Lo que sucedió el pasado 9 de septiembre ha sido, sin lugar a dudas, de película. Aunque me costaría precisar –entre las más antiguas- sí elegiría “Sucedió una noche” (Midnight cowboy -1969-), “De aquí a la eternidad” (From here to eternity -1953-), “La quimera del oro” (The gold rush -1925-) o “Un lugar en el sol” (A place in the sun -1951-). Definitivamente, y sin menospreciar a las demás, opto por “Orgullo y pasión” (The pride and the passion -1957-). Films todos con muchos años vista y con contenidos que han resurgido en estas fiestas y que nos enlazan con estas películas. Valores que entonces eran –en estas cintas especialmente- muy remarcados: la valentía, el apasionamiento, la decisión, el arrojo, la camaradería…
Y si me cuesta elegir una cinta más declinarme por un adjetivo. Tanto en la Plaza de Santiago como en La Cábila, cuando dijeron que el máximo galardón era tanto para la Comparsa de Moros Nuevos como para la de los Nazaríes, se armó un “contenido” revuelo mezclado con emoción y, por qué no decirlo, de incredulidad. La que da el recordar memorables fiestas y manos vacías, a la que te acostumbra el desaire por sistema y a la resignación de saber que hicimos las cosas bien a pesar de todo. ¿Será cuestión de tiempo? Pensábamos. Ha sido que sí.
Y el tiempo, ese que pone cada cosa en su sitio, ha reconocido la mayor. –Y me voy a ceñir a los días de fiestas y no del 9 al 4 que, en este abanico mucho y muy extenso podríamos hablar- Se ha valorado, y esto es a modo personal, a saber: los grandes bloques sin cortes, sin “vasicos”, compactos y bien uniformados, por saber desfilar (sin aspavientos ni desánimo), por una percusión impecable, por carrozas organizadas, por una Ofrenda generosa y participativa, por una Retreta original y con solera, por Dianas con doble uniformidad y respetuosas, por una Procesión ejemplar, por unas Escuadras Especiales originales y maestras (los Caimanes este año, su primer año, han dado suerte, mucha suerte), por unos arcabuceros disciplinados y cumplidores, por unos y unas cabos gastadores -alegres y ejemplares- capaces de liderar a decenas y decenas de personas, por unos Cargos impecables y con mucha juventud y el mismo saber estar y por una Directiva, presidida por el incombustible y siempre solícito Pepe Hernández, un hombre generoso y valiente, que junto a una Directiva que no le desmerece –sino todo lo contrario- trabajan incansablemente día y noche los 365 días del año y desde hace mucho tiempo. Son, los Moros Nuevos, para ellos y sus familias “un ilusionante proyecto”, esto último dicho por él.
Y no por casualidad me dejo para el final otro Primer Premio que nos enorgullece tanto –o más- que el anterior. El del desfile de la Esperanza. Un acto injustamente adelantado desde 2011 y que obliga a nuestros pequeños y pequeñas a prácticamente no “almorzar” y a desfilar con las sábanas pegadas. Aún así supieron sacar arrestos y raza para que capitaneados por Carolina Pedrosa, Moisés Tomás y Pedro Francés, junto a, como no, nuestros Cargos Infantiles, demostraran todo su buen hacer encabezados por un boato deslumbrante y que trabaja con ansia y a la vez dulzura, por cuatro carrozas envidiables y un impecable amazona. ¡Casi ná!.
Boquiabiertos por un lado y agradecidos y emocionados, por otro, nos sentimos quienes vestimos el raso -y este año- “oro”. “Euphoria” como dice la canción de la sueca Loreen (ganadora del festival de Eurovisión 2012) debemos sentir todos y cada uno de quienes formamos parte de este entramado tan maravilloso que formamos nuestra querida Comparsa. La misma que año tras año se afana en agradar a quienes nos ven y en saborear los días grandes de nuestras fiestas. Lo dicho. Esto es “Orgullo y pasión”.
Amado-Juan Martínez Tomás
Cronista
