LA Virgen Morenica es en nuestras fiestas el icono, el referente, el motivo religioso. En torno a Ella, por y para Ella, infinidad de actos han sido concebidos en nuestra densa agenda septembrina. La devoción de los villeneros, festeros o no, ha quedado patente, año tras año, tanto con las muestras de fe y cariño que se le dispensan durante los días grandes, como a lo largo de los restantes trescientos sesenta días en su Santuario. (Este año trescientos sesenta y uno)
OFRENDA floral, ofrenda artística, ofrenda útil, ofrenda económica, ofrenda sentimental... Existen tantas ofrendas como queramos. Todas lícitas y bien recibidas. Como dice la canción del numeroso grupo sevillano: “todo vale, vale todo lo que tengas para dar, una mano, una palabra, algo de tu voluntad”, y continúa después: “siempre hay alguien que le falta lo que tú tienes de más. Todo pasa, pasa todo y así siempre pasará. Somos nadie, nadie somos si no importan los demás”. Y es que grandes son los motivos de un acto que, haciendo bisagra el Día 7, nos despierta definitivamente de una larga noche de Cabalgata y nos sosiega, después de los eufóricos primeros días de fiestas.
Los Moros Nuevos, en el año 1948, año de las Bodas de Plata de la Coronación Canónica de nuestra Patrona, realizamos un escrito leído a pie de Altar en la Iglesia de Santa María, allí era donde La Morenica se encontraba. Posteriormente, se le ofreció a la Virgen, junto con este escrito, un libro realizado en papel pergamino con tapas de cuero repujado, en el que figuraban las firmas de los socios activos en ese momento.
Esta iniciativa, recogida de las Fallas de Valencia, se podría considerar la semilla de La Ofrenda en las fiestas de Moros y Cristianos de Villena. Semilla que comenzó a brotar seis años después, en 1954, año del Centenario de la Comparsa, con una ofrenda floral a la Virgen. Éste fue uno de los eventos que para tal acontecimiento fue organizado. A los ramos de flores se sumó, también estas fiestas, un pergamino entregado por manos del presidente.
Desde la década de los 50 mucho ha medrado en organización, lucimiento y vistosidad La Ofrenda. Todos las comparsas, durante este tiempo, hemos puesto de nuestra parte para que esto sea así. Fiestas tras fiestas hemos querido, el día anterior al de su onomástica, llegar hasta la Virgen de las Virtudes para, con complicidad y cariño, hacerle saber con flores, regalo efímero y surgido de la naturaleza más bella, toda una amalgama de sentimientos.
Recuerdos preciosos de esas luminosas mañanas son inevitables que se agolpen en la mente. El día despertaba temprano para confeccionar el más precioso de los ramos, con flores nacidas del abono con que mi padre las hacía crecer. Mi madre, guapísima, con su mejor vestido y esas espléndidas peineta y mantilla que tanto me deslumbraban. Los dos nos agrupaban en torno suyo y todos juntos salíamos para el desfile. La Ofrenda ha sido y es el acto familiar por excelencia, en el que todos tenemos un hueco, todos tenemos cabida, incluidos los acompañantes. Hoy por hoy, esto no es un valor tan precioso como hace algunos años.
Señoras y señoritas de peineta y mantilla, villeneras, villeneros, trajes de chaqueta y los trajes de paseo son los atuendos necesarios para comenzar el trayecto hasta la Iglesia de Santiago. Un recorrido en el que algunas comparsas se han caracterizado por una excelente puesta en escena y por “quemar” grandes dosis de trabajo y dedicación.
Los Moros Nuevos, a lo largo de estas décadas, también hemos aportado algunas que otras ofrendas dignas de mención y recuerdo al acto del que fuimos impulsores. El Santuario de Nuestra Señora ha sido el destinatario en numerosas ocasiones: desde 1962, un precioso cáliz para el uso de la liturgia allí se encuentra, al igual que la alfombra roja para su pasillo central, ofrenda de 1963. Dos años después, en 1965, hasta este lugar hicimos llegar el “velero” o lamparario de plata. En 1966, un transformador eléctrico de cambio de voltaje y una década más tarde, en 1976, cuatro puertas para el camarín de la Virgen.
Otras iglesias, como la de Nuestra Señora de la Paz, ha sido destino de, por ejemplo, la ofrenda de 1975, reclinatorios y un atril con un pequeño púlpito. En 1977, un arcón congelador llegó hasta el Asilo de Ancianos y a Apadis, una mesa con doce sillas. También ha habido ofrendas artísticas: recordamos la Cabeza del Orejón, realizada por Miguel Maestre, en 1975, y la imagen de la Patrona rodeada del tesoro en 1989. Un tesoro con todos sus enseres y vasijas trabajado en metal. Sin duda, este año fue “Nuestro mejor tesoro, nuestra Patrona”
Para Ella, para la Virgen, han sido dedicadas ofrendas como la de 1974, unas andas nuevas para los traslados de su Imagen. Ernesto Navarro, Moro Nuevo, fue el artista de la talla encargado de realizar la obra, galardonada con el Primer Premio de ese año. Sumamos la de 1984, un original Libro de Ofrendas encuadernado en legítimo pergamino y estampado con filigranas de oro, destinado para ser anotador de todas las donaciones de la Virgen (resalta la acuarela del Santuario de su primera página).
Escuchando las peticiones de diferentes asociaciones, infinidad de años nos inclinamos, a pesar de no ser tan voluminosas y visibles, por ofrendas económicas. Pasan desapercibidas para el pueblo en general, pero no para el lugar donde van destinadas.
Desde 1996 y a petición de nuestros sacerdotes, la Comparsa incluyó el 0,7% del presupuesto para el Tercer Mundo. Ese año la cantidad fue dirigida al Departamento de Flores de Guatemala, allí se encontraban personas afines a los Moros Nuevos que supieron sacar provecho a la ofrenda. En 1997, por solicitud de la hija del socio Juan Galipienzo, la zona de Chapas, Méjico, fue el destino. El año siguiente la Corona Social de la Virgen de las Virtudes se convirtió en nuestra meta, no podía ser de otra manera en el 75 Aniversario de su Coronación.
El 0,7% ha seguido siendo mantenido durante todos estos años. No cabe duda, La Ofrenda de nuestra Comparsa es generosa, altruista y sobretodo callada. Desde 1999 distintas asociaciones locales han sido para nosotros el punto de mira. La satisfacción de poder, de alguna manera ayudar un poquito, es una satisfacción que rebasa con creces el esfuerzo.
Hace dos años, en el 2002, ese porcentaje fue para AFEPVI, Asociación de Familiares de Enfermos Mentales.
La Ofrenda del 150 Aniversario de la Comparsa, la del año pasado, estuvo dirigida a los enfermos de Alzheimer, y hasta su centro llegaron aparatos de rehabilitación por él mismo solicitados. Una ofrenda ésta, que resultó muy brillante gracias a la colaboración de nuestras madrinas. Ellas, tanto mayores como infantiles, o bien vestidas de villeneras, de moras o de calle, tuvieron la consideración de acompañarnos. Elegantes como son y con sus ramos de flores, envueltos con unas pequeñas bandas en el que figuraba el año en que cada una de ellas fue nuestra máxima representación femenina, aportaron, una vez más, un poco de sí mismas. Agradeciéndoselo, de corazón, la Comparsa.
Este año, el Día 7 a las 12 de la mañana, tenemos una nueva cita. Una cita que ha de renovarse continuamente. Éstas primeras cinco décadas de ofrenda son, seguro, tan sólo un prólogo.
Amado-Juan Martínez Tomás