que de nuevo nos reunimos en “La Casa” para los calenticos e iniciamos una jornada de hermandad. Al llegar a “La Cábila”, el almuerzo se hizo energía para el paseo. El sol nos acompañó y muchos fuimos los que repasamos el anecdotario 2004.
Observaciones del chef
Este cronista metido a pinche, en esta ocasión, el mismo que se siente orgulloso al escribir sobre su Comparsa, reconoce que esta receta es única y difícil de hacer, pero sabe que con un presidente tan decidido y valiente, acompañado de su radiante Junta Directiva, el año que viene el puchero ciento cincuenta y dos estará dispuesto para servir a la mesa. Que la llama siga encendida y mantenida por todos, así seguro que será posible.
Amado-Juan Martínez Tomás
Cronista