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Prólogo

La Cábila tiene una simbología y una historia muy dilatada que interesa no sólo a la ciudad de Villena y a sus fiestas de Moros y Cristianos. Es cierto que la Comparsa experimentó un aumento espectacular en los años setenta gracias al rotundo éxito de todos los eventos que en este recinto se producían y es por ello, entre miles de aspectos más, que su cronología va ligada a la historia que abarcan las últimas cinco décadas, es decir, un tercio más o menos del cómputo total de años con que contamos los moros del raso amarillo.

Muchas veces, por no decir siempre, es apasionante sumergirse en un océano de fechas, anécdotas, cifras, emplazamientos... El libro de actas y el álbum fotográfico de la comparsa, los libros del 125 y sobre todo el del 150 Aniversario, artículos en distintas publicaciones y por encima de cualquier prueba, la memoria de quienes han vivido, y con vehemencia, todo cuanto ha acontecido son datos de un incalculable valor que he de intentar verter de la manera más clara y estructurada posible en este trabajo que tan gratamente realizo, debido a todas las connotaciones que para los Moros Nuevos tiene nuestra sala de fiestas.

El solaz y esparcimiento de un gran número de festeros ha estado y está relacionado con estas sucesivas construcciones. En este 2006 se cumplen 50 fiestas contando a partir de que apareciera la primera. Claro está que ha habido momentos álgidos y otros más moderados desde su aparición en 1957. Indiscutible es que han sido 50 años de gestiones, dedicación y trabajo por parte de cientos de personas generosas. Una ferviente trayectoria que ha sido marcada por las directrices de nuestros socios y directivos que nos acerca hasta la que ahora mismo es la actual, de la que tan orgullosos nos sentimos. Es necesario mirar hacia atrás, nos va a servir para apreciar mucho más nuestro patrimonio, no hablo del económico sino del que es más necesario e importante, el sentimental.

La de “El Raso” (1957)

Análogamente a la puesta en marcha por parte de Estudiantes y Piratas de sus salas de fiestas, en el año 1957, un grupo de inquietos Moros Nuevos consideraron oportuno que su Comparsa también podría realizar verbenas en las noches festivas de septiembre. Cirilo Azorín Calomardo, Presidente en ese año, no tuvo otra opción que la de satisfacer dichos deseos y así fue. En lo que hoy es el número cuatro de la calle Luciano López Ferrer, y que en aquel entonces era un solar, nació la primera Cábila envuelta en miles de sacrificios, tantos que el año siguiente hubo de hacerse unos cupones para sanear los grandes gastos ocasionados el anterior. (20 pts. –0’12€- mensuales de la época era la cuota a pagar). En el recuerdo de nuestros mayores está el dibujo del Moro Nuevo “espatarrao” por el que había que pasar y les recibía en la puerta, como la Orquesta “Juven Jazz” de Pinoso.

El resultado económico, evidentemente, no fue el que se hubiese deseado, sin embargo, y a pesar de que hasta nueve años más tarde la siguiente Cábila no se hiciera realidad, la semilla había sido sembrada y no cabía más esperanza de que algún día brotara con fuerza como así fue.

La del “Cinema” (1966-1967)

La semilla brotó cuando Pedro Palao Llebrés conducía las riendas de la Comparsa. La placeta del Cinema fue el lugar elegido para el resurgimiento de nuestro recinto en los años 1966 y 1967.

De aquella Cábila se recuerda el “queso” de moro con una luz negra en su interior y las inolvidables actuaciones de “Los Beduinos de Cádiz”, “Michel”, “Los Cinco del Plata”, “Lolita Sevilla” y “Luis Aguilé” (ya comenzaban a ser muy conocidas sus letras y sus corbatas), así como la cubierta con arpillera de la barra, con tres palmeras y hecha de obra, en esta ocasión, como en incontables veces más y siempre altruistamente, por el constructor de la Comparsa, el recordado y apasionado socio Amado Martínez Domenech “Costillares”, a la sazón, mi padre.

Cuando se celebró, el 23 de septiembre de 1967, la Junta General Ordinaria de Presentación de Cuentas, la Junta Directiva explicó el por qué de los gastos. Sin duda, las actuaciones anteriores tenían algo que ver en esto. Los problemas económicos son, más o menos, siempre solucionables, como se pudo comprobar, mientras que la cobardía y la indecisión no. Si de algo no se puede recriminar a los responsables de la Comparsa en este momento es de no ser valientes.

Los comienzos, o en este caso los “recomienzos”, nunca han sido fáciles. Las apuestas arriesgadas y audaces hay que realizarlas con decisión y firmeza, y a pesar de que andábamos en la cuerda floja y los resultados seguían sin ser satisfactorios, la juventud y arrojo de los socios y directivos de finales de los 60 y principios de los 70 en nuestras filas hicieron que este proyecto no decayera, sino todo lo contrario.

La del “Solar de Celiberti” (1968-1969)

Estos años fueron el último presidido por uno de los mejores cabos gastadores que hemos contado los Moros Nuevos y las fiestas de Villena, Pedro Palao, y el primero del que más tarde fuese también Presidente de la Junta Central de Fiestas, Paco Zapater López.

Después de que las cuentas saliesen “a medias”el año anterior, como agua de mayo fue cedido gratuitamente el llamado “Solar de Celiberti” por los señores Mateo Mora, Celiberti y Parra, situado en la Avenida de la Constitución. Dejaron su impronta en el escenario “Tino Frontera y las Sister”.

En este importante emplazamiento nació la Cena Homenaje a la Mujer la noche del Día 4 de 1969 gracias a una feliz idea de Pascual Quiles Flor y Vicente Prats Esquembre sucumbida por la Directiva. “Los tres de Castilla”fueron testigos excepcionales, al igual que los Moros Nuevos y sus parejas, de una memorable velada.

Esta Cábila comenzó a pertenecer al pasado cuando se informó de la cesión, también gratuita, del Huerto de Máximo para su ubicación en la Junta General Extraordinaria del 28 de febrero de 1970.

La del “Huerto de Máximo I” (1970-1978)

En lo que hoy es la calle San Juan Bosco estuvo emplazada la cuarta Cábila. Allí empezó a cobrarse entrada para acceder a la sala. Marruecos, Piratas, Estudiantes y Moros Nuevos, comparsas pioneras en estas lides, acordamos que así fuera debido a que era mucho esfuerzo económico el que se debía realizar para la contratación de actuaciones y hasta entonces cualquier festero, que con su traje se presentara, estaba exento de abonar, por lo que los ingresos eran verdaderamente exiguos.

Esta Cábila, también conocida como la de detrás de la Panificadora, estuvo siempre acompañada de un halo especial. Fue testigo de muchos éxitos veraniegos tanto por las tardes como por las noches. Noches con cuño son las de los moros de chaleco de fuego, las llamadas “Noches Mágicas”, “Noches de Ensueño”, como vemos, tienen ya años de tradición y solera.

Estrenaron en 1970 Cábila: “Los Cinco del Plata”, “Rosalía” y “Rosana”. Un recinto muy bien decorado con las paredes repletas de dibujos artísticos y el techo de arpillera.

En 1971, debido al buen funcionamiento del año anterior, se abrió temporada pronto, el 3 de julio, con “los Tres Sudamericanos”. A ellos les siguieron “Lone Star”, “Las Amazonas”, “Cristina y los Tops”, “Orquesta Copacabana” y en fiestas “Juanita Rivero”.

El progreso espectacular de nuestra instalación fue paralelo al de la Comparsa. La década de los 70 se caracterizó por un considerable aumento de socios al igual que el reconocimiento festero materializado en numerosos premios. La apuesta valiente llevada a cabo años atrás con mucho sacrificio iba dando frutos muy jugosos. Todavía faltaban años pero ya se comenzaba a escuchar términos como “masificación” y “cuota de entrada”.

La Directiva del gran Moro Nuevo Rafael Ruiz Martínez, tristemente desaparecido en mayo de éste mismo año, contribuyó a mantener esta línea. Era impensable un sábado de verano sin Cábila. El foso de la piscina, los toldos de arpillera y el derroche de “mentas” eran un atractivo irresistible.

Nombres y más nombres se han de sumar, esta vez durante los años 1973 y 1974 (año en el que la Junta Directiva, encabezada por el recordado Francisco A. Moya Soler, debido al buen ambiente creado acordó, por un lustro, un contrato de inquilinato con los propietarios): “Alberto Cortés”(80.000 pts.-480’81€- fue su caché), “Los Pequenikes”, “Los Santos Negros”, “Los Delmons”, “Los Umals”, “Los Zíngaros”... (Joaquín Luqui habría tenido mucho trabajo en La Cábila)

Dos novedades surgen en 1975, ya con Antonio Valero Costa al frente: una, cuando se acordó repartir, a cada moro, cinco abonos al precio de 1.000 pts. (6’01€) cada uno; y otra, con el inicio veraniego de la sala, al adelantarse al 7 de junio, un mes antes de lo habitual.

Muy interesantes fueron los artistas y sus tarifas en este estío de mitad de década: “Eduardo Rodrigo”, 45.000 pts. (270’46 €), “Los Mismos”, 85.000 pts. (510’86€), “Vino Tinto”, 70.000 pts. (420’71€), “Betty Misiego”, 75.000 pts. (450’76€) y en la noche del Día 4 “Nuestro Pequeño Mundo”, 110.000 pts. (661’11€).

En 1977 cambia un poco la situación y La Cábila fue para los Moros Nuevos del 1 al 10 de septiembre, ya que fue cedida a terceros durante el periodo de junio a agosto por un importe de 175.000 pts. (1.051’77€). Pero muy aprovechada estuvo a partir del Día 1 con una proyección de película de fiestas, el Día 2 con un Concierto por la Banda de Albalat de la Ribera, el Día 3 con una obra de café-teatro de Alfonso Paso (“Anda idiota, cásate”) y con las orquestas que amenizaron las noches de fiestas: “Tomba 8” y “Los Jodis”.

El “Huerto de Máximo” fue el marco para la celebración en 1978 del 125 Aniversario de la Comparsa. Un acontecimiento muy bien llevado por el equipo de José Jiménez Navarro que también contribuyó al aumento de número en nuestras escuadras. En la noche del Día 6, el ganador del Festival de Benidorm, Alfonso Pahino, dio una grata sorpresa al actuar desinteresadamente para todos los asistentes. Más adelante volveríamos a este emplazamiento ya que este año sus propietarios nos ofertaron el inmueble por valor de 5.000.000 pts. (30.051’61€) y la Comparsa consideró excesivo el precio y también el alquiler a partir de 1979: 300.000 pts. (1.803’04€). Así pues se cerraba de esta manera una época dulce.

La del “Harén del Huerto de la Puncha I” (1979)

En el año en el que Vicente Ferri Silvestre fue Presidente, los terrenos del “Huerto de Máximo” fueron vendidos y por ello el “Harén del Huerto de la Puncha”, utilizado anteriormente por Estudiantes y Moros Realistas, fue por primera vez nuestra Cábila, situada en la calle Sancho Medina, número 42. En esta ocasión era una sala de fiestas conjunta compartida por los ya mencionados Realistas y por los Piratas. 2.000 pts. (12’02€) debió abonar cada socio para que esto fuese posible. En 1980, un año después, una votación, por unanimidad, dio al traste con la continuidad de esta agrupación festera.

A este lugar volveríamos años más tarde sin saber que se convertiría en un emplazamiento muy querido.

La del “Huerto de Máximo II” (1982-1983)

Durante los años 1980 y 1981 muchas fueron las gestiones, nunca mejor dicho las “cavilaciones”, de directivos y socios para encontrar el mejor lugar para La Cábila. Los entresuelos del edificio “La Cadena”, el chalet de Miguel Lorenzo, en Las Tiesas, la bodega almazara de la familia Navarro Jover, situada en la Avenida de Alicante, y una parcela ubicada al lado del Matadero Municipal (lo que hoy son las instalaciones de la Policía Municipal) fueron terrenos sopesados y desechados por unas u otras razones. El Club de Tenis y el Círculo Agrícola Mercantil fueron los escenarios en este principio de los 80, siendo Presidente el veterano Mateo Hernández Llorca, de las Cenas en las noches del Día 4. Sitios muy bien escogidos que prestaron a estas veladas mucho empaque y elegancia.

Después de cuatro años, en 1982 volvimos al “Huerto de Máximo”. Mucho hubo de trabajar para que su acondicionamiento tras este tiempo fuese un hecho. No obstante, el esfuerzo fue compensado con un resultado excelente. Una vez más las ganas de la Directiva, encabezada ahora por Pablo Castelo Pardo, y de muchos socios hicieron la magia. En esta Cábila vio la luz el primer Día de los Cabos, evento de gran calado festero que se celebra en la noche del 1 de septiembre. Nos visitaron: “Can-Can Showbon” y “Juan José y su Orquesta Dallas” en 1982 y la “Orquesta Delmons” en 1983.

En 1984 ya no pudimos contar de nuevo y, ahora ya, para siempre, con este paraje. El Círculo Agrícola Mercantil, por segunda vez, nos sirvió de escenario: el Día 1 de septiembre con la Presentación de Madrinas y el Día 4 con la Cena Homenaje a la Mujer. Fue el contrapunto el espectáculo internacional “Polinesia Show”.

La del “Harén del Huerto de la Puncha II” (1985-1990)

Con premura y acierto actuó la Comparsa en junio de 1985. Los Moros Realistas dejaron el recinto festero “El Harén”, compartido con ellos y con los Piratas en 1979, y este local, “La Puncha”, situado en la confluencia de las calles Sancho Medina con San Cristóbal, fue por nosotros alquilado, una decisión tomada en la Junta Extraordinaria el 28 de junio de este año. Una ardua labor teníamos por delante: conseguir resultados similares a los de antaño y crear ambiente.

En 1986 hubo un aumento del presupuesto para la sala de manera muy notable: 2.550.000 pts. (15.325,81€). Este año se celebró el 30 Aniversario de La Cábila y en ella se modificó de lugar la barra, se renovó la instalación eléctrica y se remodelaron los servicios. Todos estos aspectos se informaron en la Asamblea General del 9 de mayo. Durante los meses de verano pudimos utilizarla, como años atrás, de terraza de verano. El 24 de octubre hubo otra Asamblea, esta vez de Presentación de Cuentas. Los gastos referidos a La Cábila fueron de 5.300.000 pts. (31.853,04€). Por tal motivo se aprobó un anteproyecto del Presupuesto para el siguiente año, presentado por la Directiva.

En el Presupuesto de 1987 los gastos de nuestro recinto fueron superiores a los ingresos. Seis pases a 1.000 pts. (6,01€) para los días de fiestas, con una combinación de la Lotería Primitiva con coches como premio, fue la seductora solución repartida entre los socios para mitigar la diferencia. El 8 de octubre cesó José Luis Valero Costa de Presidente.

Años de trabajo, resurgimiento, optimismo y resultados fueron los venideros. La Cábila empezó a ser testigo de presentaciones a la altura de Galas en las que los asistentes fuimos testigos de impresionantes puestas en escena. La noche del Día 4, a partir de 1988 distribuida en engalanadas mesas redondas, se sirvieron con auténtica prestancia y buen gusto. Es de ley remarcar las orquestas de este año: “Insignia” y “Túrbula-Show”, a la cual debemos los Moros Nuevos que el cuño de “Noches de Ensueño”, todavía hoy, remodelada eso sí, siga vigente y con inusitada fuerza.

A pesar del frío y de la lluvia, en 1989, La Cábila abrió, de par en par, sus puertas. “Supermagnos” y “Túrbula-Show” pusieron entusiasmo para que la temperatura fuese una mera anécdota.

1990 fue el año en el que el “Proyecto Cábila” cogió sin freno carrerilla. En la Junta General de Presupuestos que tuvo lugar en La Casa (Eduardo Dato, número 4) el 23 de marzo de ese año, el Presidente, Vicente Rodes Amorós, informó de las gestiones realizadas para la adquisición de un terreno donde podría ubicarse La Cábila, ya que ésta del “Huerto de la Puncha” lo necesitaban, sin prisas pero sin pausas, sus propietarios.

Muchos trabajos, tanto de tipo técnico como económico, el Presidente y una comisión realizaron, explicándolos éste con meridiana claridad en el Boletín interno número 16 de la Comparsa, en el mes de abril, con el título “La Cábila, un ilusionado proyecto”. Los socios quedamos así al tanto de todo cuanto a esas gestiones nos concernía.

En la Asamblea General Extraordinaria del 4 de mayo, en la sala de juntas de la calle Joaquín María López número 14, y tras estudiar y debatir los factores positivos y los negativos del conjunto técnico-económico del proyecto, se procedió a la votación nominal y secreta mediante papeleta entre los 220 asistentes a la reunión. El resultado fue el siguiente: 150 votos afirmativos, 65 votos negativos, 4 votos en blanco y 1 voto nulo. El “Proyecto Cábila” quedaba así aprobado en su totalidad ya que el recuento aclaraba que el voto afirmativo superaba a los demás en dos tercios del total. La Asamblea acabó a las 02:30 horas de la madrugada con un inmejorable sabor de boca. Habíamos visto, incluso virtualmente, cómo quedaría nuestra Cábila y sabíamos los datos: Finca número 20.542, Libro 287, Folio 96, inscripción 3ª del Registro de la Propiedad de Villena, al igual que la descripción: siete tahullas y media o 63 áreas, 90 centiáreas de tierra de riego en la partida de La Losilla a un precio de 8.898.750 pts. (53.482,56€).

Las últimas fiestas en el “La Puncha” se caracterizaron por una mezcla de nostalgia y de ilusión. Por fin, después de tantos años, un terreno nuestro iba a ser la base de esta Cabila nuestra, tan querida y tan nómada. Se deseaba con fuerza que el tremendo esfuerzo que íbamos a soportar durante unos años se viera compensado por el éxito de un local festero que trascendió, y todavía trasciende, los límites de la Comparsa, de nuestras fiestas y de nuestro pueblo.

Construcción de la de “La Losilla”. Nuestra Cábila

La importancia de la construcción de la nueva Cábila llevó a nombrar una Comisión, en 1990, a modo de interventores y censores. Las gestiones iban produciéndose y en enero de 1991 se solicitó la licencia y se firmó el proyecto eléctrico (el enganche ascendió a nada menos que 1.119.513 pts. (6.728,41 €)) y comenzaron las ofertas para la gran obra.

El 17 de febrero es una fecha simbólica. Fue el día en que se colocó la primera piedra de nuestra sala. Ginés Pardo y Carmelo Dávila, en este primer domingo de Cuaresma, oficiaron la Santa Misa en el todavía solar. Una jornada de hermanamiento que comenzó temprano y en la que hubo desayuno, desfile y la certeza de caminar todos juntos en la misma dirección. Febrero “el corto” dio para mucho y fue el mes en que todo comenzó a rodar: el día 14 se contrató la jardinería, por un importe de 4.800.000 Pts. (28.848,58 €) el 25% a la firma y el resto a seis meses, incluyendo la fuente, el goteo, plantaciones…; el día 15 se colocaron los primeros bloques; el 19 el pavimento era contratado al precio de 3.000 pts. (18,03 €) el metro con zahorra, mayazo, cemento y el grabado, y el 26 la estructura se comenzaba a formar, ésta a 18.000 pts. (108,18 €) el metro cúbico.

Llegó marzo y el día 2 estaba acabada la obra del escenario y el compactado del suelo y se comenzó la cimentación de los aseos. Un día más tarde también se empieza con la fachada. Ya conocíamos dos nuevos presupuestos: el de la construcción metálica de las dos barras y del escenario que ascendió a 1.650.000 Pts. (9.916,70 €) y el de la acometida del agua: 650.000 Pts, (3.906,58 €). El presupuesto de La Cábila ascendió a 3.685.000 Pts. (22.147,30 €) siendo el de la Comparsa de 11.846.971 Pts. (71.201,73 €) Estas cifras las conocimos el 22 de marzo en una Junta Ordinaria. La cuota de los socios se mantuvo debido a que este año, 1991, la Comparsa contó con un importante número de altas. Las Moras Nuevas iban a irrumpir con inusitada fuerza y deseo en las fiestas de Moros y Cristianos de Villena.

En abril se trajo desde la tierra de los tulipanes (Países Bajos) el vinilo que se colocó para formar los arcos de la herradura en los cristales de los pabellones, 1.648.000 Pts. (9.904,68 €) y se decide que el letrero será en azul y oro y se realizará en Barcelona

Mayo finalizó con los muros y la pared exterior terminada al igual que la taquilla, los capiteles de los pilares y los moldes de los arcos. Los cristales de los pabellones también estaban colocados. Las puertas ascendieron a 462.173 pts. (2.777,72 €) y la instalación eléctrica a unos 4.000.000 Pts. (24.040,48 €). Se continúa con la valla, los pilares y la gran cantidad de azulejos. El ritmo es muy bueno.

En la Asamblea General Extraordinaria del 21 de junio, el Presidente, Vicente Rodes, expuso diversos dibujos de las diferentes fases que él mismo había preparado. La Junta Directiva propuso que los 40.000.000 Pts. (240.404,84 €) iniciales del proyecto se ampliaran a 62.000.000 Pts. (375.632,57 €) debido a dos razones: la construcción de un segundo pabellón cubierto y la finalización total de las obras. La tranquilidad vino de mano del Presidente al puntualizar que las cuentas eran casi matemáticas en este último presupuesto y que el margen de error sería insignificante. El mes de junio fue, sin duda, frenético. La obra se quería terminar completamente y en el aspecto económico hubo algunas dudas pero confianza porque todo estaba previsto. Surgieron, cuando todo iba más o menos encaminado, los desasosiegos propios por querer que todo resultara como nos merecíamos. El esfuerzo estaba empezando a verse compensado pero faltaba el empujón definitivo.

Acabando julio el suelo estaba listo y las palmeras comenzaban a afianzar sus raíces. En este mes el “yesaire” comenzó, los arcos se desencofraron, vino una nueva “cuadrilla” de albañiles, se terminó la escalera del escenario, los fontaneros empezaron su trabajo…

Llegó agosto y el nerviosismo era palpable. Se tuvo que construir una poza para el desagüe de las aguas de lluvia. El alcantarillado, claro está, no existía. Los trabajos de jardinería nos preocuparon pero el día 13 fueron colocadas las plantas. Los azulejos ocuparon su sitio en todos los huecos para ellos destinados. El 23 (¡faltaban sólo ocho días para la inauguración!) el césped ocupó su espacio. Se sucedieron los contratiempos de última hora pero en las caras se reflejaba satisfacción. El milagro estaba a punto de producirse. Con los nervios a flor de piel pero con una ilusión desbordante y pletóricos de felicidad vimos que el sueño iba a ser realidad y que el 31 de agosto, con el último de los retoques, la cinta de nuestra Cábila iba a ser cortada.

La de “La Losilla”. Nuestra Cábila. (1991-2006)

La noche del 31 de agosto de 1991 se ha de recordar con renglones derechos y ribetes dorados. La media luna mora nos acompañó y su embrujo supo subyugarnos cuando, tras cortar la cinta y descubrir una placa conmemorativa, todos los socios y, por fin, socias accedimos al lugar que nosotros tanto habíamos deseado. La media luna mora nos mostró un recinto acogedor en el que el verde de las palmeras y el sonido del agua de la fuente al recibirnos se mezclaba con el rojo latir de todos nuestros corazones emocionados. Atrás quedaban los años de ir improvisando salas de fiestas. Aunque siempre con gran dignidad y decoro habíamos salido hacia delante, como hemos visto, ahora era el momento de disfrutar algo nuestro, una realidad.

Alfredo Rojas Navarro fue quien habló por primera vez en el estrenado escenario. Él, como nadie, sabía la historia de los Moros Nuevos y lo demostró. Siempre a la altura supo situarnos en el gran momento que estábamos viviendo y nadie mejor que él para embebernos más, si cabía. Vicente Rodes Amorós, el Presidente, pletórico y vehemente tuvo palabras de admiración para su Comparsa. Él, precisamente, sabía mucho de desvelos, de trabajo y de dedicación.

No faltó en esta velada la Orquesta “Túrbula”. Fue ella la que modificó la canción “Bravo por la música” por “Bravo por La Cábila” mientras que los fuegos artificiales iban produciéndonos un efecto embelesador. La primera noche de ensueño en La Cábila de La Losilla, en la nuestra, en la actual, estaba servida. El comienzo no pudo ser más halagüeño y alentador.

El 27 de marzo de 1992, día en que se convocó la Asamblea para la presentación del Presupuesto de ese año, se indicó que la cuantía total de la inversión en cuanto a La Cábila ascendía a 72.915.580 Pts. (438.231,46 €) y se verificaron todas las partidas. La Comisión nombrada para ello hizo de supervisora.

El primer verano de la nueva Cábila comenzó el 3 de julio. La presentación del disco “Tecno Valencia 2” fue un verdadero éxito. Al igual que la “Noche Tuareg”, celebrada el día 11 de julio y organizada por dicha escuadra perteneciente al Bando Marroquí. El 15 de agosto nació la llamada Fiesta “Homenaje a las Madrinas”. Nuestros cargos obsequian a sus homónimos con la insignia de la Comparsa desde entonces en este acto. Los villeneros ya comenzaban a conocer la sala de fiestas que tan unida ha estado y está a la memoria colectiva de la ciudad. Fue el prólogo de unas brillantes noches de fiestas amenizadas por las orquestas “Túrbula”, “Cassino” y “Jerusalem”.

El Presupuesto para La Cábila ha ido, obviamente, aumentando progresivamente. En 1994, 8.455.000 Pts, (50.815,57 €) iban destinados para ella, y 2.365.000 Pts. (14.213,94 €) para sus gastos extraordinarios.

Ya desde finales de los ochenta e incluso antes, las Presentaciones de nuestras Madrinas, tenían una gran repercusión. Con el nuevo marco las posibilidades se dispararon y si antes eran auténticos espectáculos ahora ya se conseguían magistrales puestas en escena. La imaginación y el desbordante sacrificio ha hecho posible que año tras año el reto se haya conseguido superar, posiblemente, debido a la magia de la ilusión.

Si algo ha caracterizado a La Cábila de los últimos tiempos es la calidad de sus orquestas. Cuatro años consecutivos (1994-1997) disfrutamos de la conocida “Orquesta Alcatraz” en la noche del Día 4. Todo un placer para comenzar las fiestas. A ella, este mismo año, 1994, hemos de sumar nombres como “Benidorm”, que también actuó en 1993, “Pablo y su orquesta”, “Cassino” y “Flashunión”.

El nuevo lugar de esparcimiento para los Moros Nuevos y todos nuestros amigos perteneció de inmediato a la vida de la Comparsa. Allí se empezó a celebrar el Brindis Fin de Año, las Comidas de Hermandad, los Campeonatos de Ajo y Gachamiga… Y, a la vez, hemos visto como Directiva tras Directiva la han mimado muy especialmente. En 1994 su aspecto mejoró con la colocación de las rejas de hierro y el jardín exterior. Todo un acierto. Desde ese año el pistoletazo de salida para los eventos veraniegos es la “Fiesta Mora”. Una celebración que va en aumento y que convoca a multitud de jóvenes, y no tan jóvenes, hasta altas horas de la madrugada bajo un espléndido cielo de estrellas estivales.

En los últimos años de la década de los noventa otra importante construcción fue abordada por los Moros Nuevos también con acierto. La de la Sede Social. Las casas adyacentes fueron adquiridas y nuestra Jaima fue erigida en 1998. Ello no supuso para La Cábila detrimento alguno ni mucho menos, prueba son las orquestas que allí han actuado: “Libertad”, “Paralelo”, “Tic-tac”, “Pablo y Villena”, “Pershing”, “Tribu”, “Cuadrilla Latina”. Para continuar en fiestas posteriores con nombres como “Volcán”, “Orquesta Santiago y la Central de Música”, “Carrusel”,”La Habana”, “Batucada”, “Millenium”, “Coco” o “Belissima”, la que el año pasado consiguió nuestro aplauso y verdadero reconocimiento.

Nuestro recinto se ha visto anfitrión en diversidad de actos y eventos. Ha sido y es el lugar escogido por muchos socios para celebrar bautizos, comuniones y, sobretodo, bodas. Por su escenario han pasado multitud de artistas, la Gala Benéfica de APADIS ha tenido allí su marco perfecto y gratuito durante muchos lustros, las Presentaciones de las Regidoras Mayores de fiestas también han tenido cabida, al igual que unas noches del Día 4 verdaderamente rutilantes y apoteósicas. A lo largo del estío es un “lugar pasión” sin rival capaz de reunir a miles de personas. Cierto es que contrasta esta cifra con la que se produce durante las noches de fiestas, pero si somos justos y sopesamos en una balanza el número de satisfacciones y de retribuciones que de nuestra sala recibimos supera con creces la oscilación del otro peso, sin lugar a dudas.

Cincuenta fiestas han pasado desde las primeras con que contamos con una Cábila. Mucho, en apariencia, han cambiado las fiestas y las circunstancias. Sin embargo, el espíritu festivo y festero de aquellos “moricos” sigue indeleble entre los muros de todas y cada una de las salas de fiestas que han ido pasándose el testimonio. Sus paredes han visto a Presidentes responsables, Directivos osados, cargos emocionados. También han sido testigo de muchos bailes, unos frenéticos y otros suaves, de besos dulces, de miradas robadas…

De La Cábila mucho podemos hablar, decir y escribir. Cincuenta años son una vida y, sin embargo, son tan sólo el comienzo. Su mejor homenaje es pisar su suelo, respirar su esencia, sentir su historia, disfrutar su existencia, y continuarla.

Amado-Juan Martínez Tomás

Cronista

Fuentes: Libro del 125 Aniversario, Libro del 150 Aniversario, Libro de Actas de la Comparsa, Pedro Palao Llebrés, Carmen Tomás Sánchez y Directiva de la Comparsa.

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Una carta es siempre sagrada; porque es o porque puede ser la expresión de la intimidad de unos instantes de nuestra alma, cuya facilidad se confía a la lealtad del que la recibe [...]”

Herman Keyseding

Villena, 1 de octubre de 2005

Querido Moro/a Nuevo/a:

Espero que al recibo de esta misiva te encuentres bien, al igual que los tuyos, de salud y amor. Quiero que sepas que escribir de nuestras fiestas y de nuestra Comparsa me resulta placible y me facilita un ejercicio de memoria que nunca viene mal. Un trabajo que no se debe hacer a vuela pluma ya que la dilatada historia de los Moros Nuevos está repleta de grandes, aunque a veces menos pomposos, momentos. Afortunadamente, los dulces solapan a los demás gracias a hombres y mujeres, como los que ahora mismo, y en su cuarto año de Presidencia y Directiva, se han plantado, como sabes, al frente de estas últimas fiestas.

¡Qué lejos ha quedado el VI Concurso de Pintura Festera y Fiestas Populares (18 de febrero), la III Donación de Sangre (13 de marzo) y el acto Leyendo a Alfredo Rojas (20 de mayo)!, ¿verdad? Sin embargo, podemos afirmar que fueron el prólogo del prólogo, es decir, del verano trepidante que nuestra sala de fiestas vive año tras año con energías renovadas y superando cada estío su fuerza. La Fiesta Mora (1 de julio) y la del Homenaje a las Madrinas (19 de agosto) son un ejemplo de que nuestro recinto es un lugar puntero. “La Cábila” está muy viva y resurge ahora más que nunca a las puertas de su eminente 50 Cumpleaños. 50 años han pasado desde que en 1957 un grupo de Moros Nuevos pujasen fuerte por hacer historia. De 1957 a 2006, 50 años de “La Cábila”.

En “La Cábila” fueron presentadas las Madrinas los días 21 y 27 de agosto. El equipo de la Presentación Infantil respiró hondo al ver que la tarde de circo preparada resultó magnífica. En un escenario-carpa de llamativos colores se despidió a la Madrina Saliente y fue recibida la del 2005 entre canciones y un espectáculo de payasos que fue la delicia de grandes y pequeños. Nuestros muchachos lo pasaron bomba en una jocosa tarde de merienda y juegos. Y ojipláticos nos dejó el equipo de la Presentación Mayor. Instantes espectaculares se vivieron en un escenario rojo, plata y negro realizado con un gusto exquisito. Con un hilvanado guión que rememoraba el inicio de las Presentaciones como tales en 1975 se fue desglosando un acto de despedidas y recibimientos. Imágenes emotivas, música “The Queen”, música instrumental y de la buena en vivo, canciones interpretadas y dedicadas para la Madrina, fuegos artificiales y una apacible noche de verano vivimos todos los asistentes a este acto que tanto significa para nuestra Comparsa.

Las cartas de amor se escriben empezando sin saber lo que se va a decir, y se terminan sin saber lo que se ha dicho”

Jean Jacques Rouseau

Amigo/a Moro/a Nuevo/a ¡Hay que ver cómo nos gustan los preámbulos festeros! El Pasacalles y la Romería de la Virgen (28 de agosto) nos sirven de modelo, al igual que la III Entradica del Día 3, un acto que nos recordará siempre los años que tienen nuestras nuevas banderas. Pero si de prólogos hablamos sabes que La Cena del Día 4 se lleva todas las palmas, y más, la de este año. Una noche de estrellas y luna fue el cobijo de un banquete sabroso que terminó para dar paso a una Orquesta exultante que nos maravilló canción a canción. La Orquesta Belíssima, una de las mejores del país, nos transportó de la mejor manera posible al inicio de los días grandes.

Soleado y sereno amaneció el Día 5. María José García Herrero pregonó las fiestas con emoción y orgullo y dio paso a una Fiesta del Pasodoble muy lucida en la que la Agrupación Musical los Rosales de Bolbaite, nuestra Banda Oficial, junto con los cargos, inició su actuación en su cuarto año con nosotros.

La marcha mora arrancó los aplausos del público en La Entrada. Los Moros Nuevos iniciamos el primer desfile con ganas y se notó. Comenzamos los socios masculinos, aparecieron los cargos a caballo y terminaron los femeninos, dejando en medio a cuatro Escuadras Especiales que aportaron a las fiestas de Villena mucho empaque y autenticidad, Al-yadidas, Escorpiones, Balubas Jr. y Zulúes, en su primer año, rompieron moldes y gustaron mucho.

Una carta a tiempo ha salvado a muchos del patíbulo”

David Herbet Lawrence

Sabes amigo/a que es bueno recordar lo que hemos compartido. Escribirte sabiendo que tú lo has sentido como yo no me resulta sencillo porque sé que logras disculpar mis olvidos. ¡Son tantos acontecimientos en tan poco tiempo...! Y más si hablamos del Día 6 en el que tras la Diana nos fuimos, sin más dilatación que la del Almuerzo, a la Misa del Cementerio. El camposanto se llenó de raso. Parece que los cipreses se sumen siempre a nuestro sentimiento desde 1928. Realizada quedó la Misa y el Homenaje a los Difuntos y la Ofrenda de flores en su memoria.

El Desfile de la Esperanza es eso, una inyección de esperanza. Alegres, compuestos y orgullosos actúan los nuestros. Inició el desfile un caballo y les siguieron las moricas y los moricos con garbo y salero. Hinchados de gozo iban los papás y las mamás con los pequeñines en las tres carrozas que para ellos, al final del desfile, se dispusieron.

Por la tarde hubo bastante asistencia a la Embajada y Guerrilla del Castillo y también en el Asilo, donde los ancianos nos esperan y reciben en su hogar a las fiestas. Mucho les agradó el Concierto a ellos y mucho nos satisface llevar a nosotros este acto todos los años desde hace, probablemente, más de un siglo.

Se inició una hora antes este año La Cabalgata en la que la lluvia apareció de manera intermitente y, por suerte, no desmedida. Lluvia que no nos impidió realizar un desfile dinámico, encabezado por los cargos, en el que, alternando bloques masculinos y femeninos, fuimos capaces de conseguir, con nuestras marchas militares y abanicos, un excelente acoplamiento con las calles de Villena.

El papel es dócil y se deja escribir toda palabra que no sale de nuestra boca”

Pierre Louis

¿Te acuerdas qué manera de llover? A volapié teníamos que caminar para atravesar las calles la mañana del Día 7. Diana no hubo y se encendió la luz de alarma, pero no pasó nada y todos los demás actos se pudieron llevar a cabo. La Ofrenda a las doce estaba en marcha, como siempre está nuestra generosidad. Este año 1.200 euros hemos repartido: 200 para Cáritas Interparroquial de Elda y 1.000 para APAC (Asociación de Afectados por el Cáncer de Villena). Somos pioneros en este acto en el

que no subrepticiamente pero sí de manera callada, solidaria y sin aspavientos somos desprendidos.

¡Que rato más entretenido y cuántas sonrisas nos sonsacaron los participantes en La Retreta! “Payasadas” aparte (hay que ver que saltabardales son estos de la Peña “La Golica”) debemos reconocer que el divertimento estuvo garantizado desde que apareció nuestra farola. Primero, una Corporación Municipal impecable con “guardaespaldas” policías (los Selyúcidas), segundo, una Villena Olímpica sin rivales (las Talíes), tercero, y como no podía ser menos, el retrato singular del Quijote en su IV Aniversario (los Escorpiones) y cuarto, la Unión Musical Chin-cha-telá (los Ayyubíes-La Palmerá), pusieron patas arriba al público y defendieron sin fisuras todas sus novedosas puestas en escena. Fueron, como se suele decir, el alma de la fiesta y diría que también la esencia y la gracia. Una fiesta que precedió a La Alborada en el marco de “La Atalaya”.

 

El lenguaje de una carta, a muchos, por no decir todos, nos ha hecho brotar una lágrima”

Paul Valery

 

Tú, como yo, y como todos los villeneros, tenemos a alguien para felicitar el Día 8. Día en el que la Diana se volvió a realizar y en el que los Cristianos volvieron a hacerse dueños y señores del castillo en La Embajada, por la mañana, y encima nos convirtieron al Cristianismo por la tarde, justo antes del desfile más disciplinado de todos, La Procesión. Sin prisas pero sin pausas fuimos desplegándonos y con el redoble en la izquierda fuimos dejándole a La Morenica un camino sembrado de amarillo.

Nuestra Señora de las Virtudes deshizo el camino andado, el 28 de agosto, el Día 9 temprano. Su figura diluyéndose al atravesar el paso a nivel entre la pólvora de arcabuces es una imagen que se nos queda grabada en la retina. La Al-kibla mostró su generosidad y nos ofrecieron sus componentes mistela y pastas esa mañana que acaba con el Almuerzo en nuestra Casa cuando en tropel todos allí llegamos. Nuestra Sede, gracias a su estratégica ubicación es muy visitada a lo largo de las fiestas. Los almuerzos y los aperitivos, al igual que las comidas y las cenas, son momentos de reunión y asueto para los Moros Nuevos y para nuestros amigos.

Rondando las cinco de la tarde y entre todas nuestras melodías (Día 4, National Emblem, Efeméride...), los últimos abanicos en el Desfile de Nuevos Capitanes y Alféreces los disfrutamos más si cabe y llegamos a una plaza de Santiago abarrotada. Esta vez subimos por la calle el Hilo en vez de por Maestro Caravaca. En el centro los cargos entrantes y salientes y alrededor, dando mil vueltas, todos los moros cantamos, con voces cargadas de recuerdos y un poco afónicas pero enérgicas eso de “... la villenera me tié chiflao...” El Presidente nos habló sincero y orgullosos como siempre, después de cuatro años al frente de su Comparsa. El timbre de su voz fue decidido y nos invitó a terminar las fiestas, como viene siendo habitual, en “La Cábila”. Nos dio las gracias, una gratitud recíproca a él y a su equipo y nos anunció que él siempre estará ahí (¡como si alguna vez esto lo hubiésemos dudado!)

Los premios se los repartieron y nosotros celebramos el Fin de fiestas con una suculenta parrillada. Es asombroso el despliegue y de qué manera tan fluida somos capaces de organizarnos cientos de personas. Eso se llama Comparsa ¿no es así?

La banda se fue, la Orquesta Mágica tocó, la noche se fue haciendo día...

 

 

 

 

[...] la responsabilidad de una carta, y por eso es sagrada, se evapora en el mismo instante que le sigue, cada grado. Todo estado es necesario y, por tanto, bueno. La flor no niega la hoja, ni la hoja niega el tallo y la raíz”

Herman Keyseding

 

El día 25 de septiembre fue el Día de la Recuperación. Sabes Moro/a Nuevo/a que es como el punto final a un año entero. Muchos fuimos los que en los calenticos, almuerzo y comida nos reunimos. Cualquier ocasión para reencontrarnos es válida.

Ahora termina un ciclo, estamos acostumbrados a ir quemando etapas. Cada día, semana, mes, año... las energías se transforman y se generan. Los puntos y finales dicen que no existen porque, en realidad, todos son puntos y seguidos. Lo sabemos muy bien con nuestras fiestas. Creemos en un momento determinado que son insuperables, llegan el año siguiente y nos sorprenden de nuevo.

También termina esta carta que es para ti. Como decía al principio espero que a su recibo te encuentres bien, al igual que los tuyos, de salud y amor.

 

 

 

 

Amado-Juan Martínez Tomás

Cronista

 

 

 

 

P.D.: Ya me terminarás de contar aquello que dices te pasó el Día 5...

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 Quiero agradecer a los Moros Nuevos y Presidentes D. Francisco Zapater López (1969-1970), D. Mateo Hernández Llorca (1980-1981), D. Manuel Estevan Ferriz (1994-1997) y D. Francisco Abellán Candela (2002-2005), como a D. Vicente Prats Esquembre, también Moro Nuevo, ser la fuente de donde he extraído el agua que he bebido para escribir este artículo. Sus colaboraciones sinceras y sus aptitudes entusiastas reflejan los grandes festeros y personas que son.

 Que no se rompa la noche, por favor que no se rompa,

que sea serena y larga como el tallo de una rosa

que sea de luna blanca con su escarcha y con sus sombras,

que tengo que amarte mucho, que tengo que amarte tanto

que si la noche no acaba yo te voy a enloquecer.

“QUE NO SE ROMPA LA NOCHE”

Julio Iglesias

La noche del Día 4 en las fiestas de Moros y Cristianos de Villena tiene, sin lugar a dudas, un toque mágico y único. Sin caer en ditirambos podemos decir que hemos hecho de ella una antesala singular y expectante. Su sucinta esencia se respira por todas las esquinas de la ciudad. A lo largo del día ya se aprecian ajetreos propios de los arreglos de última hora. Además de los planchados y retoques varios de los queridos trajes de festeros, de tener repleto el frigorífico (y la “bodega”), de recoger las “pasticas” y de tener previsto, entre miles de puntillas más, algún que otro bálsamo para nuestros futuros sacrificados pies, para cuando la luna aparezca también debemos estar dispuestos para lanzarnos a la calle pletóricos de felicidad a la vez que impecables.

La Laureada Banda de Música Municipal de Villena ofrece su Gran Concierto y en los locales de todas las Comparsas se prepara la que ahora es la Cena de Confraternidad, pero que en su día nació denominándose CENA HOMENAJE A LA MUJER, nombre que se mantuvo en el Programa de Fiestas hasta 1996 a pesar de que la incorporación femenina es de ocho años antes, en 1988.

Pensamos los festeros y los villeneros en general que la mejor manera de comenzar las fiestas es hacerlo de la manera más grande posible. Las celebraciones, si son tal, sean las que sean, se festejan en torno a una mesa, y si es con viandas sabrosas y elaboradas, pues mucho mejor. Si a ello le sumamos trajes para nosotros y vestidos largos para ellas le damos al evento un toque más distinguido. Ahora bien, si esto lo enmarcamos en un lugar adecuado e inspirado en nosotros mismos, ambientado con música y con la presencia de amigos ¡que más podemos pedir!

Contrasta este procedimiento para iniciar nuestros días grandes con el arranque festero de poblaciones vecinas que también celebran fiestas de Moros y Cristianos, y que su “pistoletazo” de salida se caracteriza por la informalidad de la cena de sus vísperas (La llamada “Nit de L’olla”). Posiblemente la misma con la que el Día 3, con las “Entradicas”, nos gusta disfrutar en Villena.

Como en todo, esto tiene una raíz y un motivo, tiene una idea, una iniciativa y la valentía de la puesta en marcha llevada a cabo por una Directiva. Hablamos por la encabezada en 1969 por Francisco Zapater, presidente de la Comparsa de Moros Nuevos.

Que tierno amor, mi devoción, viniste a ser

mi religión.

mi dulce sentimiento, de nada me arrepiento

que vivan los momentos en tu boca y en

tu cuerpo

mujer...

“VALIÓ LA PENA”

Marc Anthony

AÑO 1969

Antes de acometer cualquier empresa, por insignificante que parezca, nos asaltan las dudas, los porqués. Es un mecanismo cerebral propio del ser humano que por una parte nos hace un poco, entre comillas, “atormentarnos”, pero por otra, nos traslada a la reflexión lo que, evidentemente, nunca es malo. Por lo general, somos valientes y después de haber sopesado la balanza y de haber hecho más caso al angelillo que al diablo que siempre nos susurran en los oídos, nos liamos la manta en la cabeza y nos embarcamos en nuevos cruceros, tiramos hacia delante (por algo Villena pertenece a la provincia de Alicante). Pero aún así: ¿Cuántas veces nos habría gustado mirar la bola de cristal o saber adelantados vaticinios salidos de la lectura de unas cartas? Posiblemente muchas, a pesar de que uno no sabe si las cartas adivinan lo que va a suceder o si programan para ello. Me explico. Si unas cartas nos hubieran asegurado que La Cena de la noche del Día 4 iba a ser un éxito y no sólo en 1969 sino en todos los años sucesivos hasta ahora, y llega septiembre y ,efectivamente, la noche resulta magnífica, entonces nos hubiéramos dicho: “Ésta es la gran noche, estaba escrito, debemos continuar”, y continuamos con este acto. ¿Estaba escrito en el destino o lo hemos propiciado nosotros mismos porque ya nos habíamos convencido de que nuestro destino era éste?

Y si te paras un momento y adviertes que se daban muchas circunstancias como que la Comparsa estaba compuesta por jóvenes, como ocurre hoy en día, dinámicos y con ganas de pasarlo bien, que teníamos un local idóneo como era el solar de Celiberti, el cual fue cedido gratuitamente por los señores Mateo Mora, Celiberti y Parra, y que, entre miles de puntos más, todo ha sido preparado con infinito amor, ¿no tendremos una confianza mayor que si de otra manera fuera? ¿Y quizá no tomemos este reto, como en otras ocasiones, convencidos de que no merece la pena que nadie se esfuerce, sino muy al contrario, completamente seguros, pues al fin y al cabo eso han dicho las cartas y nunca han fallado?

Pero las cartas, como la bola de cristal e imagino que cientos de formas posibles de vaticinar el futuro, no fueron echadas (excluyendo para jugar al truque) y ni siquiera fue mínimamente planteado cuando el Presidente en 1969 de la Comparsa recibe, de manos de Vicente Prats Esquembre y de Pascual Quiles Flor, la idea de celebrar la noche antes a la de “La Entrada” una Cena para homenajear a todas las mujeres de los socios. Una idea nacida, como tantas, en medio de una conversación en un restaurante, en este caso, de “Bulilla”. En esta época, es obvio decir, que ellas, las mujeres, estaban relegadas totalmente del mundo festero, a no ser que ocuparan el cargo de Madrina de la Comparsa, este año ostentado por Isabel María Arenas García. Mujeres, seguramente, tan festeras como sus parejas pero que además de las tareas de lavado, planchado y adecuación completa de los trajes (vamos, como hoy en día sin ir más lejos) se sumaba el agravante de que el Día 5 a las cuatro de la tarde no había más opción que la de mirar y aplaudir.

La idea es muy bien acogida y, por ello, aprobada en el seno de la Directiva, compuesta por diferentes grupos de amigos y encabezada por el carismático Paco Zapater quien dirigió, remitida por él y en nombre de la Comparsa de Moros Nuevos, una citación a cada una de las parejas de todos los socios. Una ardua labor ya que el fichero no contemplaba dicho dato, que fue realizada silenciosa y certeramente también por las dos personas citadas anteriormente. Una cita formal y protocolaria para estar presentes en el nacimiento de la Cena del Día 4, surgida por un romántico sentimiento de homenaje y que estuvo amenizada por uno de los tríos míticos del momento, “Los tres de Castilla” (Cuelga decir de dónde venían y cuántos eran en el grupo...)

Ésta es una noche en la que nunca ha faltado un detalle para los asistentes femeninos y que no ha sido para nada exclusiva, todo lo contrario, abierta y no únicamente a festeros de otras Comparsas, también a Villena y comarca.

La ciudad, como decía antes, ha vivido un día intenso de preparativos y necesita que la puerta a los días grandes se abra de par en par.

Sueño con noches brillantes al borde

de un mar de aguas claras y puras

y un aire cubierto de azahar.

Cada momento era especial,

días sin prisas, tardes de paz,

miro hacia atrás y busco entre mis recuerdos.

“ENTRE MIS RECUERDOS”

Luz

AÑOS 70

Durante los años 70 nuestra Comparsa puede contar una decena de Presidentes, los cuales fueron pasándose el testigo y, todos y cada uno de ellos, durante su espacio de tiempo, unos más cortos que otros, aportaron lo que sus obligaciones personales le permitieron con mucho sacrificio y amor. Los diez, como si de uno sólo estuviésemos hablando, respetaron la idiosincrasia de nuestros colores y al unísono, alentados por los socios, lógicamente, continuaron con la realización de La Cena del Día 4, respetando siempre el espíritu con el que nació e incluso superando, año tras año, su categoría.

En 1970, continuando Paco Zapater en la presidencia, el marco de La Cena varió, trasladándose al llamado “Huerto de Máximo”, en la actual calle San Juan Bosco, donde estuvo “La Cábila”, nuestra querida Sala de Fiestas hasta 1978, año de la celebración del 125 Aniversario de la Comparsa.

Las noches de ensueño, esas en las que nos abrazamos a un talle mirando la luna mora en una noche de vino y rosas, se fueron sucediendo con las distintas directivas. Hubo veladas especiales como aquella en la que en la entrada se hacia entrega de un globo de los colores de la Comparsa a las señoras y que contenía, en su interior, una papeleta para la posterior rifa.

A veces, como en 1974, además de agasajar a las señoras con un clavel, se obsequió también a los señores: el simbólico “morico” de llavero. Hubo presentes muy bien acogidos como el de 1976: la figura de un Moro Nuevo apoyado sobre el pico y la mochila.

Ha servido este acto para rendir homenaje a socios como Antonio Tomás Conca y Francisco Esteban Martínez “Paco Clavel”, así como a Ángeles, esposa de Regino Coloma Sebastiá, como ocurrió en 1975 y en 1976 a Francisco Blasco García “El planchao”, cabo gastador durante treinta y un años. Entonces obtuvo el título de “Cabo de Escuadra a Perpetuidad”. En estas veladas a los cargos festeros se les rendía homenaje a lo largo de la noche.

Durante estos años la calidad y el servicio de La Cena subió como la espuma. Importante el grupo de personas, cuatrocientos cincuenta, que en La Cena de 1978 se dieron cita. “Casa Arcadio” de Algemesí, contribuyó en gran medida a ello con sus excelentes menús. Además, fueron veladas amenizadas por grupos como “Vino tinto”, “Los Yodis”, “Lucho y su orquesta”, “Nuestro Pequeño Mundo”... Grupos de la época que se dejaban la piel en el escenario y que contagiaban su alegría y su ritmo.

La década terminó con un cambio de emplazamiento, trasladándonos al “Huerto de la Puncha”, en la calle Sancho Medina y con la novedad de compartir Cena con los Moros Realistas y con los Piratas en una agradable noche donde brilló la luna.

Luna, todo el mundo sabe que la noche es sólo tuya.

De todas las caras de mujer, tú eres la una,

la de la luna. Hecha con los sueños, los

que llegan a tu altura. Nunca lo sabremos

hasta ver tu cara oscura.

“LUNA”

Clara Montes

AÑOS 80

Mateo Hernández Llorca asume la Presidencia en un arranque de espontaneidad cuando la década comienza con el vacío en este puesto. Él es un hombre de Comparsa, actualmente ocupa uno de los números más bajos entre los socios de los Moros Nuevos y se siente muy orgulloso de ello. Durante sus dos años de mandato imprime a la noche del Día 4 una gran dosis de innovación. Por primera vez desde 1969 se celebra en una “casa prestada”, el marco es muy hermoso al ser el Club de Tenis el sitio elegido, lugar perfectamente engalanado por la Directiva para la ocasión. La Cena fue servida por el Restaurante Juan XXIII de Alicante, resultando un auténtico éxito. El año siguiente, a pesar de ser el mismo restaurador el encargado, no resultó igual. Esta vez se organizó en la Ciudad Deportiva del Círculo Agrícola Mercantil, rodeados del agua de las piscinas.

Los dos siguientes años el decorado volvió al ya mencionado “Huerto de Máximo” para en 1984 ser de nuevo la terraza principal de la piscina del Círculo Agrícola el lugar elegido. En 1985 y hasta 1990 las paredes de “La Cábila” del “Huerto de la Puncha” fueron los testigos de esta mágica noche. Un lugar del que guardaremos siempre memorables momentos.

Dos restaurantes de Algemesí, Casa Arcadio y Casa Torrent, se encargaron en la mayoría de ocasiones de ser los responsables de la cocina. Los dos tuvieron grandes ocasiones con resultados impecables, sobre todo al final de la década, con una Cábila elegantísima, distribuida con mesas redondas. Sus toques culinarios eran el contrapunto perfecto a un menú delicadamente elegido por su Directiva. Y es que el acto que nos ocupa era ya entonces un evento social sin parangón forjado a base de pequeños grandes detalles. En 1982 la peculiaridad de que se colocaran servilletas de tela estampadas con el emblema de la Comparsa resultó del agrado de todos.

Cada uno de los cuatro presidentes que los Moros Nuevos tuvimos a lo largo de estos diez años imprimió su carácter a este acto que cada Día 4 se repite. Al principio de los 80 durante La Cena se seguían presentando a los cargos de la Comparsa, para terminar la década con dos presentaciones distintas, una la Infantil y otra la Mayor, con puestas en escena verdaderamente originales y geniales, y trasladadas a otros días distintos.

Hubo obsequios de todo tipo como la bandeja de plata en la que estaba grabado el emblema de la Comparsa y la inscripción “Cábila 82”, el pequeño colgante también de plata y con el emblema, de 1985, el pañuelo de hilo con el escudo bordado, en 1988, o el precioso abanico pintado a mano, un trabajo auténticamente admirable, en el año 1989, por el Presidente, Vicente Rodes Amorós.

La música de fondo estuvo puesta, por ejemplo, por la actuación del espectáculo internacional “Polinesia Show” ,en 1984, orquestas como “Delmon’d” ,en 1983, o al final de estos años por una orquesta muy querida y ligada a nosotros como la “Turbula Show”, capaz de mantener vivo el espíritu de la fiesta hasta avanzadas horas de la madrugada, además de ofrecer un gran espectáculo.

En 1986 la Banda de Música de Carlet, que fue durante muchos años nuestra Banda Oficial y ganadora en alguna ocasión al Premio a la mejor Banda de Música Oficial, adelantó su presencia ese año para estar también esta noche, por cierto, compartida con la Comparsa de Piratas.

Se cerró la década con todos los amarillos toldos de “La Cábila” desplegados y cargados de agua. La lluvia, que no dejó de aparecer durante todos los días posteriores, se manifestó acabando, demasiado pronto, una velada que de todas maneras resultó exquisita. Primero los violinistas, y la orquesta después, mantuvieron animada la noche hasta que el líquido elemento era tan persistente que todos los asistentes no tuvieron más remedio que desistir.

Bajo una luna de ceniza plateada

te robaré algún cabello

para amarrarlo a las trenzas de mi pelo.

Y, si te vas, me iré contigo,

sin movimiento nos perderá el tiempo.

COMO LOS OLIVOS

Bebe

AÑOS 90

Al principio de este década, en 1991, La Cábila actual abrió sus puertas el 31 de agosto, así que cuatro días después La Cena ya se celebró en este bello recinto, aumentando su prestancia todavía más.

Cuatro fueron los Presidentes en los años 90, destacando que uno de ellos, José Ramón Velasco Navarro, falleció repentinamente a las pocas semanas de tomar el cargo, siendo elegido su vicepresidente, Manuel Esteban Ferriz, quien tomó las riendas con emoción y con una Directiva heredada. Durante su presidencia, al igual que sus homólogos de década, tuvo que estar pendiente de los mil detalles que requiere el protocolo para noches con estas características y a las que asisten tantos invitados. Debemos tener en cuenta que, desde finales de los años ochenta, La Cábila se convierte, en las horas en las que acontece a La Cena del Día 4, en un importantísimo foco social de la ciudad.

Durante estos años es obligatorio destacar las orquestas. Las buenas orquestas, que han ido amenizando La Cena del Día 4, crearon, y lo siguen haciendo, una expectación normal si consideramos la calidad de todas ellas. Desde 1994 a 1997 fue “Alcatraz” el conjunto que elevó a espectáculo la velada. Después de La Cena, La Cábila se abarrotó de espectadores para ver con sus ojos cómo esta orquesta desplegaba su magnífico show. A ella hay que sumar nombres como: “Cassino”, “Benidorm”, “Libertad”, “Cuadrilla Latina”, “Tic-Tac”... Conjuntos musicales necesarios que aportan a esos momentos tan especiales de preámbulo de fiestas el ritmo y la oportunidad de marcarse unos pasos.

Los detalles durante esta noche ya no se pueden considerar como tales. Ahora todo ha de estar impecable: las sillas vestidas, las mesas distribuidas, bien presentadas y en perfecta colocación los cubiertos y las copas. Ángel, nuestro repostero durante algunos años, fue quien se encargó de ello y sobre todo de que los asistentes quedaran con el menú plenamente satisfechos.

La imaginación y la disparidad quedaron plasmadas con los obsequios repartidos; desde pequeñas joyas como el broche de plata con la forma del pico, el complemento del cuelgabolsos con el escudo, pasando por el decorativo pisapapeles en el que se distingue nuestro turbante, hasta el musical regalo del Compact Disc en el que figuran composiciones musicales que nos suenan mucho son algunos de los ejemplos. La veteranía de la noche del Día 4 hace que los sesos se devanen cada año. Estos eran los presentes que han precedido a los más recientes como el colgante en plata de nuestra “morica”, la decoración en cristal con el anagrama del 150 Aniversario o el portafotos de madera con motivos de la Comparsa. Pero estos hay que enmarcarlos ya en otra década, la que comienza con el año 2000.

El pintalabios, toque de rimel, moldeador como una artista de cine.

Peluquería, crema hidratante y maquillaje ¡que belleza al instante!

Abre la puerta que nos vamos “pa” la calle

¿Y a quién le importa lo que digan por ahí?

Antes muerta que sencilla, ay que sencilla, ay que sencilla.

ANTES MUERTA QUE SENCILLA

María Isabel

AÑOS 2000

El nuevo siglo, como los nuevos tiempos, van dando paso a innovaciones y novedades. Dentro del Programa Festero unos actos aparecen y otros desaparecen o se modifican. La Cena Homenaje a la Mujer, ahora Cena del Día 4, sigue vigente. La antesala es necesaria, lo dice el refrán: “Quien no tiene la víspera, no tiene la fiesta” y por ello nosotros la hemos engrandecido cada vez más.

Desde que estrenamos estos nuevos cien años han sido dos los Presidentes que los Moros Nuevos hemos tenido. Ellos han tirado de ese carro que es la tradición con una fuerza inusitada comprendiendo que las raíces nos dan fuerza y nos proporcionan savia. Han sabido seguir manteniendo la noche del Día 4 y sus expectativas.

Comenzó la centuria XXI con un repostero de lujo, y hasta podemos calificar de “Real”, Antonio Torreblanca, sorprendiendo con su menú y no dejando indiferente absolutamente a nadie. A partir de 2001 “Eurotoque Eventos” se hace cargo de La Cábila y es desde entonces la empresa responsable de que allí los fogones estén dispuestos y las viandas sean elaboradas y al gusto. Menús, que por otra parte, deben llevar la aprobación consensuada de la Directiva.

La calidad de las orquestas, lejos de disminuir, se pueden calificar como las mejores del país: “Volcán”, “Santiago”, “La Central de Música”, “Carrusel” o “La Habana” son nombres que lo pueden avalar.

Francisco Abellán Candela, como Presidente de la Comparsa que es, no deja, junto con su Directiva, nada para la improvisación. Considera que esta mágica noche tiene un encanto especial y que es la noche por excelencia de cualquier villenero, diferenciándola claramente de la Noche Vieja (¡El día siguiente de ambas noches es muy distinto!).

Con La Cábila impecable, con invitados especiales como los Moros Musulmanes de Elda, los Moros Nous de Biar, la Regidora Mayor de Fiestas, la Señora Alcaldesa, nuestros cargos, los Moros Nuevos y los amigos de los Moros Nuevos nada puede fallar, o por lo menos lo que en nuestra mano está. Otro asunto es el de la lluvia, que hizo, en el año 2003, modificar, a contrarreloj, todos los planes y planos, y cobijarnos bajo techo. La incertidumbre fue palpable el año en el que celebramos el 150 Aniversario de la Comparsa y en el que pudimos “amortizar” los pabellones. Pero las ganas y el trabajo bien hecho hacen de todo un cariz envolvente. Los desvelos, los quebraderos de cabeza, el invertir tiempo (mucho tiempo), tienen un motivo claro, la ilusión.

Cuidar las tradiciones, respetadlas y adaptadlas al devenir de los años es una labor que debemos tener encomendada. Ellas, seguramente, nos van a sorprender mucho más de lo que esperamos.

“En el nacer no merecen ni desmerecen los hombres, que no está en su mano; en las costumbres sí, que ser buenas o malas corre por su cuenta”

Lope de Vega

“Cuando somos capaces de conocernos a nosotros mismos, rara vez nos equivocamos sobre nuestro destino”

Staël

 

 

Amado-Juan Martínez Tomás

Cronista

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