SATISFACCIÓN, CENA DEL DIA 3
Tengo que comenzar esta crónica, dando las gracias a todo el mundo que estuvo en la multitudinaria cena de la Entradica, todos colaboraron siguiendo correctamente a las indicaciones de los componentes de la directiva para que no le faltara sitio a nadie y todos estuvieran disfrutando de esa noche con su comparsa y amigos.
Tras unos días, donde se veía que la venta de tikects para esta cena iba avanzando a ritmo frenético, la directiva ya empezaba a pensar a que este año la Entraica lleva guisos de desbordarse de gente, lo que nos congratulaba ya que deseábamos ver la Cabila como al final la vimos, (como decía el Dúo Sacapuntas, “estaba abarrotá”), un espectáculo maravilloso que nos hacía sentirnos satisfechos.
Por la tarde del día 2 se empezó a montar las mesas para ver cuanta gente podíamos acomodar con lo que teníamos y la cruda realidad nos dijo que nos faltaban sobre 38 mesas, nos tocaba marearnos para poder localizar esas mesas. Pero la ilusión nos podía y se localizaron y el día 3 por la mañana estaba todo montado, misión cumplida, manteles puestos, sillas colocadas, podíamos recibir a los 700 y pico comensales que nos iban a acompañar por la noche.
Por la tarde del 3, todo eran prisas, esto está, lo otro también, la bebida fría, que viene mucha gente y tenemos que tener todo previsto, que no podemos fallar y llega la hora de la verdad.
A las 21 horas abrimos con todo a punto, los primeros en entrar se quedan perplejos al ver ese mar de sillas en nuestra Cabila. Cada directivo en su sitio y los músicos preparados en el escenario amenizando la velada.
Van pasando por el pasillo generado para recoger cada uno su cena y acto seguido la bebida fresca y cada uno al sitio que le indicaban y gracias a dios todo el mundo cumpliendo las indicaciones, así fue pasando el tiemplo y en 56 minutos todo el mundo cenando.
Cena, música, armonía, tertulia y alegría un verdadero coctel que hacía a la gente estar desbordada de SATISFACCIÓN. Un placer para las personas que habíamos trabajado en ello.
Acto seguido unos cubatas con buena música, hacemos las últimas charraicas y a desfilar.
Se fue saliendo al son de la música y con nuestros cargos abriendo la comitiva, parecía la marabunta de gente, era impresionante ver esa cantidad de personas saliendo de nuestra Cabila, no nos habíamos hecho a la idea de la cantidad de comensales que habían cenado. Cuando hicimos la aparición por la calle Nueva, los espectadores no daban crédito a esa marea humana que veían venir. Como dato anecdótico, desde la tribuna de autoridades montada en la curva la calle Corredera se veía la cabecera de los moros en la Puerta Almansa y el final a la altura de la calle Trinidad, ahí queda eso, algo difícil de olvidar pues era un espectáculo de alegría y emoción que teníamos que disfrutar.
Así fue transcurriendo esta noche inolvidable, entre marchas moras y pasodobles, donde todos pudimos quitarnos esa losa tan pesada de no haber disfrutado de esta noche durante dos años seguidos.
Ya habíamos empezado a disfrutar de nuestras fiestas e inmersos ya en el día 4 todo empezaba a seguir ese cauce que nunca se debía de haber perdido.
Y todo pintaba bien vamos a desquitarnos de esa maldita pandemia que entró en nuestras vidas sin permiso de nadie y nos había sumergido en una tristeza que ya era hora de apartar, eso sí, siempre con el recuerdo de ese hueco que ha quedado vacio pero que siempre lo llevaremos con nosotros.
Vamos moros/as que tenemos ahí nuestras fiestas.
Ignacio Cano Chaumel
Cronista