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 Quiero agradecer a los Moros Nuevos y Presidentes D. Francisco Zapater López (1969-1970), D. Mateo Hernández Llorca (1980-1981), D. Manuel Estevan Ferriz (1994-1997) y D. Francisco Abellán Candela (2002-2005), como a D. Vicente Prats Esquembre, también Moro Nuevo, ser la fuente de donde he extraído el agua que he bebido para escribir este artículo. Sus colaboraciones sinceras y sus aptitudes entusiastas reflejan los grandes festeros y personas que son.

 Que no se rompa la noche, por favor que no se rompa,

que sea serena y larga como el tallo de una rosa

que sea de luna blanca con su escarcha y con sus sombras,

que tengo que amarte mucho, que tengo que amarte tanto

que si la noche no acaba yo te voy a enloquecer.

“QUE NO SE ROMPA LA NOCHE”

Julio Iglesias

La noche del Día 4 en las fiestas de Moros y Cristianos de Villena tiene, sin lugar a dudas, un toque mágico y único. Sin caer en ditirambos podemos decir que hemos hecho de ella una antesala singular y expectante. Su sucinta esencia se respira por todas las esquinas de la ciudad. A lo largo del día ya se aprecian ajetreos propios de los arreglos de última hora. Además de los planchados y retoques varios de los queridos trajes de festeros, de tener repleto el frigorífico (y la “bodega”), de recoger las “pasticas” y de tener previsto, entre miles de puntillas más, algún que otro bálsamo para nuestros futuros sacrificados pies, para cuando la luna aparezca también debemos estar dispuestos para lanzarnos a la calle pletóricos de felicidad a la vez que impecables.

La Laureada Banda de Música Municipal de Villena ofrece su Gran Concierto y en los locales de todas las Comparsas se prepara la que ahora es la Cena de Confraternidad, pero que en su día nació denominándose CENA HOMENAJE A LA MUJER, nombre que se mantuvo en el Programa de Fiestas hasta 1996 a pesar de que la incorporación femenina es de ocho años antes, en 1988.

Pensamos los festeros y los villeneros en general que la mejor manera de comenzar las fiestas es hacerlo de la manera más grande posible. Las celebraciones, si son tal, sean las que sean, se festejan en torno a una mesa, y si es con viandas sabrosas y elaboradas, pues mucho mejor. Si a ello le sumamos trajes para nosotros y vestidos largos para ellas le damos al evento un toque más distinguido. Ahora bien, si esto lo enmarcamos en un lugar adecuado e inspirado en nosotros mismos, ambientado con música y con la presencia de amigos ¡que más podemos pedir!

Contrasta este procedimiento para iniciar nuestros días grandes con el arranque festero de poblaciones vecinas que también celebran fiestas de Moros y Cristianos, y que su “pistoletazo” de salida se caracteriza por la informalidad de la cena de sus vísperas (La llamada “Nit de L’olla”). Posiblemente la misma con la que el Día 3, con las “Entradicas”, nos gusta disfrutar en Villena.

Como en todo, esto tiene una raíz y un motivo, tiene una idea, una iniciativa y la valentía de la puesta en marcha llevada a cabo por una Directiva. Hablamos por la encabezada en 1969 por Francisco Zapater, presidente de la Comparsa de Moros Nuevos.

Que tierno amor, mi devoción, viniste a ser

mi religión.

mi dulce sentimiento, de nada me arrepiento

que vivan los momentos en tu boca y en

tu cuerpo

mujer...

“VALIÓ LA PENA”

Marc Anthony

AÑO 1969

Antes de acometer cualquier empresa, por insignificante que parezca, nos asaltan las dudas, los porqués. Es un mecanismo cerebral propio del ser humano que por una parte nos hace un poco, entre comillas, “atormentarnos”, pero por otra, nos traslada a la reflexión lo que, evidentemente, nunca es malo. Por lo general, somos valientes y después de haber sopesado la balanza y de haber hecho más caso al angelillo que al diablo que siempre nos susurran en los oídos, nos liamos la manta en la cabeza y nos embarcamos en nuevos cruceros, tiramos hacia delante (por algo Villena pertenece a la provincia de Alicante). Pero aún así: ¿Cuántas veces nos habría gustado mirar la bola de cristal o saber adelantados vaticinios salidos de la lectura de unas cartas? Posiblemente muchas, a pesar de que uno no sabe si las cartas adivinan lo que va a suceder o si programan para ello. Me explico. Si unas cartas nos hubieran asegurado que La Cena de la noche del Día 4 iba a ser un éxito y no sólo en 1969 sino en todos los años sucesivos hasta ahora, y llega septiembre y ,efectivamente, la noche resulta magnífica, entonces nos hubiéramos dicho: “Ésta es la gran noche, estaba escrito, debemos continuar”, y continuamos con este acto. ¿Estaba escrito en el destino o lo hemos propiciado nosotros mismos porque ya nos habíamos convencido de que nuestro destino era éste?

Y si te paras un momento y adviertes que se daban muchas circunstancias como que la Comparsa estaba compuesta por jóvenes, como ocurre hoy en día, dinámicos y con ganas de pasarlo bien, que teníamos un local idóneo como era el solar de Celiberti, el cual fue cedido gratuitamente por los señores Mateo Mora, Celiberti y Parra, y que, entre miles de puntos más, todo ha sido preparado con infinito amor, ¿no tendremos una confianza mayor que si de otra manera fuera? ¿Y quizá no tomemos este reto, como en otras ocasiones, convencidos de que no merece la pena que nadie se esfuerce, sino muy al contrario, completamente seguros, pues al fin y al cabo eso han dicho las cartas y nunca han fallado?

Pero las cartas, como la bola de cristal e imagino que cientos de formas posibles de vaticinar el futuro, no fueron echadas (excluyendo para jugar al truque) y ni siquiera fue mínimamente planteado cuando el Presidente en 1969 de la Comparsa recibe, de manos de Vicente Prats Esquembre y de Pascual Quiles Flor, la idea de celebrar la noche antes a la de “La Entrada” una Cena para homenajear a todas las mujeres de los socios. Una idea nacida, como tantas, en medio de una conversación en un restaurante, en este caso, de “Bulilla”. En esta época, es obvio decir, que ellas, las mujeres, estaban relegadas totalmente del mundo festero, a no ser que ocuparan el cargo de Madrina de la Comparsa, este año ostentado por Isabel María Arenas García. Mujeres, seguramente, tan festeras como sus parejas pero que además de las tareas de lavado, planchado y adecuación completa de los trajes (vamos, como hoy en día sin ir más lejos) se sumaba el agravante de que el Día 5 a las cuatro de la tarde no había más opción que la de mirar y aplaudir.

La idea es muy bien acogida y, por ello, aprobada en el seno de la Directiva, compuesta por diferentes grupos de amigos y encabezada por el carismático Paco Zapater quien dirigió, remitida por él y en nombre de la Comparsa de Moros Nuevos, una citación a cada una de las parejas de todos los socios. Una ardua labor ya que el fichero no contemplaba dicho dato, que fue realizada silenciosa y certeramente también por las dos personas citadas anteriormente. Una cita formal y protocolaria para estar presentes en el nacimiento de la Cena del Día 4, surgida por un romántico sentimiento de homenaje y que estuvo amenizada por uno de los tríos míticos del momento, “Los tres de Castilla” (Cuelga decir de dónde venían y cuántos eran en el grupo...)

Ésta es una noche en la que nunca ha faltado un detalle para los asistentes femeninos y que no ha sido para nada exclusiva, todo lo contrario, abierta y no únicamente a festeros de otras Comparsas, también a Villena y comarca.

La ciudad, como decía antes, ha vivido un día intenso de preparativos y necesita que la puerta a los días grandes se abra de par en par.

Sueño con noches brillantes al borde

de un mar de aguas claras y puras

y un aire cubierto de azahar.

Cada momento era especial,

días sin prisas, tardes de paz,

miro hacia atrás y busco entre mis recuerdos.

“ENTRE MIS RECUERDOS”

Luz

AÑOS 70

Durante los años 70 nuestra Comparsa puede contar una decena de Presidentes, los cuales fueron pasándose el testigo y, todos y cada uno de ellos, durante su espacio de tiempo, unos más cortos que otros, aportaron lo que sus obligaciones personales le permitieron con mucho sacrificio y amor. Los diez, como si de uno sólo estuviésemos hablando, respetaron la idiosincrasia de nuestros colores y al unísono, alentados por los socios, lógicamente, continuaron con la realización de La Cena del Día 4, respetando siempre el espíritu con el que nació e incluso superando, año tras año, su categoría.

En 1970, continuando Paco Zapater en la presidencia, el marco de La Cena varió, trasladándose al llamado “Huerto de Máximo”, en la actual calle San Juan Bosco, donde estuvo “La Cábila”, nuestra querida Sala de Fiestas hasta 1978, año de la celebración del 125 Aniversario de la Comparsa.

Las noches de ensueño, esas en las que nos abrazamos a un talle mirando la luna mora en una noche de vino y rosas, se fueron sucediendo con las distintas directivas. Hubo veladas especiales como aquella en la que en la entrada se hacia entrega de un globo de los colores de la Comparsa a las señoras y que contenía, en su interior, una papeleta para la posterior rifa.

A veces, como en 1974, además de agasajar a las señoras con un clavel, se obsequió también a los señores: el simbólico “morico” de llavero. Hubo presentes muy bien acogidos como el de 1976: la figura de un Moro Nuevo apoyado sobre el pico y la mochila.

Ha servido este acto para rendir homenaje a socios como Antonio Tomás Conca y Francisco Esteban Martínez “Paco Clavel”, así como a Ángeles, esposa de Regino Coloma Sebastiá, como ocurrió en 1975 y en 1976 a Francisco Blasco García “El planchao”, cabo gastador durante treinta y un años. Entonces obtuvo el título de “Cabo de Escuadra a Perpetuidad”. En estas veladas a los cargos festeros se les rendía homenaje a lo largo de la noche.

Durante estos años la calidad y el servicio de La Cena subió como la espuma. Importante el grupo de personas, cuatrocientos cincuenta, que en La Cena de 1978 se dieron cita. “Casa Arcadio” de Algemesí, contribuyó en gran medida a ello con sus excelentes menús. Además, fueron veladas amenizadas por grupos como “Vino tinto”, “Los Yodis”, “Lucho y su orquesta”, “Nuestro Pequeño Mundo”... Grupos de la época que se dejaban la piel en el escenario y que contagiaban su alegría y su ritmo.

La década terminó con un cambio de emplazamiento, trasladándonos al “Huerto de la Puncha”, en la calle Sancho Medina y con la novedad de compartir Cena con los Moros Realistas y con los Piratas en una agradable noche donde brilló la luna.

Luna, todo el mundo sabe que la noche es sólo tuya.

De todas las caras de mujer, tú eres la una,

la de la luna. Hecha con los sueños, los

que llegan a tu altura. Nunca lo sabremos

hasta ver tu cara oscura.

“LUNA”

Clara Montes

AÑOS 80

Mateo Hernández Llorca asume la Presidencia en un arranque de espontaneidad cuando la década comienza con el vacío en este puesto. Él es un hombre de Comparsa, actualmente ocupa uno de los números más bajos entre los socios de los Moros Nuevos y se siente muy orgulloso de ello. Durante sus dos años de mandato imprime a la noche del Día 4 una gran dosis de innovación. Por primera vez desde 1969 se celebra en una “casa prestada”, el marco es muy hermoso al ser el Club de Tenis el sitio elegido, lugar perfectamente engalanado por la Directiva para la ocasión. La Cena fue servida por el Restaurante Juan XXIII de Alicante, resultando un auténtico éxito. El año siguiente, a pesar de ser el mismo restaurador el encargado, no resultó igual. Esta vez se organizó en la Ciudad Deportiva del Círculo Agrícola Mercantil, rodeados del agua de las piscinas.

Los dos siguientes años el decorado volvió al ya mencionado “Huerto de Máximo” para en 1984 ser de nuevo la terraza principal de la piscina del Círculo Agrícola el lugar elegido. En 1985 y hasta 1990 las paredes de “La Cábila” del “Huerto de la Puncha” fueron los testigos de esta mágica noche. Un lugar del que guardaremos siempre memorables momentos.

Dos restaurantes de Algemesí, Casa Arcadio y Casa Torrent, se encargaron en la mayoría de ocasiones de ser los responsables de la cocina. Los dos tuvieron grandes ocasiones con resultados impecables, sobre todo al final de la década, con una Cábila elegantísima, distribuida con mesas redondas. Sus toques culinarios eran el contrapunto perfecto a un menú delicadamente elegido por su Directiva. Y es que el acto que nos ocupa era ya entonces un evento social sin parangón forjado a base de pequeños grandes detalles. En 1982 la peculiaridad de que se colocaran servilletas de tela estampadas con el emblema de la Comparsa resultó del agrado de todos.

Cada uno de los cuatro presidentes que los Moros Nuevos tuvimos a lo largo de estos diez años imprimió su carácter a este acto que cada Día 4 se repite. Al principio de los 80 durante La Cena se seguían presentando a los cargos de la Comparsa, para terminar la década con dos presentaciones distintas, una la Infantil y otra la Mayor, con puestas en escena verdaderamente originales y geniales, y trasladadas a otros días distintos.

Hubo obsequios de todo tipo como la bandeja de plata en la que estaba grabado el emblema de la Comparsa y la inscripción “Cábila 82”, el pequeño colgante también de plata y con el emblema, de 1985, el pañuelo de hilo con el escudo bordado, en 1988, o el precioso abanico pintado a mano, un trabajo auténticamente admirable, en el año 1989, por el Presidente, Vicente Rodes Amorós.

La música de fondo estuvo puesta, por ejemplo, por la actuación del espectáculo internacional “Polinesia Show” ,en 1984, orquestas como “Delmon’d” ,en 1983, o al final de estos años por una orquesta muy querida y ligada a nosotros como la “Turbula Show”, capaz de mantener vivo el espíritu de la fiesta hasta avanzadas horas de la madrugada, además de ofrecer un gran espectáculo.

En 1986 la Banda de Música de Carlet, que fue durante muchos años nuestra Banda Oficial y ganadora en alguna ocasión al Premio a la mejor Banda de Música Oficial, adelantó su presencia ese año para estar también esta noche, por cierto, compartida con la Comparsa de Piratas.

Se cerró la década con todos los amarillos toldos de “La Cábila” desplegados y cargados de agua. La lluvia, que no dejó de aparecer durante todos los días posteriores, se manifestó acabando, demasiado pronto, una velada que de todas maneras resultó exquisita. Primero los violinistas, y la orquesta después, mantuvieron animada la noche hasta que el líquido elemento era tan persistente que todos los asistentes no tuvieron más remedio que desistir.

Bajo una luna de ceniza plateada

te robaré algún cabello

para amarrarlo a las trenzas de mi pelo.

Y, si te vas, me iré contigo,

sin movimiento nos perderá el tiempo.

COMO LOS OLIVOS

Bebe

AÑOS 90

Al principio de este década, en 1991, La Cábila actual abrió sus puertas el 31 de agosto, así que cuatro días después La Cena ya se celebró en este bello recinto, aumentando su prestancia todavía más.

Cuatro fueron los Presidentes en los años 90, destacando que uno de ellos, José Ramón Velasco Navarro, falleció repentinamente a las pocas semanas de tomar el cargo, siendo elegido su vicepresidente, Manuel Esteban Ferriz, quien tomó las riendas con emoción y con una Directiva heredada. Durante su presidencia, al igual que sus homólogos de década, tuvo que estar pendiente de los mil detalles que requiere el protocolo para noches con estas características y a las que asisten tantos invitados. Debemos tener en cuenta que, desde finales de los años ochenta, La Cábila se convierte, en las horas en las que acontece a La Cena del Día 4, en un importantísimo foco social de la ciudad.

Durante estos años es obligatorio destacar las orquestas. Las buenas orquestas, que han ido amenizando La Cena del Día 4, crearon, y lo siguen haciendo, una expectación normal si consideramos la calidad de todas ellas. Desde 1994 a 1997 fue “Alcatraz” el conjunto que elevó a espectáculo la velada. Después de La Cena, La Cábila se abarrotó de espectadores para ver con sus ojos cómo esta orquesta desplegaba su magnífico show. A ella hay que sumar nombres como: “Cassino”, “Benidorm”, “Libertad”, “Cuadrilla Latina”, “Tic-Tac”... Conjuntos musicales necesarios que aportan a esos momentos tan especiales de preámbulo de fiestas el ritmo y la oportunidad de marcarse unos pasos.

Los detalles durante esta noche ya no se pueden considerar como tales. Ahora todo ha de estar impecable: las sillas vestidas, las mesas distribuidas, bien presentadas y en perfecta colocación los cubiertos y las copas. Ángel, nuestro repostero durante algunos años, fue quien se encargó de ello y sobre todo de que los asistentes quedaran con el menú plenamente satisfechos.

La imaginación y la disparidad quedaron plasmadas con los obsequios repartidos; desde pequeñas joyas como el broche de plata con la forma del pico, el complemento del cuelgabolsos con el escudo, pasando por el decorativo pisapapeles en el que se distingue nuestro turbante, hasta el musical regalo del Compact Disc en el que figuran composiciones musicales que nos suenan mucho son algunos de los ejemplos. La veteranía de la noche del Día 4 hace que los sesos se devanen cada año. Estos eran los presentes que han precedido a los más recientes como el colgante en plata de nuestra “morica”, la decoración en cristal con el anagrama del 150 Aniversario o el portafotos de madera con motivos de la Comparsa. Pero estos hay que enmarcarlos ya en otra década, la que comienza con el año 2000.

El pintalabios, toque de rimel, moldeador como una artista de cine.

Peluquería, crema hidratante y maquillaje ¡que belleza al instante!

Abre la puerta que nos vamos “pa” la calle

¿Y a quién le importa lo que digan por ahí?

Antes muerta que sencilla, ay que sencilla, ay que sencilla.

ANTES MUERTA QUE SENCILLA

María Isabel

AÑOS 2000

El nuevo siglo, como los nuevos tiempos, van dando paso a innovaciones y novedades. Dentro del Programa Festero unos actos aparecen y otros desaparecen o se modifican. La Cena Homenaje a la Mujer, ahora Cena del Día 4, sigue vigente. La antesala es necesaria, lo dice el refrán: “Quien no tiene la víspera, no tiene la fiesta” y por ello nosotros la hemos engrandecido cada vez más.

Desde que estrenamos estos nuevos cien años han sido dos los Presidentes que los Moros Nuevos hemos tenido. Ellos han tirado de ese carro que es la tradición con una fuerza inusitada comprendiendo que las raíces nos dan fuerza y nos proporcionan savia. Han sabido seguir manteniendo la noche del Día 4 y sus expectativas.

Comenzó la centuria XXI con un repostero de lujo, y hasta podemos calificar de “Real”, Antonio Torreblanca, sorprendiendo con su menú y no dejando indiferente absolutamente a nadie. A partir de 2001 “Eurotoque Eventos” se hace cargo de La Cábila y es desde entonces la empresa responsable de que allí los fogones estén dispuestos y las viandas sean elaboradas y al gusto. Menús, que por otra parte, deben llevar la aprobación consensuada de la Directiva.

La calidad de las orquestas, lejos de disminuir, se pueden calificar como las mejores del país: “Volcán”, “Santiago”, “La Central de Música”, “Carrusel” o “La Habana” son nombres que lo pueden avalar.

Francisco Abellán Candela, como Presidente de la Comparsa que es, no deja, junto con su Directiva, nada para la improvisación. Considera que esta mágica noche tiene un encanto especial y que es la noche por excelencia de cualquier villenero, diferenciándola claramente de la Noche Vieja (¡El día siguiente de ambas noches es muy distinto!).

Con La Cábila impecable, con invitados especiales como los Moros Musulmanes de Elda, los Moros Nous de Biar, la Regidora Mayor de Fiestas, la Señora Alcaldesa, nuestros cargos, los Moros Nuevos y los amigos de los Moros Nuevos nada puede fallar, o por lo menos lo que en nuestra mano está. Otro asunto es el de la lluvia, que hizo, en el año 2003, modificar, a contrarreloj, todos los planes y planos, y cobijarnos bajo techo. La incertidumbre fue palpable el año en el que celebramos el 150 Aniversario de la Comparsa y en el que pudimos “amortizar” los pabellones. Pero las ganas y el trabajo bien hecho hacen de todo un cariz envolvente. Los desvelos, los quebraderos de cabeza, el invertir tiempo (mucho tiempo), tienen un motivo claro, la ilusión.

Cuidar las tradiciones, respetadlas y adaptadlas al devenir de los años es una labor que debemos tener encomendada. Ellas, seguramente, nos van a sorprender mucho más de lo que esperamos.

“En el nacer no merecen ni desmerecen los hombres, que no está en su mano; en las costumbres sí, que ser buenas o malas corre por su cuenta”

Lope de Vega

“Cuando somos capaces de conocernos a nosotros mismos, rara vez nos equivocamos sobre nuestro destino”

Staël

 

 

Amado-Juan Martínez Tomás

Cronista

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 D. ALFONSO ESQUEMBRE GARCÍA

Socio Número 1 de la Comparsa de Moros Nuevos

Es bisnieto de Juan Hurtado Ferriz, fundador de la Comparsa , nieto del primer Presidente (1896-1903) Miguel Esquembre Fita y sobrino nieto de Fco. Antonio Esquembre Fita, Presidente también tras su abuelo Miguel. Su padre, Juan Esquembre Hurtado fue casi toda su vida Tesorero y Vicepresidente. Él, a su vez, es padre de dos socias, Rosa y Alicia, Madrinas en 1974 y 1985, también abuelo, de Rosana, Regidora Mayor 1996 y ahora ya, bisabuelo.

 Fecha de Nacimiento: 23 de agosto de 1924

Fecha de Alta en la Comparsa: 10 de agosto de 1927

 D. Alfonso Esquembre nació el 23 de agosto de 1924, a tan sólo doce días de la celebración de las fiestas. Es por eso que vistió por primera vez el traje de Moro Nuevo en 1925, ya que el año anterior, además de que su familia pasó los días grandes en una casita de campo, estaba de luto por el fallecimiento de una hermana de su madre. Se suma a todo esto el hecho de que a los bebés tan pequeños, por aquellos tiempos no se les sacaba a la calle. Sería dos años después cuando su nombre quedaría estampado en el libro de altas de la Comparsa, el 10 de agosto de 1927. Donde allí continúa encabezando una lista compuesta por más de mil nombres.

 Cargos que ha ocupado: Capitán en las fiestas de 1953

Directivo: En 1948 comienza su labor de Secretario y Tesorero. Lo es hasta 1953, año en el que por ausencia del Presidente lleva las riendas de la Comparsa.

 Con veinticuatro años forma parte de la organización de la Comparsa junto con Regino Coloma Sebastiá, Presidente. Entre los dos soportan casi todo el peso de la Comparsa. Eran tiempos en los que no se llevaba libro alguno y en los que la cuota del cabeza servía para toda la familia. Ocupa los cargos de Tesorero y Secretario el año de las Bodas de Plata de la Coronación de la Virgen, 1948. Recuerda Alfonso que por ese motivo hubo un día más de fiestas y los Moros Nuevos entregamos el 9 de septiembre, en la Iglesia de Santa María, un álbum de firmas en Ofrenda a la Patrona, la primera de las fiestas de los Moros y Cristianos en Villena. Suma nuestro número uno el grato recuerdo de que hubo, por esos años, una inyección fuerte de juventud, ingresando Pedro Palao de Cabo de Gastadores con todos sus amigos, socios que en su mayoría, como no, lo siguen siendo.

1953, el año anterior a la celebración del Centenario de la comparsa, es el representante de todos los socios desde su cargo de Capitán, y aquí recuerda emotivamente a Francisco Moya Soler, su Alférez, y dos aspectos que destaca: El primero, a modo de anécdota, es el que sucedió ese año en La Entrada con los cabos debido a que había dos escuadras y ellos eran tres. La primera escuadra era conducida, sin discusiones, por Francisco Blasco, “el planchao”, y la segunda estuvo dirigida hasta las cuatro esquinas de La Corredera (Trinidad-López Tarruella) por Pedro Palao (la familia de su novia entonces vivía en la Calle el Hilo) y hasta los Salesianos por Paco Valor (la familia de la suya cerca del Pasaje Candel). Él fue el “cambiador de trastos” entre ellos. El segundo aspecto que nos destaca es que ese año, 1953, el Presidente se marchó a la República Argentina, debiendo hacer su labor. Cometido en el que fue respaldado por Cirilo Azorín Calomardo, que ya se hizo cargo como Presidente en 1954, y por Francisco Blasco García y José García Galbis, entre otros. Dejaría definitivamente la Directiva cuando comenzó su labor de representante por tierras manchegas y extremeñas entre los años 1955 y 1956. De sus viajes regresaría ya muy cerca de las fiestas, a mediados de agosto. Desde entonces ha asesorado en todo cuanto ha podido a las siguientes Directivas y en 1986, siendo Presidente José Luis Valero Costa, tuvo que renunciar, ante su imposibilidad, a pertenecer a ella a pesar de la insistencia de la General por la que anteriormente había aceptado.

El Número 1 nos resalta...

Alfonso nos cuenta que a sus 80 años ha vestido el traje de Moro Nuevo 80 veces, porque a pesar de que no hubo fiestas en los años 1936,1937 y 1938 sí que se volvió a vestir en otras tres ocasiones:

La primera el 18 de julio de 1939 cuando una escuadra de cada Comparsa desfiló.

La segunda fue a raíz de que la Comparsa hiciese la puja mayor por una Flor en una Obra Benéfica que organizó Radio Villena, siendo el premio desfilar a finales de año por las calles de Villena. Mereció la pena el esfuerzo económico en años en los que la cuota variaba según si durante los días de fiestas te encargabas de llevarte un músico a casa o no, y en los que se organizaban rifas de cestas con “los iguales”. Cestas que recuerda se exponían en el escaparate del establecimiento de su padre y que delante del mismo vendían algunos hijos de Francisco Esteban Clavel, dándose el caso que a veces se hacían dos series porque faltaba dinero.

La tercera cuando aparecieron por primera vez los Moros Musulmanes de Elda, allí marchó, junto con otros Moros Nuevos, para este bautismo hermano (Comparsa que celebró en 1997 su Cincuentenario). Le satisfizo gratamente estar en Elda porque un año antes Antonio Valor y su tío Froilán Gran, eldenses, habían estado en su casa y fue su padre quién les dejó un traje de muestra, (ellos cambiaron algunas prendas como la decoración del chaleco) y les propuso el nombre original de nuestra Comparsa antes de que la voz popular nos rebautizara: Moros Musulmanes.

Alfonso Esquembre García, es Número 1 desde que falleció Roberto Camarasa Marco y espera seguir siéndolo durante muchos años, los cuales, claro está, no dejará de lucir, como lo hizo siendo un niño en aquellas fiestas de mediados de los años veinte, con desbordada emoción y sincero orgullo.

Amado-Juan Martínez Tomás

Cronista

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 Ingredientes:

 La Virgen Morenica

 Las calles y el castillo de Villena

1 Comparsa radiante y activa

1 Presidente avalado por su Junta Directiva

1 Banda Oficial (Cabeza de algunas más)

6 cargos ilusionados

1 Sede en un lugar estratégico: “La Jaima”

1 Sala de fiestas apropiada: “La Cábila”

Para la salsa:

Cucharadas soperas de raso amarillo, gratinadas melodías como EFEMÉRIDE, DÍA 4 QUE FUERA, NATIONAL EMBLEM, VARIADAS MARCHAS MORAS..., más de una y salteadas ramas de alábega, un poco de cantueso (no es necesario al baño maría), mucho y sazonado compañerismo, etc.

Preparación

Esta gustosa receta, aunque parezca fácil y sencilla, requiere de un gusto exquisito y de una serie de necesarios pasos anteriores. Como el dado, este año un poco antes en el calendario, el 4 de junio. Este día la obra “Villeneros” fue, entre dieciocho más, la que se alzó con el premio del jurado del V Concurso de Pintura Festera que los Moros Nuevos convocamos. Virtudes Espinosa recogió, emocionada, su premio.

Indispensables, tanto para este manjar como para el verano lúdico en nuestra ciudad, son las fiestas veraniegas en “La Cábila”. El 9 de julio y el 13 de agosto fueron las fechas de la “Fiesta Mora” y el “Homenaje a las Madrinas”. Ganando pulsos sin rivales, estas convocatorias, y este año muchas citas más, han sido multitudinarias y largas...

El 7 de agosto Irene López, en una periodística noche, fue presentada como Regidora de las fiestas de este año. Ella ha sido una representación de nuestras socias verdaderamente genuina. Estos pellizcos de sal dan un toque sabroso.

Para que todo tenga una forma bonita es obligado tornear. Eso precisamente hizo el 15 de agosto la Junta Directiva: exponer y explicar los pormenores de los días grandes, pasando después a refrescar el gaznate, ¡es que los calores...!

Condimentación

A la cocina hay que ponerle mucha imaginación. Sin duda, la que no faltó a los actos de Presentación de nuestras Madrinas. En la tarde del 22 de agosto, escoltados por banderas de colores, Felipe, Iván y María, que nos brindó unas palabras, se despedían de sus cargos. Y todo se hizo magia. Los nuevos representantes de los más pequeños hicieron su entrada en un particular coche oficial, un tren, acompañados de más niños bien surtidos de confeti. Carmen, antes de leer su discurso, fue agasajada con un baile de sus amigas y ayudó, al igual que Daniel y Hermes, al Mago Charly a hacer su papel. Un número divertido, sorprendente y muy mágico, que deleitó no sólo a los infantiles. Un bonito y acogedor escenario cambiable y, como no, la merienda, completaron una entretenida tarde.

Y si el equipo de una presentación ya respiraba, el de la Madrina Mayor ponía el 28 de agosto toda la carne en el asador. Salpiconada y al gusto. Así quedó de bien condimentada la receta esta noche de “Historia Interminable”. En un colosal escenario flanqueado por arcos estilo “Cábila” y una pantalla de cine muy mora nueva, Vicente y Clarise, aunque según ellos, al principio sin guión, hilaron a la perfección un acto sin desperdicio. Revivimos recuerdos de un año excepcional, el pasado, y despedimos a Juan José, Ignacio y Juana María. Ella, de rojo chaleco, supo despedirse con nostalgia y alegría. Pero la historia de la comparsa sigue, y bien claro que se nos quedó. Al final, encontramos a la Madrina, todo sea dicho, muy bien ayudados virtualmente. Llegó envuelta en atención y expectación. El enorme mago que entre sus manos la portó al escenario subía, bajaba, nos maravillaba. El Grupo Maracaibo, por segundo año, consiguió subyugarnos. Jesús Carlos y Jesús, Capitán y Alférez, entre timbales, luz, serpientes, bailarinas... escoltaban a su sobrina y prima. La originalísima puesta en escena de esta presentación de cine puro, bien simulado y bien doblado no acabó hasta que Irene, de verde faja, nos habló a sus moros y el cielo se cubrió de amarillos, verdes, rojos, azules... Un reto sobradamente superado que se endulzó, todavía más, gracias a una noche de luna mora y la Orquesta Cocó.

 

Aliñamiento

La novedad también es buena entre pucheros. A un acto de tradición como el Pasacalles, se sumó, este año, la variación en el día de la Romería de Nuestra Patrona a Villena. El 29 de agosto, y entre miles de personas, La Morenica llegó a Santiago.

El Día 3 de septiembre volvimos a hacer La Entradica. El acto que fue un contrapunto el año pasado para el de la Bendición de las Banderas, tuvo su continuidad éste. El mal tiempo no fue obstáculo y la Plaza de Santiago fue la meta. El Día 4 llegaba...

¡Vaya que si llegó! Y con viento durante el día y hasta un poco de llovizna. Agua que no impidió una Cena elegante y de altura. Eurotoque se encargó, por cuarta vez, de este cometido gustando y satisfaciendo a quienes nos dimos cita. “La Cábila” es el centro social indiscutible esas horas. Horas en las que la Orquesta La Habana puso música con todas sus letras.

Freidura

El secreto para aprovechar el sabor de los alimentos está en innovar pero, también, en mantener las tradicionales secretos, esos que nos enseñaron nuestros abuelos y a ellos los suyos...

Tras las palabras que el profesor Mateo Marco tan bien pregonó, aparecieron nuestros cargos impecables y garbosos. Fueron los primeros en vestirse y los responsables de un escalofrío que nos atravesó de pleno la espalda.

Bien caliente, hay que empezar a freír cuando el aceite está preparado. Y así estaba el ambiente cuando “Batanero”, a cuerda larga y gracias a la generosidad e incondicionalidad de Juan Carlos, abría el paso de los Moros Nuevos en La Entrada con sus reverencias y su porte de caballo de raza. Moros de sol y fuego seguimos su estela. Conseguimos que el astro solar tuviera envidia de nuestro raso. El calor y el rojo de nuestros chalecos se hizo fuego vivo e incendiamos un desfile que saboreamos con densidad y fuerza. Massais, Selyúcidas, Rassíes y Jenízaros, separaron a socios de socias con trajes estilosos y muy apropiados para cada una de sus idiosincrasias.

Asación

Para que el asado quede gustoso y en su punto es necesario que el horno esté precalentado, como ya lo tenemos, y que nos tomemos nuestro tiempo. Como el Día 6, un jornada cargada de actos que comenzó con el brío de La Diana para continuar con la más que centenaria, posiblemente, Misa del Cementerio. La lápida que el año pasado descubrimos se cubrió de flores en memoria de tantos y tantos moros y amigos que a la memoria, entre alargados cipreses, regresan, una vez más, a nuestra memoria.

El futuro, apuesto firmemente, lo tenemos garantizado con una cantera, como pudimos ver en La Esperanza, entregada al buen desfilar. Tanto las pequeñas como los pequeños, sin olvidar a los pequeñísimos de las tres carrozas, dieron una lección de saber estar. Al horno debemos echarle un ojo de vez en cuando, añadirle, si es necesario, una pizca de sal y alguna que otra especia, que nunca viene mal.

La sal en las fiestas son las Embajadas, y si ganamos, como en la del 6 por la tarde, tanto mejor. Pero en el Asilo, a la misma hora, el sabor que nos dejan los ancianos es mejor que el orégano en la pizza. Para ellos somos agua de mayo, la fiesta en casa. Para nosotros son el complemento que nos llena como Comparsa, satisfacción.

Los Rassíes, en su local, fueron anfitriones en su tradicional piscolabis. Eran cerca de las siete y media de la tarde.

Para que bien rostida quede la receta La Cabalgata es perfecta. Dorados y crujientes aparecemos tras rostirnos a base de bien. Con paso firme las socias, desprendieron sutileza y efervescencia, alternando sus bloques; nosotros, militares y decididos. Destacaron las marchas moras de las Escuadras Especiales entre un EFEMÉRIDE impactante y consolidado.

Sobre las 5 de la madrugada el fuego de los chalecos de los Moros Nuevos dejó hechas cenizas las calles de Villena. Nos sobró calor para, en “La Cábila”, tener calentitos los churros y el chocolate.

Tostamiento

El colorcico adecuado lo conseguimos calentando un poco más. La segunda Diana la hicimos cerca de las ocho de la mañana. Al terminar tuvimos, unos pocos sólo, hay que decirlo, el tiempo justo para preparar el ramo de flores para La Ofrenda. Un acto impulsado por los Moros Nuevos y en el que somos muy generosos de una manera callada. Enfermos de Alzheimer y AFEPVI fueron la consigna.

Los Harichíes demostraron, como tantos años, sus dotes de buenos anfitriones en su local.

Boquiabiertos dejamos al pueblo con La Retreta. Una vez más fuimos quienes entendimos su espíritu. A saber: Ayyubies-La Palmerá promulgaron un singular bando en el que vestidos de “La Revoltosa” nos dijeron ser la alcaldesa de la ciudad, Doña Vicenta Tortosa. Siempre dinámicos y rompedores; Las Talies derrocharon energía con pantalones cortos en un homenaje al “C. D. Villena ¡un tesoro en Regional!”; y los Escorpiones con su “Enterramiento de la Retreta” reverdecieron los laureles del Primer Premio de este acto, con una parodia perfecta. Aquella Corporación Municipal acompañando al féretro fue un espectáculo de caracterización y también de crítica y sentido del humor.

Nuestra receta quedó bien tostadita y sabrosa, y es que ya era el Día de la Patrona cuando después de La Alborada, fuegos artificiales iluminaban La Atalaya.

Reposo

Es el día de La Morenica y necesario “un poco de reposo” para que la receta esté exquisita. Hicimos la tercera Diana y al alcalde de Biar “tuvimos que darle”, en la Embajada, a La Mahoma. Por la tarde, tras la impactante Conversión del Moro al Cristianismo, llegó La Procesión y conseguimos la uniformidad que nos caracteriza en este acto. Los refrigerios de “La Casa” nos vinieron geniales, y es que su ubicación es del todo estratégica. Es un orgullo, al igual que “La Cábila” que contó con buenas orquestas y con gente joven que llenó de alegría nuestro recinto.

Decoración

La terminación es igual de importante que el resto del proceso. La despedida de La Virgen no es tal, es un emplazamiento, un hasta pronto. Antes de emprender el camino para destino: Almuerzo, la escuadra de la Al-kibla nos obsequió, en su local con unas pastas y mistela.

El último desfile trascurrió entre variadas melodías ya conocidas y los magistrales abanicos hasta llegar (¡Oh, no!) a Santiago. Allí rodamos, rodamos, rodamos... se mezclaron los colores, nos batimos a punto de nieve... Es inevitable que los ojos se aneguen tirando al aire el fez. Y más si el “Día 4” está interpretado por La Agrupación Musical Los Rosales de Bolbaite, Banda que era nombrada poco después la mejor entre las oficiales de todas las Comparsas, un merecidísimo premio.

El adorno de nata lo pusimos tras los actos oficiales. Todos enfilamos, un año más y ya son tres, en dirección a “La Cábila”. Una acertada decisión es celebrar así el fin de fiestas. Allí el fuego, el mismo que irradiamos en las fiestas se convertía en la Gran Parrillada de la que dimos cuenta. Poco a poco se fue saciando el hambre y quedaron sólo las cenizas de una noche bien exprimida.

Antes de dar por terminada este complicada receta hay que hablar del 26 de septiembre, Día de la Recuperación, en el que de nuevo nos reunimos en “La Casa” para los calenticos e iniciamos una jornada de hermandad. Al llegar a “La Cábila”, el almuerzo se hizo energía para el paseo. El sol nos acompañó y muchos fuimos los que repasamos el anecdotario 2004.

Observaciones del chef

Este cronista metido a pinche, en esta ocasión, el mismo que se siente orgulloso al escribir sobre su Comparsa, reconoce que esta receta es única y difícil de hacer, pero sabe que con un presidente tan decidido y valiente, acompañado de su radiante Junta Directiva, el año que viene el puchero ciento cincuenta y dos estará dispuesto para servir a la mesa. Que la llama siga encendida y mantenida por todos, así seguro que será posible.

Amado-Juan Martínez Tomás

Cronista

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