Harto complicado es, en los tiempos que corren, conseguir que cualquier objetivo se haga realidad y culmine con éxito o al menos culmine. Son tiempos en los que la dosis de ilusión, ganas y trabajo se multiplican. Si al final se consigue, aunque sea medianamente el propósito, nos podemos dar por satisfechos y bien pagados.
Tras muchos años con la idea en la cabeza y después de atar, desatar y volver a anudar los nudos la fila Al-Karaho, nada más pasadas las fiestas de 2011, nos pusimos el mundo por montera y manos a la obra. Formamos, en su gran mayoría, los componentes de la misma, una perfecta “simbiosis” de juventud y veteranía. Características que nos empujan, con una gran carga de convicción (sobre todo), a dar un paso adelante para formar una Escuadra Especial dentro de la Comparsa a la que va ligada una importante parte de nuestras vidas, los Moros Nuevos.
La denominación de la nueva Escuadra Especial está consensuada, madurada y meditada. Somos la Escuadra de Caimanes. Un nombre al que dándole razones, motivos y matices se completa con apellidos conformando así toda una seña de identidad que a partir de 2012, sin duda, formará parte de la historia, extensa y bonita, de las fiestas de Moros y Cristianos de Villena que en honor a Nuestra Señora de las Virtudes del 4 al 9 de septiembre se celebran.
Existe, es así, el Caimán Negro, el mismo que puede superar los 4,5 metros y que, curiosamente, los jóvenes poseen manchas y rayas amarillas como nuestros pantalones de festeros. Habita en todo tipo de curso de agua dulce, muestra preferencia por depósitos sin corriente y tiene gran capacidad a nuevos hábitats disponibles. Cualidad ésta muy importante ante cualquier escaramuza, contienda o guerra, siendo su alimentación variada y presentando una amenaza únicamente (puede ser otro paralelismo…) a las personas que le atacan. Tiene, por tanto, espíritu guerrero ante el adversario cuando éste presenta batalla.
Ahora, los Caimanes, y de manera simbólica apostamos por añadir a nuestro reptil emidosaurio en la simbología de la Comparsa. Por un lado porque, no en vano, es también Caimán una persona que con astucia y disimulo procura salir con sus intentos –así lo manifiesta la RAE– y por otro porque es fuerte, decidido, valiente y continuador, con sencillez, humildad y sin grandilocuencia de un gran legado. Sin olvidarnos de la importancia de los cazadores de Caimanes en tiempos de la conquista del Nuevo Mundo cuando, en los albores del siglo XVI, en la unificada, cristiana, extensa, inestable y temible España, luchaban por intereses comunes Cristianos y Mudéjares uniéndose en expediciones de conquista en este lugar y colaborando, estrechamente, con tropas hispanas en el descubrimiento de territorios todavía vírgenes en los que asentarse. Éste es el caso de estos aguerridos cazadores de “Yacaré Latirostris” es decir, Caimanes, animales muy apreciados por un cuero que era aprovechado por sus congéneres moriscos en el difícil y reputado oficio de la Marroquinería, arte tan valorado y arraigado en la Edad Media.
Deseamos que el que por fin se haga realidad nuestro anhelado propósito –al igual que el intenso trabajo de este último año– se vea recompensado aportándole a nuestras fiestas saber estar y un pequeño granito de arena más. El aplauso y el más mínimo atisbo de reconocimiento por parte de la ciudad, y nuestra Comparsa, serán un grandísimo premio. Atentos, por otro lado, al diseño de un traje, diseñado originalmente por María José Vañó y magistralmente confeccionado y matizado por La Embajada, de gran plasticidad e innovador que, estamos seguro, mucho va a aportar. Le daremos vida a los primeros Caimanes: Rubén López Sempere, Amado-Juan Martínez Tomás, Diego Maciá Domene, Gaspar Martínez Zapater, Norberto García Martínez, Juan Rubén García Martínez, Antonio Martínez Tomás, Juan Pedro Navalón Sánchez, José Francisco Giménez Amorós, Juan Carlos Barceló Francés y José Francisco García García-Leñero. Cabo: José Antonio Requena Pujalte.
